Mientras la mujer que empujó al Papa permanece ingresada por los problemas mentales que dicen que padece, sus fans crecen en Facebook. El foro social está en el punto de mira de las autoridades italianas.
Las anotaciones que van en la línea de «Susanna Maiolo, avergüénzate» están en clara minoría respecto a las que la ensalzan como una «heroína del progreso y la libertad».
«Ocurre con Susanna Maiolo en Facebook lo mismo que con el agresor de Berlusconi: un foro social que enaltece la violencia», denunció el senador Gentile.»Esperamos que los grupos en Facebook que ensalzan el gesto de Susanna Maiolo piensen en la estupidez que cometen al lanzar una iniciativa tan desagradable, la cual debe ser impedida y condenada», ha comentado el ministro para el Programa de Gobierno, Gianfranco Rotondi.
Los foros sociales de Facebook están en la mira de las autoridades italianas, que han abierto una investigación para que se dé el cierre de estos espacios en la red porque, según denuncian, promueven la violencia y la agresión a personalidades como ocurrió con el Papa y el jefe de gobierno Silvio Berlusconi.
El 13 de diciembre, al término de un mitin político, Berlusconi fue alcanzado en pleno rostro por un proyectil, una réplica en miniatura de la catedral de Milán, lanzado contra él por un hombre de 42 años en tratamiento desde hace diez años por trastornos mentales. Inmediatamente después de la agresión una página del sitio social en internet Facebook designó al agresor, Massimo Tartaglia, como un «héroe moderno», mientras otras tomaban partido en favor de Berlusconi.
POLÉMICA SOBRE LA SEGURIDAD
Entretanto, lo sucedido con el Papa ha reabierto el debate sobre las medidas de seguridad que le rodean. El portavoz del PDL en el Senado, Maurizio Gasparri, ha pedido que se extremen: «El Papa es un referente planetario por lo que demasiados locos y provocadores podrían sentirse tentados. Creo que son necesarias medidas excepcionales para cortar de raíz y de forma ejemplar cualquier tentativa. No hay ninguna locura que pueda justificar estos riesgos».
El Vaticano, sin embargo, se resiste a ‘blindar’ al Papa. Federico Lombardi, jefe de prensa de la Santa Sede, ha rebatido que «una seguridad total alejaría al Papa del pueblo y esto no estaría bien. No es posible controlar los documentos de todos los fieles, pero todos ellos pasan por el detector de metales. Maiolo ha dado muestras evidentes de desequilibrio mental. El problema, ahora, no es castigar sino curar».
El Vaticano añade que «el Papa desea acercarse a los fieles, estrecharles la mano, abrazar a los niños. Para asistir a la Misa del Gallo basta con hacer una petición a la Prefectura pontificia o acudir a la puerta de bronce para ver si aún quedan sitios disponibles. No puede haber un control nominativo. La Gendarmería no pierde jamás de vista al Pontífice y controla todo su entorno como lo demuestra que la mujer que ha conseguido llegar hasta él ha sido inmediatamente aplacada por el comandante Domenico Giani, director de los servicios de seguridad e inspector general del cuerpo de la Gendarmería Vaticana».
En el interior de San Pedro se encontraban en ese momento unos cincuenta gendarmes vaticanos más una treintena de miembros de la Guardia Suiza. La Santa Sede insiste en que la seguridad ha funcionado como debía y que con demasiada frecuencia los fieles se quejan del rigor con el que son tratados por los guardias suizos. De momento, el caso Maiolo está bajo la jurisdicción de la Santa Sede, en cuanto Estado soberano. En cuanto a si el Vaticano decidirá o no entregarlo a las autoridades judiciales italianas, «aún es pronto para decirlo».
Fuente: nuevatribuna.es