Ocho de cada diez mujeres y niñas nigerianas que llegan por el Mediterráneo a Italia son víctimas de tráfico con fines de explotación sexual y sus edades son cada vez más bajas, denunció hoy la Organización Mundial para las Migraciones (OIM).
La entidad lo ha constatado a través de los datos que ha recogido en puntos de desembarque y centros de recepción de inmigrantes durante los tres últimos años, coincidentes con la ola de refugiados e inmigrantes a Italia y Grecia por el Mediterráneo.
«Hemos registrado un aumento de llegadas de víctimas de trafico en estos tres años y sabemos que el 80 % de mujeres y niñas nigerianas son potenciales víctimas», dijo el portavoz de la Oficina de la OIM en Italia, Flavio de Giacomo.
Desde 2014, el número de mujeres y niñas de Nigeria que han desembarcado en Italia ha aumentado en un 600 por ciento, pasando de 1.454 casos en 2014 a 11.009 el año pasado.
En lo que va de 2017, más de 4.000 han llegado al país europeo, un 20 % más que en el mismo periodo de 2016.
Giacomo dijo que muchos de los casos que han detectado corresponden a jóvenes y niñas procedentes de una misma región en Nigeria y cuyas familias son convencidas de enviarlas a Europa por una mujer que las hace pasar por un rito de brujería.
«Son sometidas a un ritual vudú que las manipula psicológicamente. El viaje es supuestamente regalado por la mujer, que les promete trabajo como peluqueras en Italia y a veces las acompaña en el trayecto», explicó el representante de la OIM.
La gran mayoría de niñas no saben que terminarán siendo obligadas a prostituirse, no sólo en Italia o en otro país de Europa, sino en ocasiones a lo largo de su viaje, particularmente en Argelia y Libia, donde también son violadas a veces.
«No tienen la menor idea de a lo que van a enfrentarse y cuando llegan a Italia no quieren hablar con nuestro personal y contar lo que han sufrido porque siguen pensando que tendrán un trabajo», explicó Giacomo.
Los traficantes las aleccionan para que digan que son mayores de edad y sean enviadas a centros de recepciones abiertos, del que pueden salir libremente y encontrarse con los traficantes, que se las llevan para que paguen el viaje con lo que reciben por prostituirse.
«Allí son recogidas para prostituirse no sólo en Italia, sino también en España, Alemania, Francia o Austria», dijo Giacomo.