El femicidio en Chile no es lo que crees. Hay mucho más

Te apuesto a que si te pregunto por lo que es el femicidio, vas a responder que se trata del asesinato de una mujer por su pareja. En una pequeña porción de la realidad, tienes razón. Sin embargo, existen muchas otras formas de femicidio que en Chile no se consideran como tal y hay muchas mujeres que son asesinadas, cuyas muertes no tienen justicia. Hablemos del tema.

El femicidio en Chile no es lo que crees. Hay mucho más

Autor: Ángela Barraza

femicidio

Históricamente, la violencia contra mujeres y niñas, en Chile, estuvo naturalizada (y lo sigue estando en ciertos aspectos) en sus múltiples formas. Desde la agresión verbal (que va desde el «guachita, presénteme a su ginecólogo pa chuparle los deos» hasta el «fea culiá, me day asco»), pasando por los golpes (que comprenden empujones, patadas, combos, cachetadas y el lanzamiento de objetos), hasta la violación (que incluye los episodios donde el carrete es muy bueno, se cura la amiga, te calientas y sin su consentimiento te metes en su cama, la manoseas y -si todavía no estás tan borracho y se te para el pico- se lo metes)  y el asesinato. Esto todavía sucede con más frecuencia de lo que imaginamos y lo que quisiéramos. En las sociedades modernas -que es como queremos vernos como país en la fantasía ilusa de los «jaguares de latinoamérica»-, estas prácticas de violencia de género, tienden a esconderse ya que, como idiosincrasia, seguimos viendo estas conductas como «concernientes al ámbito de lo privado» y, por lo mismo, son discusiones que cuesta instalarlas dentro del discurso público.

Una cosa es hablar de «otros» pero la violencia hacia la mujer es muy transversal. Quizás demasiado. Y mientras no aparezcan mujeres que sean capaces de darse cuenta y de reconocer que lo que ocurre al interior de sus familias o de sus círculos de amistades, no son «peleas normales» o «carretes que fueron demasiado lejos» y que son víctimas de episodios que corresponden a episodios de violencia, no podemos avanzar en espacios reales de conquista de derechos.

Lo que quiero decir es que, mientras no seamos capaces, las mujeres, de darnos cuenta de que estamos siendo víctimas, difícilmente alguien más tome la decisión por nosotras.

Y hay que reconocerlo. Esto de que estamos en una sociedad igualitaria, en realidad es pura mierda ya que «en el nombre del amor» hasta las mujeres más brillantes y empoderadas aguantan barbaridades dignas del oscuratismo medieval de las sociedades más puritanas, en donde la mujer cumplía únicamente una función reproductora o era un sujeto provocador de lascivia que merecía arder en el infierno.

No es nada de poco común saber de mujeres, cuya vestimenta es controlada por sus parejas, que son protagonistas de discusiones del terror, que maquillan partes de su cuerpo para esconder apretones y moretones que no surgieron producto de una cacha monumental en el ring de cuatro perillas, sino que se los produjo la escalera abusadora mientras le decía que era una puta, o los puños del mueble de cocina que se cayeron sobre ella mientras iba a buscar una olla por incompetente. Sin embargo, la agresión está todavía más instalada en nuestra sociedad y nuestros agresores no son únicamente las parejas, los convivientes, los pololos, padres o hermanos. Diariamente, las mujeres medianamente guapas somos víctimas en nuestro desplazamiento público de una serie de hombres que no nos conocen, pero que se sienten con la más absoluta de las libertades de hacenos ver cómo se frotan o agarran el pico, nos sacan la lengua y se las pasan por los labios, nos cuentan cómo nos imaginan puesta y haciendo felaciones o recibiendo por el culo la verga de ese mismo sujeto que sólo por verbalizar semejantes boludeces, ya lo vuelve detestable. Hay otros que llegan más lejos que, al nosotras recibir malamente estos «piropos» y escupirles un «conchetumadre» se sienten con la libertad de ofendernos públicamente y denostarnos e incluso de ofrecenos sacarnos la chucha por maracas. También, en espacios reducidos y de gran afluencia de gente, se frotan con nosotras y nos tocan. Más encima nos hacen sentir culpables por ser lindas o vestirnos provocativas porque de verdad creen que lo hacemos para ellos.

minifalda o pantalón

Incluso en nuestros sitios de trabajo, constantemente tenemos que aceptar y con la mejor de las sonrisas que nos digan güeás en doble sentido, que nos sugieran «ir pal fondo», que nos pidan que vayamos con mini o que el escote sea un poco más generoso la próxima vez, todo esto bajo la forma idiota de la complicidad laboral y todo queda «a lo amigo». Pura mierda.

