Uso desproporcionado de la fuerza, asesinatos a civiles que quedan impunes y serias falencias en investigación son sólo algunas de las facetas de Carabineros de Chile. Pese a que la institución es la que más recibe dinero de todas las que integran el aparato punitivo estatal, analistas señalan que es tiempo de un cambio a fondo.
En un video que circula por Internet titulado “Cómo reconocer a un encapuchado”, el general José Luis Ortega, Jefe de la Zona Metropolitana de Carabineros, al hacer la descripción de quienes cubren sus rostros en las manifestaciones, relató: “¿Cómo se visten?…jeans, jeans, jeans -mientras muestra una imagen ampliada de un grupo de jóvenes protestando- zapatillas, zapatillas… ¿se da cuenta?”. Agregó que “si ven que viene una persona con estas características, aunque no lo conozcan, aunque no lo hubiesen visto nunca, saben que pertenece a su grupo”. El video bordea los mil comentarios y fue el hazmerreír en las redes sociales. El protagonista, después, asumió como Subdirector de la institución.
La anécdota refleja la situación actual de la policía uniformada. Pese a que los últimos gobiernos fueron dadivosos en dotar de recursos a la policía uniformada, sus resultados en el control del orden público, evitar la delincuencia y en tareas de inteligencia policial, no se acercan siquiera a la efectividad.
Carabineros se lleva el 42,6% del gasto público en seguridad. Cifra muy superior al 11,7% de la Policía de Investigaciones (PDI); el 6% que mantiene el Poder Judicial o el 7,5% del Ministerio Público. En el presupuesto nacional del 2011, Carabineros se llevó 695.390.773 de pesos.
Pese a lo abultado de la cifra, los resultados no son los esperados. La Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) indicó que entre el 2010 y 2011 hubo un aumento de 3 puntos de los hogares en que alguno de sus miembros fue víctima de un delito. Pasó de un 28,2% a un 31,1%. En tanto, las víctimas personales de un delito alcanzan el 9,8% de la población.
¿En qué situaciones se concentra el accionar de Carabineros? Los datos del 2010 muestran que pese a que el robo con fuerza es el delito con más denuncias (200.299 en el año), el mayor número de detenidos es por infracción a la Ley de Drogas, lo que afectó a 74.945 personas, la gran mayoría por porte y consumo. En cambio, los aprehendidos por robo con fuerza suman 15.540 individuos, es decir 4,2 veces menos que los detenidos por drogas.
El analista en seguridad pública, Ibán de Rementería destacó que “la seguridad ciudadana depende estructuralmente de las políticas sociales, disminuir pobreza y sobre todo desigualdad. La respuesta punitiva no sirve porque no tiene capacidad disuasiva o de prevención general penal”. Es decir, parte de la ineficacia que radicaría en las funciones de la policía.
LA INTELIGENCIA DE CARABINEROS
La reciente absolución de todos los imputados por el Caso Bombas no sólo fue un bochorno para la Fiscalía y el Ministerio del Interior. También dio cuenta de que la Dirección de Inteligencia de Carabineros (Dipolcar) da palos de ciego.
Organizada en 1974, el segundo al mando de la Dipolcar, Sergio Escobar Berríos, quien lleva 29 años de servicio, nueve dedicados a labores de Inteligencia, fue presentado como testigo clave por la Fiscalía. Consultado por los abogados defensores de los imputados del Caso Bombas, dijo no tener idea de la orientación ideológica del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y del Mapu Lautaro.
Además de la ignorancia, escándalo provocó que nueve peritos que aparecieron firmando informes del Laboratorio de Criminalística de Carabineros, negaron haberlos hecho.
Mauricio Daza, abogado defensor de uno de los imputados, dijo que “desde la dictadura no hay una renovación del personal a cargo de realizar las labores de Inteligencia. Fue formado en esa época y operan bajo la misma lógica. Así, cualquier problema de seguridad la Dipolcar lo atribuye a una organización terrorista, con liderazgos, un mando vertical y compuesta por células. Automáticamente se señalan a los integrantes de dicha supuesta organización como ex frentistas o ex lautaristas. Es una respuesta automática de las policías”.
Por Mauricio Becerra
El Ciudadano
Publicado en El Ciudadano nº 127, segunda quincena junio 2012