Buscar. A veces una palabra resume una vida. Un verbo contiene y abraza los años finitos en que nuestros pies marcan el mundo, dejando huellas y buscándolas, también. Es este verbo el que resume la vida y accionar de las mujeres (y algunos hombres) que integran la Agrupación de Familiares de Ejecutados y Detenidos Desaparecidos Políticos de Calama (AFEDDEP).
Aunque hace varios años que dejaron de “barrer” la pampa, los pocos fragmentos que allí encontraron de sus familiares, amados y recordados, restos de restos de restos óseos, caídos de una retroexcavadora de cuatro uñas cuando los militares removieron de allí los cuerpos de los 26 hombres fusilados por los asesinos de la funesta “Caravana de la Muerte”, -representantes del Estado y del Ejército de Chile-, encabezada por Sergio Arellano Stark, en su paso por Calama, siguen “hablando”. Con nuevas técnicas, este año el laboratorio GMI de Austria logró identificar los restos de 18 de ellos. Entre éstos, dos personas que no habían podido ser identificadas hasta ahora: Sergio Ramírez Espinoza y Víctor Ortega Cuevas.
Así, el 4 y 5 de noviembre tendrán nuevamente un velorio y funeral, y 23 restos de restos de restos óseos volverán a viajar al extranjero para tratar de lograr su identificación (hay cuatro hombres de los cuales aún no se ha identificado ningún fragmento). Una búsqueda que parece no tener fin, como aquella por la verdad y la justicia que, si bien aparece por estas fechas en los discursos de los políticos, no se ve en actos concretos.
Actos concretos y significativos son, en cambio, los que organiza cada año esta agrupación, de mujeres (y algunos hombres) incansables y valientes para recordarlos y homenajearlos, contando sus historias, exponiendo sus búsquedas –porque es un tema que nos atañe a todos- y su impresionante capacidad de resiliencia, rezando, encendiendo velas, gritando sus nombres, portando sus fotografías, evocando y encarnando sus vidas y sus ideales. Preguntándose y debatiendo, construyendo, buscando. Siempre buscando.
Por Yael Zaliasnik