Para qué hablar del acoso en redes sociales, donde sujetos que se mearían en los pantalones sólo de hablarnos, se sienten con toda la libertad de escribirnos chats privados para contarnos que somos hermosas, que les gustaría vernos, que soñaron con nosotras, nos cuentan sus más patéticas reflexiones como si no tuviéramos nada mejor que hacer, como por ejemplo, trabajar, y terminan insinuándose y en el peor de los casos, invitándote a una webcam para que los veas masturbarse. WTF!

Todas estas conductas alienan a cierta clase de hombres que viven quién sabe qué limbo a hacer atrocidades que, pocas veces se mediatizan como lo que son y, lamentablemente la prensa no ha sido un espacio que contribuya en su máxima expresión a que esto deje de suceder y deje de concluir en su máxima expresión, que es el femicidio.


Hablemos de feminicidio

maltrato femme

En nuestro largo y angosto Chile, se considera como femicidio el episodio en el que una mujer es asesinada por el pololo, la pareja, el cónyuge o marido, el amante, una ex pareja o cualquier otro sujeto con el que la víctima haya tenido un vínculo de intimidad. Nada más.

Para graficar más claramente lo anterior, les cito la ley promulgada y publicada Nº 20.480 sobre femicidio:

“Impide que se configure la atenuante de haber actuado por arrebato y obcecación cuando el autor hubiere sido condenado por violencia intrafamiliar contra la víctima, en casos como el homicidio, secuestro, robo, violación abusos deshonestos, entre otros.

Sanciona como parricida, con pena de hasta presidio perpetuo calificado, a la mujer de muerte a cónyugue, ex cónyugue, conviviente y quienes tengan lazos afectivos de otro tipo.

En el caso de que sea un hombre el autor, la pena es la misma, pero el delito se configura como de “femicidio”.”

Sin embargo el tema del femicidio o feminicidio, es considerablemente más extenso y complejo y, como en nuestro país no se considera el femicidio en su amplio espectro, día con día, mujeres mueren en Chile en circunstancias que no entran en los procesos por femicidio, por lo que los victimarios  y sus procesos judiciales siguen otros conductos que, lamentablemente no le hacen justicia a las víctimas.

Estando así las cosas, nuestra legislación vigente “favorece”, a quienes cometen acciones violentas en contra de las mujeres.

Sabemos que Chile es un país machista. Lo intuimos; sin embargo, creo que no somos capaces de magnificar realmente la problemática del femicidio y, para avanzar un poco en esta materia, es fundamental que nos vayamos relacionando, al menos conceptualmente, con los diferentes tipos de femicidio. Así, podemos hacernos una idea de cuántas mujeres son asesinadas y están quedando fuera de los registros, impidiendo, de esta forma que tomemos una conciencia real de la magnitud de lo que está pasando en Chile en relación a esta materia, y por lo tanto, no podremos avanzar.

Vamos por partes:

La definición de femicidio es la siguiente:

-Es el conjunto de delitos de lesa humanidad que contienen los crímenes, los secuestros y las desapariciones de niñas en un cuadro de colapso institucional. Se trata de una fractura del Estado de derecho que favorece la impunidad. Por eso el feminicidio es un crimen de Estado.

Es preciso aclarar que hay feminicidio en condiciones de guerra y de paz.

– El feminicidio sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales agresivas y hostiles que atentan contra la integridad, el desarrollo, la salud, las libertades y la vida de las mujeres.

– En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, maltrato, abuso, vejaciones y daños continuos contra las mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas.

Como podemos ver, los feminicidas no se reducen únicamente al espectro de la relación íntima. Pueden ser conocidos y desconocidos. Pueden ser profesionales u ocasionales. Pueden ser amigos, enamorados, acosadores, etc.

feminicidio

Le dejo a continuación una lista detallada con los diversos tipos de femicidio que pueden darse y que nuestra legislación actual no contempla:

FEMINICIDIO ÍNTIMO

Es el asesinato cometido por un hombre con quien la víctima tenía o había tenido una relación o vínculo íntimo: marido, exmarido, novio, exnovio o amante. Se incluye el supuesto del amigo que asesina a una mujer -amiga o conocida- que rechazó entablar una relación íntima con este. Este es el único caso que se considera como femicidio en Chile y la lista con los nombres de víctimas que son asesinadas en estas circunstancias son las únicas que figuran en el SERNAM. Obviamente, esto impide que logremos dimensionar realmente el problema real del femicidio y la violencia de género en nuestro país. Sin embargo hay mucho más

FEMINICIDIO NO ÍNTIMO

Aquel asesinato cometido por un hombre desconocido con quien la víctima no tenía ningún tipo de relación: agresión sexual que culmina en asesinato de una mujer a manos de un extraño. También consideramos feminicidio no íntimo el caso del vecino que mata a su vecina sin que existiera entre ambos algún tipo de relación o vínculo.

