Osama admitió que durante todo su recorrido él o su hijo habrían podido morir «con mucha facilidad». «Este sentimiento estuvo presente en todo momento. Pensaba siempre… Mi hijo pudo morir», dijo el refugiado al rotativo español.
«El viaje fue agotador y muy estresante. Muy difícil y peligroso», admitió Osama.
«La patada de la periodista fue inquietante y dura… Mi sensación fue de sorpresa. Y después dolor cuando vi el miedo y el pánico en la cara de mi hijo… Mi hijo lloró durante dos horas. Estaba aterrado. Tras ello nos tomaron las huellas digitales, nos amenazaron con la cárcel…», contó Osama su reacción a la zancadilla de Petra Laszlo.
El refugiado destaca que ahora sueña con reunir a toda su familia en suelo europeo.
Osama al Ghadab vivía en la ciudad siria de Deir ez Zor y fue entrenador del equipo de fútbol más importante del país, el Al Fotuwa SC. Tras la llegada de los terroristas del Estado Islámico a su ciudad, la vida se hizo imposible y Osama, como muchos otros sirios, se vio obligado a huir junto con su hijo en busca de seguridad.
En la ciudad húngara de Roszke, en la frontera con Serbia, centenares de refugiados, entre ellos Osama y su hijo, estaban siendo perseguidos por la Policía del país cuando la camarógrafa Petra Laszlo, de la cadena húngara N1TV, le hizo una zancadilla.
El video de lo ocurrido se hizo viral y despertó una avalancha de críticas. Tras el incidente, N1TV anunció en su página de Facebook que Laszlo había sido despedida.