La noche de este martes, en el espacio que el periodista Fernando Paulsen comparte con el analista internacional Raúl Sohr en Última Mirada de Chilevisión, se abordó el hallazgo en Estados Unidos de un ex criminal de guerra nazi que exterminó a 44 personas en una aldea en Polonia.
El periodista puso el énfasis en que al enterarse de la ubicación del criminal, de nombre Michael Karkoc, Polonia está exigiendo ahora -«no importándole que tenga la edad que tiene ni tampoco su estado de salud», destacó- su extradición para poder juzgarlo. El ex oficial de origen ucraniano tiene 98 años y padece Alzheimer.
En ese contexto, Sohr apuntó que «acá se está dando la misma discusión de que ‘no, están viejitos, están enfermos’ y bueno, ya sabemos cómo han fingido demencia, cómo se han declarado seniles y ha sido una burla». Luego de esto, sin mencionarlo, el analista citó el caso chileno más emblemático, el de Augusto Pinochet, para plantear que «se burlaron de los británicos, se burlaron acá, entonces uno tiene una tremenda suspicacia cuando se dice que tiene Alzheimer. Habrá que verificar exactamente qué nivel de Alzheimer tiene».
Tras la intervención de Raúl Sohr, Paulsen tomó la palabra para manifestar su posición sobre este debate y señaló: «Respecto de qué pienso yo de una persona que, por ejemplo, está en la condición de él (Michael Karkoc) con Alzheimer y -qué sé yo- en la cárcel, tengo la impresión de que lo que se castiga es a una persona que está consciente del castigo; en el momento que la persona deja de estar consciente del castigo y pasa a ser solamente un cuerpo, inanimado, o un cuerpo básicamente sin razón, sin conciencia de sí mismo, ya no estás castigando a la persona que castigaste y por lo tanto yo no tendría, por ejemplo, ningún problema en que esa persona pudiera incluso ir a morir a su casa, tranquilamente».
El conductor de Última Mirada continuó su argumentación agregando que «el hecho que quiere la Justicia y el Estado demostrar en todas partes es que se hizo justicia, que la persona entró; una vez que la persona está en un grado de Alzheimer brutal o está terminal, y ya no tiene una conciencia real de su situación, francamente la cosa se convierte en un acto de crueldad».
Una posición que no compartió del todo Sohr, quien replicó: «Es cierto, estoy totalmente de acuerdo contigo, salvo que me molesta y encuentro injusto cuando en forma hipócrita, cínica muchas veces, se dice ‘pobrecitos, están engrillados a las camas’. Pero, bueno, cuando uno sabe las atrocidades que ellos cometieron con otras personas, con plena conciencia, cómo separaron a seres queridos, cómo asesinaron, cómo torturaron, y no tuvieron ningún remilgo, entonces en venir a invocar estos principios hay algo de oportunismo».