FEMINICIDIO INFANTIL

El asesinato de una niña hasta los 14 años de edad cometido por un hombre en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que le otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la niña.

FEMINICIDIO FAMILIAR

El asesinato se produce en el contexto de una relación de parentesco entre la víctima y el victimario. El parentesco puede ser por consanguinidad, afinidad o adopción.

FEMINICIDIO POR CONEXIÓN

Cuando una mujer es asesinada “en la línea de fuego” de un hombre que intenta o mata a otra mujer. Puede tratarse de una amiga, una parienta de la víctima, madre, hija u otra; o una mujer extraña que se encontraba en el mismo escenario donde el victimario atacó a la víctima.

FEMINICIDIO/FEMICIDIO POR PROSTITUCIÓN

Es el asesinato de una mujer que ejerce la prostitución cometido por uno o varios hombres. Entran en esta tipología los casos en los que él o los victimarios asesinan a la mujer motivados por el odio y la misoginia que despiertan en estos la condición de prostituta de la víctima. Los casos también conllevan la carga de estigmatización social y justificación del feminicidio por prostitución en la mente de los asesinos: “se lo merecía”; “ella se lo buscó por lo que hacía”; “era una mala mujer”; “su vida no valía nada”.

FEMINICIDIO/FEMICIDIO POR TRATA

La muerte o el asesinato se produce en una situación de sometimiento y privación de la libertad de la mujer víctima en situación de “trata de personas”. Por trata entendemos -tal como lo señala la ONU- la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de mujeres y niñas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, ya sean rapto, fraude, engaño, abuso de poder o la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de la o las mujeres y niñas con fines de explotación. Esta explotación incluirá, como mínimo, la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.

FEMINICIDIO/FEMICIDIO POR TRÁFICO

El asesinato de la mujer víctima se produce en una situación de tráfico ilegal de migrantes. Entendemos por tráfico -tal como lo señala la ONU- la facilitación de la entrada ilegal de una mujer en un Estado Parte del cual dicha mujer no sea nacional o residente permanente, con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden material.

FEMINICIDIO/FEMICIDIO TRANSFÓBICO La víctima del asesinato es una mujer transexual y el o los victimarios la matan por su condición o identidad transexual, por odio o rechazo de la misma.

FEMINICIDIO LESBOFÓBICO La víctima del asesinato es una mujer lesbiana y el o los victimarios la matan por su orientación o identidad sexual, por el odio o rechazo de la misma.

FEMINICIDIO/FEMICIDIO RACISTA El asesinato cometido contra una mujer por su origen étnico o sus rasgos fenotípicos, por odio o rechazo hacia los mismos.

FEMINICIDIO/FEMICIDIO POR MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA Cuando la mutilación genital que se practica a una mujer o niña acaba con la vida de ésta. Nos basamos en la definición amplia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. Esto incluye: – Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris. – Excisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin excisión de los labios mayores. – Infibulación: estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.

ASESINATO/FEMINICIDIO SIN DATOS SUFICIENTES

Esta categoría la hemos creado para poder dar seguimiento al caso de la muerte violenta de una mujer del que no contamos con datos suficientes para clasificarlo como algún tipo de feminicidio o asesinato pero existe la confirmación de que la víctima fue asesinada.

FEMINICIDIO/FEMICIDIO SEXUAL SISTÉMICO

El feminicidio sexual es el asesinato de mujeres que son secuestradas, torturadas y violadas. Sus cadáveres, semidesnudos o desnudos son arrojados en las zonas desérticas, los lotes baldíos, en los tubos de desagüe, en los tiraderos de basura y en las vías del tren. Los asesinos por medio de estos  actos crueles fortalecen las relaciones sociales inequitativas de género que distinguen los sexos: otredad, diferencia y desigualdad. Al mismo tiempo, el Estado, secundado por los grupos hegemónicos, refuerza el dominio patriarcal y sujeta a familiares de víctimas y a todas las mujeres a una inseguridad permanente e intensa, a través de un período continuo e ilimitado de impunidad y complicidades al no sancionar a los culpables y otorgar justicia a las víctimas. Se divide en las subcategorías de organizado y desorganizado y toma en cuenta a los posibles y actuales victimarios.

