El ministro en visita Mario Carroza, quien tiene a su cargo las causas por violaciones a los derechos humanos, dejó en libertad y bajo custodia de sus familiares al coronel en retiro de la Fuerza Aérea Edgar Ceballos Jones, condenado por aplicación de tormentos con resultado de muerte del padre de la presidenta Michelle Bachelet, el general Alberto Bachelet Martínez.
La resolución del ministro Carroza se sustenta en los resultados de los exámenes aplicados al condenado Ceballos Jones en el hospital de Punta Peuco y la FACH. Los análisis fueron visados por el Servicio Médico Legal de Santiago. El coronel (r) se encontraba cumpliendo una condena de dos años, la cual se cumpliría a finales de este año.
La resolución del juez Carroza sostiene que «la evaluación psicológica y clínica psiquiátrica a que se le ha sometido por los peritos de Servicio Médico Legal, les permite estimar que Cevallos Jones presenta una demencia mixta, no es autovalente y las actividades diarias debe realizarlas con terceros, siendo su enfermedad severa e irreversible».
El dictamen agrega que «se declara que el condenado Edgar Benjamín Cevallos Jones no cumplirá la sanción privativa de libertad impuesta mediante sentencia ejecutoriada, por haber caído en enajenación mental, y será puesto en libertad y entregado a la brevedad a sus familiares bajo custodia».
«Impunidad biológica»
Respecto de la resolución, el abogado de derechos humanos, Cristián Cruz, señaló a El Ciudadano que «ha habido una serie de casos donde estos agentes se han hecho los locos, no en el sentido ciudadano sino que se hacen los dementes. Si efectivamente está loco o demente se debe entregar la libertad; pero estos tipos se han valido del poder para tener impunidad, durante 40 años se han abrigado en la impunidad».
El abogado añade que «ahora cabe preguntarse en qué falló el Poder Judicial o el Estado», respondiéndose Cruz: «Yo creo que en la connivencia del Poder Judicial de la época de la dictadura y las presiones políticas para darle beneficios a estos tipos». Todo este panorama, agrega, «logra que la impunidad biológica -vale decir, que se hagan viejos, mueran o caigan en demencia- alcance a los violadores de los derechos humanos».