Este martes 29 de noviembre la Corte Suprema rechazó el recurso de amparo presentado por la defensa del exmiembro de la DINA, Cristián Labbé, en contra de la resolución adoptada por la Corte de Apelaciones el 4 de noviembre pasado, que lo sometió a proceso por los delitos de detención ilegal, secuestro y aplicación de tormentos al dirigente Cosme Caracciolo. El hecho ocurrió en marzo de 1975 en el campo de concentración de Rocas de Santo Domingo, en San Antonio.
En fallo dividido, la Segunda Sala del máximo tribunal rechazó la acción cautelar de Labbé por considerar que no hubo actuar arbitrario al dictar el auto de procesamiento en su contra, en calidad de autor de los mencionados delitos.
La resolución de primera instancia de la Corte de Apelaciones detalló que de acuerdo a los antecedentes y a las declaraciones indagatorias del propio Labbé y de Nancy Viedma Lorca, “existen fundadas presunciones para estimar que a estos les ha correspondido participación en calidad de autor a Cristián Labbé Galilea y de cómplice a Nancy Enriqueta Viedma Lorca en los delitos de Detención Ilegal, Aplicación de Tormentos y Secuestro con Grave Daño, en la persona de Cosme Segundo Caracciolo Álvarez”.
«Labbé era un buen torturador y un buen ‘profesor’”
Cabe recordar que tras su procesamiento, el 11 de noviembre el mismo tribunal porteño decretó la libertad provisional del excoronel del Ejército, luego del pago de una fianza de $50.000.
En conversación con El Ciudadano, Cosme Caracciolo se refirió entonces a la salida de Labbé desde el Regimiento Maipo de Playa Ancha, en Valparaíso. “Esa fianza no lo hace inocente”, apuntó el dirigente, señalando frente a esta decisión del tribunal que «tenemos una justicia para pobres y otra para ricos”.
Caracciolo profundizó en aquellos días en que estuvo detenido en Rocas de Santo Domingo, recordando que “los guardias, los celadores que nosotros teníamos, lo miraban como un superior y como un ejemplo al señor Cristián Labbé”. Agregó que escuchó en más de una oportunidad decir que “Labbé sí sabía hacer las cosas y las cosas que ahí se hacían era justamente torturar a las personas que habíamos”. “Si hablaban eso era porque Labbé era un buen torturador y un buen ‘profesor’”, apuntó.
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Daniel Labbé Yáñez