La bandera representativa de la reivindicación gay ondea en Costa Rica junto al Pabellón Nacional en la sede de la Presidencia de la República en el único país con religión oficial católica de todo el continente. Podría ser una paradoja, una provocación o una promesa de cambios, pero la inédita celebración de este sábado del Día Mundial contra la Homofobia es solo el último de los símbolos que abundan en el corto expediente del nuevo gobierno dirigido por Luis Guillermo Solís.
La bandera multicolor de la diversidad ha sido izada este viernes por la mañana en la sede del Gobierno, en el distrito josefino de Zapote (sureste del casco capitalino), y en los ministerios e instituciones descentralizadas estatales, incluido el Instituto de Pesca (Incopesca), dirigido por un sacerdote católico a quien Solís llamó al equipo de gobierno que enorgullece al mandatario por “ecuménico”, coordinado por un obispo luterano activista de causas sociales como la defensa de los derechos de los homosexuales.
Dirigentes del movimiento pro derechos de las personas no heterosexuales han participado en algunas de las izas, incluso algunos de quienes criticaron hace dos semanas al partido oficialista por intentar un acuerdo con sectores conservadores para elegir el directorio del Congreso, a cambio de ralentizar un proyecto de reconocimiento legal a parejas del mismo sexo. Ahora las críticas cunden en esos sectores conservadores dirigidos por religiosos pero compuestos por miles de costarricenses en este país de contundente mayoría católica y de creciente auge de iglesias protestantes, casi todas opuestas a reformas que atenten contra la doctrina moral cristiana.
“El objetivo es promover la tolerancia, repudiar toda forma de discriminación y decirle a los costarricenses que la Casa Presidencial es de todos”, argumentó ante la prensa la vicepresidenta de la República, Ana Helena Chacón, una de las principales activistas políticas del combate a la homofobia. Pero no todos lo entienden así. Diputados de varios partidos criticaron al Ejecutivo, aunque con palabras menos duras que dirigentes de iglesias cristianas, que con ironía dijeron esperar qué bandera izarán en Zapote cuando llegue el Día de la Biblia.
Otros ciudadanos van por su cuenta. “¡Quiten esa mierda, hijueputas!” gritó –según un funcionario de la Presidencia- un conductor que pasaba frente al edificio gubernamental, ahora que el propio Solís mandó a cortar los arbustos de laurel que funcionaban como muro visual, como lanzando una señal de transparencia. Más ciudadanos llegaron a la sede presidencial a criticar el nuevo gesto del gobierno de Solís, por considerar que el pabellón tricolor costarricense ya reúne a toda la población. Se lo dijeron al presidente en el portón, mientras otros lo felicitaban. La misma discusión (aunque con mayor voltaje) se generó redes sociales, un escenario clave para el triunfo electoral del 6 de abril y para gobernar en este cuatrienio, según los planes del oficialismo.
Solís promete impulsar la reforma legal de reconocimiento legal a las parejas homosexuales, pero ha aclarado que no sería bajo la figura del matrimonio. También se propone modificar la Constitución Política para eliminar la oficialidad de la religión católica e instaurar “un Estado laico, pero con Dios”. En su ceremonia de investidura, el 8 de mayo, por primera vez el programa excluyó una oración en boca de dirigentes de la iglesia Católica, aunque el gobernante sí quiso hacer su juramento con una Biblia en la mano. En ese mismo acto desfiló ante público y cámaras, como uno más en el equipo de gobierno, el ministro de Turismo con su pareja del mismo sexo, algo también inédito.
Son señales de cambios que Solís pretende alimentar. Una de ellas fue evitar la visita a la Basílica de Cartago, a donde miles peregrinan para ver la imagen de la Virgen de los Ángeles. No había querido correr a encomendarse, pero sí asistirá este domingo para la misa del mediodía. Lo anunció en el mismo acto de iza de la bandera multicolor. nunca vista en el asta presidencial. No faltan quienes reciben estas señales con desconcierto y no faltan quienes acusan de populismo a Solís, que lo rechaza.
“Debo trabajar por las costarricenses y los costarricenses. Si pierdo simpatías o popularidad en ese proceso, es parte de lo que exige el cargo. Yo no estoy aquí en un concurso de belleza”, ha contestado a preguntas de los periodistas, consciente del amplio apoyo popular que lo llevó al poder y también de la susceptibilidad de la opinión pública costarricense que espera repuestas rápidas a demandas de sectores diversos. Por ejemplo, hasta este viernes seguía en pie la huelga de maestros motivada por el atraso de tres meses en el pago de salarios de una parte del gremio.
La celebración del 17 de mayo como Día Nacional contra la Homofobia, a tono con la fecha mundial, se respalda en un decreto firmado en 2010 por el presidente Óscar Arias, en el cual ordenaba a todas las instituciones “difundir ampliamente los objetivos de esta conmemoración”.
Se cumplen ya, sin embargo, unos diez años desde que tomó fuerza la discusión sobre el reconocimiento de los derechos de los homosexuales. Numerosos actos simbólicos, manifestaciones y trámites judiciales han tomado parte en la década, sin que hasta ahora haya habido reforma legal alguna para que las parejas del mismo sexo puedan heredarse entre sí sin necesidad de testamento, asegurarse en la sanidad pública con el trabajo de uno de los dos o juntar el patrimonio de ambos miembros para solicitudes de créditos familiares, entre otras pretensiones.
Los directivos de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), sin embargo, están estudiando la factibilidad de establecer el derecho de aseguramiento de parejas del mismo sexo, por vía reglamentaria sin necesidad de votaciones en la Asamblea Legislativa, caja de resonancia del debate que ha alcanzado sus picos este viernes. “Admito que se ve fuerte esa bandera gay junto al Pabellón Nacional en la Casa Presidencial. Entiendo que se pongan ariscos”, dice una universitaria lesbiana que prefiere guardarse su identidad, “porque nadie en qué momento alguien sale del clóset de la discriminación”.