El lunes 5 de octubre funcionarios de Gendarmería iniciaron una paralización. Un mecanismo de presión ante un petitorio que busca solucionar problemas en los ascensos y carrera funcionaria, reconocimiento de la Escuela Institucional por parte del Ministerio de Educación, incentivos para trabajadores de alta y mediana complejidad y, principalmente, el cumplimiento por parte de la Presidenta Michelle Bachelet del anuncio del 23 de enero de este año, en donde se comprometió a un aumento en la dotación de 4.500 funcionarios, entre otras demandas. Hoy están movilizadas 16 unidades penales, sumando a más de 12 mil funcionarios paralizados.
Conversamos con César Pizarro, Presidente de la ONG 81 Razones e integrante del Observatorio Social Penitenciario, que reúne a esta y otras agrupaciones, como “Nuevos horizontes”, “Marco en libertad” y “Confrapeco”, entre otras. Una instancia que nació del trabajo de alrededor de 5 años de seguimiento de las condiciones carcelarias de los reos, así como del actuar de la institución de Gendarmería y sus integrantes.
¿Qué opinión tienen de la movilización de los funcionarios de Gendarmería?
A pesar de que están en todo su derecho de poder protestar y reclamar las cosas que ellos como institución creen que son falencias del Estado, me parece que lo primero que debiera hacer Gendarmería es poder buscar la forma de ellos sanarse ante la sociedad y ante los reos que han torturado sistemáticamente, de toda la vida, desde que está creada Gendarmería. Debieran buscar la sanidad institucional para poder rehabilitarse ellos y para que ahí recién puedan rehabilitar o ayudar a la reinserción de los presos, para poder ser personas para re-socializar a otras personas. Creo que ese es un punto de los más importantes; poder levantar los departamentos de derechos humanos, de asesorías, de orientación familiar. O sea, que Gendarmería cumpla el propósito para el que está dispuesto por las leyes del Estado.
Sobre una de las principales demandas, ¿creen que el aumento de gendarmes que se está exigiendo mejoraría las condiciones al interior de las cárceles?
Si ellos están pidiendo que se aumente en 4.500 los funcionarios, yo creo que igual están un poco equivocados, porque cuando nosotros entramos a un recinto penal –como yo lo hago cada cierto tiempo- hay 7 funcionarios jugando con el celular, jugando con la luma, conversando; en la oficina está lleno de gendarmes sentados. O sea, si ellos mismos dicen que hay 13 mil o más funcionarios paralizados y siempre reclaman que hay 2 gendarmes por cada 100 reos y son 50 mil, los números no nos cuadran. Ellos se quejan de que no tienen gente para poder controlar a la población penal, pero cuando hay un supuesto motín aparecen 20, 30, 50 funcionarios con lumas para accionar contra los reos; pero cuando tienen que cuidar, abrir un candado en caso de incendio, no hay nadie. Como pasó hace poco en Valparaíso, cuando les rompieron la cabeza a más de 40 internos en el Módulo 105, donde estaban los funcionarios a la par, atentos, con el palo, con las escopetas, rompiendo cráneos.
Los gendarmes también están pidiendo ascensos, carrera funcionaria…
La mayoría de la gente que está apareciendo en televisión, hablando de derechos humanos, como el señor (Alberto) Figueroa (vocero Asociación Nacional de Oficiales Penitenciarios), tienen fichas por torturadores y golpeadores de reos. O sea, ¿qué estamos esperando: que funcionarios que han torturado a personas, que han abusado del poder que les da el Estado, estén buscando ascensos laborales? Me parece un poco descabellado. Ellos saben que nosotros conocemos con nombre, apellidos y cargo a las personas que torturan a los reos y que ahora se corrieron de su cargo de torturador al de dirigente sindical. Yo no tendría cara para estar saliendo en la televisión si antes yo abusé de mi poder.
¿Qué han podido observar ustedes al interior de los recintos penales?
Cuando nosotros entramos a un recinto penal hay mucha gente que no está haciendo nunca nada. Si uno va a una visita de gente presa no te atienden, te demoras, alcanzas a estar 15 minutos, media hora con tu familiar, porque no hacen la pega. Entonces, ¿qué exigencia tienen? Y pobre del que les reclame, porque te castigan o no te dejan entrar. Además, si quieren más gente tampoco tienen la infraestructura para poder recibir más dentro de un recinto penal. ¡Si están hacinados, dónde van a meter más gente! Si ellos también están presos como los presos, pero éstos están en contra de su voluntad, mientras que el gendarme aceptó serlo. Él quiso meterse a un sistema que sabe que está en decadencia hace muchos años en Chile.
Por Daniel Labbé Yáñez