La destrucción y descuido de parte del Estado que mantiene el Monumento a las Mujeres Víctimas de la Represión Política ha sido fruto de múltiples cuestionamientos de parte de las organizaciones feministas. Esta vez, la Red Chilena Contra la Violencia Hacia las Mujeres manifestó que el monumento en cuestión ya no parece un homenaje: «está destruido, rayado y sucio».
A través de una publicación en su web, las mujeres que integran la coordinadora señalaron que ya no quedan ni rastros de las luces que iluminaron el monumento y que es imposible interpretar el mensaje que contiene.
«Aquí está el espíritu de Nalvia Rosa, de Cecilia, de Carolina, de todas nuestras Marías, de todas esas vidas que ya tienen un lugar en nuestro corazón y que encontrarán un lugar en la historia de Chile. Aquí está el espíritu de ellas, que nos legaron tanto, y de quienes decidimos no callar ante la injusticia, la violencia, la corrupción; las que decidimos valorarnos y apoyarnos así no más tal como somos; las que decidimos vivir cada día con ganas, para que sepan los que quisieron doblegarnos que no lo lograron; para que sepan nuestras hijas e hijos que en gran medida la fuerza y el coraje de las mujeres, han hecho un poco más democrática, un poco más libre, un poco más amable la sociedad en que les ha tocado vivir».
Este es un extracto del discurso realizado en el marco de la inauguración del memorial, que fue levantado en 2006 con el objetivo de homenajear a las mujeres que lucharon contra la dictadura de Pinochet. «A las detenidas, las torturadas, las 72 desaparecidas, las 118 ejecutadas, a las que se organizaron en busca de sus familiares, a las que se articularon en pos de los derechos humanos», precisaron desde la Red.
En 1992 un grupo de mujeres decidió elaborar un proyecto de ley que pudiera otorgar protección al espacio donde se homenajearía a quienes lucharon contra el dictador. No obstante, la propuesta quedó dormida esperando tramitación en el Congreso.
«Sin embargo, la motivación de estas mujeres siguió intacta y al ver que no encontrarían apoyo por parte de las autoridades, decidieron buscar alternativas. Así fue como en 2003 formaron el Comité Mujeres en la Memoria. Durante tres años estuvieron buscando un lugar donde levantar el monumento. Su idea era que tuviera lugar en el Paseo Bulnes, que la memoria de estas mujeres mirara de frente a La Moneda, al poder y que la gente que pasara por ahí viera interrumpida su rutina por vestigios de una historia que sigue vigente», detallaron.
Después de 3 años obtuvieron autorización para levantar la obra, aunque ésta no se instaló en Paseo Bulnes, como se había pedido, sino que en una explanada sobre el metro Los Héroes. Lamentablemente, la inauguración del monumento coincidió con el funeral del dictador Pinochet, lo que provocó el desinterés de la prensa y de las figuras de La Moneda.
«A pesar de que el monumento fue ubicado en una de las avenidas más transitadas de Santiago, resultó ser un lugar solitario, poco iluminado y desconocido, que solo es visitado cuando las personas que se trasladan en metro se equivocan de salida. De ahí en adelante nada fue muy distinto. Ninguna corporación o entidad se comprometió a difundir su existencia en liceos y colegios. Tampoco se hicieron señaléticas que indicaran su presencia, ni siquiera un cartel informativo que diera datos de contexto, solo una pequeña placa a 40 cms. del suelo que tímidamente reza “Mujeres en la Memoria. Monumento a las Mujeres Víctimas de la Represión Política. 2006”. Ningún organismo se hizo cargo de su mantención ni de su visibilidad», detallaron.
Hoy, en pésimas condiciones, el monumento pareciera comunicar el tono invisible que la historia mantiene sobre las mujeres.
“Hay una cuestión cultural y educacional que tiene que ver con el valor de la memoria y en este caso, la memoria de los héroes masculinos está bastante bien resguardada en los textos de historia y en la educación formal, no así la construcción de la historia de las mujeres que es bien reciente y no tiene el mismo valor como construcción cultural y trayectoria histórica. Como nosotras ahora sabemos esto, nos conocemos en la ‘sin historia’, en la historia invisible», apuntó Sandra Palestro, del Comité Mujeres en la Memoria.