El 24 de julio de 1975 el diario La Segunda pasó a la historia de la infamia por titular en su portada «Exterminados como ratones», en referencia a 119 militantes de izquierda de la época, quienes -de acuerdo a lo que señalaron entonces publicaciones de prensa aparecidas en Argentina y Brasil- supuestamente habían fallecido a consecuencia de enfrentamientos en el extranjero.
Una noticia completamente falsa que respondía más bien a una maniobra de desinformación efectuada por agentes de la DINA fuera de Chile -la llamada Operación Colombo- y que tuvo eco en nuestro país a través de este medio de comunicación de derecha.
Una de las 119 era la funcionaria de la Policía de Investigaciones, Sonia Bustos Reyes (30), detenida el 5 de septiembre de 1974 en Santiago, y respecto de cuyo caso el ministro en visita extraordinaria para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, falló recientemente. El magistrado condenó a tres ex integrantes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) por su responsabilidad en el delito de secuestro calificado de Bustos.
Se trata de César Manríquez Bravo, Ciro Torré Sáez y Orlando Manzo Durán, quienes deberán purgar penas de 7 años de presidio, en calidad de autores del mencionado delito.
En el aspecto civil, el fallo condena al fisco a pagar la suma de $40.000.000 a cada una de las tres hermanas de la víctima.
El secuestro y la mentira de La Segunda
En la etapa de investigación, Carroza logró establecer que para entonces el alto oficial de Ejército, César Manríquez, estaba a cargo de la Brigada de Inteligencia Metropolitana, BIM. Esta organización estaba a su vez encargada de las Operaciones de la DINA en la Región Metropolitana y de la tristemente célebre Brigada Caupolicán. El 5 de septiembre de 1974 un grupo de sujetos de esta última organización detuvo en su domicilio de la comuna de Santiago a la militante demócrata cristiana vinculada al Movimiento de Izquierda Revolucionaria -MIR-, Sonia Bustos. En presencia de su madre y hermanas la subieron a un vehículo, «sin que existiera orden emanada de autoridad legítima y competente que la justificase», señala el fallo.
Fue vista por otros detenidos, entre ellos su hermana, en el centro de detención de calle José Domingo Cañas N°1367 en la comuna de La Reina, conocido como «Ollagüe», a cargo del oficial de Carabineros Ciro Torré Sáez, y en el Campo de Prisioneros Cuatro Álamos, cuyo jefe era el oficial de gendarmería Orlando Manzo Durán, ambos condenados por Carroza junto a Manríquez. En el último de esos recintos se vio a Bustos por última vez en el mes de octubre de 1974, «tras anunciar a otras detenidas que sería dejada en libertad, sin que a la fecha se tengan noticias de su paradero», apunta la sentencia de juez.
Carroza estableció que «existen antecedentes proporcionados por testigos acerca de las torturas y malos tratos a los que eran sometidos los detenidos por el personal de la DINA, a cuyo cargo se encontraban», por lo que -añade- «es dable pensar que la víctima mientras permaneció detenida recibió igual trato consistente en mantenerla con la vista vendada, muchas veces atada de pies y manos, en deficientes condiciones higiénicas, y sometida a apremios físicos y psicológicos».
Junto con ello, Mario Carroza se refirió al hecho de que el nombre de Sonia Bustos Reyes haya aparecido en la lista de los 119, estableciendo respecto a la Operación Colombo que «pudo determinarse, no solo en esta investigación sino en otras llevadas por otras víctimas, que ello correspondió a maniobras de desinformación efectuadas por agentes de la DINA en el exterior y que fueron tomadas con ese propósito en el país».