Feminicidio sexual sistémico desorganizado

El asesinato de las mujeres está acompañado -aunque no siempre- por el secuestro, tortura, violación y disposición del cadáver. Los asesinos, presumiblemente, matan por una sola vez, en un período determinado; y pueden ser hombres desconocidos, cercanos o parientes de las víctimas que las asesinan y las depositan en parajes solitarios, en hoteles, o en el interior de sus domicilios.

Feminicidio sexual sistémico organizado

El asesinato de las mujeres está acompañado por el secuestro, tortura, violación y disposición del cadáver. Los asesinos pueden actuar como una red organizada de feminicidas sexuales con un método consciente y sistemático a través de un largo e indeterminado período, dirigido a la identidad de sexo y de género de las niñas/mujeres.

(Información disponible en http://feminicidio.net )

nadia alvarez pacheco

 

En el año 2013, según el estudio realizado por el Observatorio de igualdad y género de América Latina y el Caribe (OIG) de la Cepal, Chile estaba en el 4° lugar en cantidad de femicidios, superado por Perú, Colombia y República Dominicana. De las 466 muertes de mujeres, ocasionadas por sus parejas o ex parejas, en 12 países de la región, habían sucedido 40 casos de femicidios.

En 2014 sucedieron en total, 40 casos de femicidio, tipificado como tal, bajo las condiciones del Femicidio Intimo. Desconocemos cuántos otros casos de femicidio en otras circunstancias sucedieron.

En 2015, los casos aumentaron a 45

Pensemos ahora, si se incluyeran en las estadísticas el universo de mujeres que han muerto de acuerdo a las situaciones mencionadas anteriormente, que incluyen otras tipificaciones de femicidio, que no son el directo. ¿Cuántos nombres de mujeres asesinadas habría que aumentar en las listas?

Ante lo anterior debo agregar a la discusión el tema de la violencia en la que mueren estas mujeres. Algunas han sido asesinadas junto a sus hijos, han sido quemadas vivas, sin posibilidad de auxilio; algunas han sido degolladas, apuñaladas, asfixiadas. En muchos de los casos, los cadáveres son ocultados. En otros, los hijos las encuentran y los asesinos, si no se suicidan, están presos, dejando a esos niños a merced de sus propias vidas y tramas en la enajenación de sus familias. Es una cagada de proporciones mayúsculas y el Estado no se está haciendo cargo de manera efectiva o, al menos, no está avanzando en esta materia, a pesar de los esfuerzos de la ministra Pascual.

Otro punto que hay que tomar en cuenta es el rol de los medios de comunicación en este mambo. “La mató por celos”; “crimen pasional”; “mujer muere apuñalada” (no se dice asesinada); “El hombre era un celópata” (en contadas oportunidades se habla de delincuente o de asesino). Este tipo de afirmaciones no hacen más que disfrazar la situación de la que se está hablando. A esto además, hay que sumar el hecho de que los medios informativos se van a la espectacularización del evento; de esta forma, la información va siendo consumida por el lector-espectador y entonces, lejos de tomar conciencia del fenómeno, se va naturalizando.

Para qué vamos a hablar de la objetuación de la mujer y de las publicidad sexista que en Chile sobra y en términos legislativos nadie se hace cargo de las muertas.

Con el tiempo, los nombres se olvidan y a poco y ya nadie las recuerda.

En los primeros días del 2016 -el 2 de enero- se registró el primer femicidio. Claudia González Ovalle, de 36 años, fue asesinada a golpes por su pareja y en presencia de uno de sus tres hijos. El chiquito sólo tiene 5 años. Todo esto ocurrió en la comuna de Recoleta, en Santiago.

Este tema, lejos de estarse superando, no está siendo problematizado a conciencia en nuestra cultura y los números aumentan. Nuestra justicia se va haciendo cargo de casos específicos y nada más. Entonces, por el momento, no nos queda más que intentar informar e instalar conceptos comunes, mientras seguimos contando cuerpos y esperamos que no nos toque a una de nosotras o de nuestras más cercanas.

Me pillas en Twitter: @AngelaBarraza


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