Este sábado 11 de junio falleció el ingeniero Sergio Moris Alfaro, activo luchador social en dictadura y democracia, recordado por la labor que durante 15 años llevó a cabo en la «liebre» que por entonces conducía entre Santiago y Mendoza, sacando e ingresando al país a dirigentes perseguidos por el régimen.
El golpe de Estado lo encontró como militante de las Juventudes Comunistas y dirigente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado. Menos de un mes había transcurrido de la acción militar cuando, impedido de volver a la UTE, se subió como chofer a una “liebre” en la capital. Una mañana hizo parar su «micro» un compañero de la dirección de la Jota. Fue en ese viaje que entre los dos idearon la «empresa» de transportes que se convertiría en «uno de los más seguros vehículos para entrar y sacar del país a dirigentes de la resistencia clandestina», recuerda el economista Manuel Riesco en una nota del Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda), en donde Moris trabajaba como investigador.
El capital para la quijotada fueron los ahorros de la madre de quien ocupó el lugar del acompañante aquel día. Tres semanas después de ese encuentro comenzaban los traslados, los que se llevarían a cabo hasta 1988. «La empresa de transportes Sergio Moris escribió en sus quince años de existencia varias de las páginas más heroicas de la lucha clandestina, fletando siempre sin novedad a los dirigentes más buscados, cuyo transporte entrañaba el mayor peligro, entre ellos algunos muy cercanos a Cenda», recuerda Riesco. De ahí que el centro de estudios decidiera otorgarle al ingeniero la distinción por Servicios Destacados al Pueblo de Chile.
«Sacó e ingresó al país a don Américo Zorrila, Jorge Insunza, Mireya Baltra, Gladys Marín, Guastavino, Yañez e incontables más. También ingresó al país a Hugo Fazio, quien estuvo clandestino en Chile durante 1982 y 1983», recuerda la abogada Carmen Hertz, quien agrega: «Fue un hombre muy noble y generoso, casi nadie supo nunca su aporte tremendo a la libertad».
Hertz recuerda el caso del ingeniero Jorge Canto, dueño de la casa donde vivía Víctor Díaz, secretario en la clandestinidad del PC. Tras un período de refugiado en diversas casas, Canto logró en agosto de 1976 salir en la «micro» de Sergio Moris, con pasaporte falso, disfrazado como uno más de los hinchas de la selección nacional de fútbol que este trasladaba. «Sergio hizo todo con gran cautela y valentía, sin despertar jamás sospechas», añade la abogada.
Manuel Riesco trae a la memoria también aquella vez en que Moris fue contactado por un alto dirigente de la Revolución Cubana para rescatar un embarque de medicinas indispensables para los niños de la isla, las que no podían llegar a destino debido al bloqueo económico de Estados Unidos. Con el chileno montado esta vez en un helicóptero, finalmente «el cargamento de medicamentos fue liberado y salvó las vidas de varios infantes cubanos», cuenta Riesco.
Peleándole a las AFP
Junto con su labor de investigador en Cenda, Moris participaba también del Movimiento Aquí la Gente, que lleva años instalado en la esquina de Ahumada con Huérfanos en Santiago, informando y recolectando firmas en contra del sistema de AFP. Una labor en terreno que él también desempeñó como uno de sus principales oradores y dirigentes.
«Los dueños de las AFP ganan por todas partes. Esta fue una hermosa máquina de saqueo. De eso se trata, saquear», señalaba en una entrevista en agosto de 2012 el ingeniero en la carpa ubicada en el centro de Santiago. «Pero la gente se está dando cuenta, porque ya ha crecido la población. Antes le decían espere que se desarrolle el sistema, pero el sistema ya cumplió 33 años y la gente se está dando cuenta que no sirve, así es que hay que volver al sistema antiguo», agrega en el registro.
Es este activo y permanente compromiso social el que ha sido profusamente destacado por quienes conocieron al fallecido ingeniero, principalmente su heroica acción a bordo de su «liebre». «La nobleza, generosidad, valor, fuerza y notable destreza e ingenio de Sergio Moris para enfrentar las situaciones más difíciles se desplegaron en forma espléndida en el momento más duro del pueblo de Chile», escribió Manuel Riesco.
Por Daniel Labbé Yáñez