Las tres mujeres integrantes de la banda rusa punk Pussy Riot fueron condenadas a dos años de cárcel por haber irrumpido en la catedral de Moscú con una “plegaria” para pedirle a la Virgen María que libre a Rusia de Vladimir Putin.
Febrero, Moscú se encontraba tapada por la nieve y los fieles rezaban en la catedral más importante de Rusia. De pronto un grupo de jóvenes con pasamontañas de colores subió al altar, se arrodilló, hizo la señal de la cruz y comenzó a cantar a ritmo de punk una plegaria. “¡Madre de Dios, echa a Putin!” rezaba el estribillo y no pasó más de un minuto para que la seguridad de la catedral retirara a quienes habían irrumpido de semejante manera en el templo de Dios.
Pocos días después, el 3 de marzo, Maria Alyokhina y Nadezhda Tolokonnikova, fueron arrestadas por las autoridades rusas y acusadas de vandalismo. El 16 de marzo otra mujer, Ekaterina Samoutsevitch, que había sido antes interrogada como testigo del caso, fue igualmente arrestada y acusada. Supuestamente las tres eran miembros del grupo de punk, Pussy Riot.
DE LA ORGÍA AL PASAMONTAÑAS
29 de febrero de 2008. Un grupo de entre diez y quince jóvenes se cuela en el Museo Biológico de Moscú. En una de las salas, la mayoría se quita la ropa y escenifica una orgía. Protestan por lo que consideran una “pornográfica” cesión de la jefatura de Estado por parte de Vladímir Putin a su delfín, Dmitri Medvédev. La acción, cuyas imágenes fueron más tarde ampliamente difundidas en Internet, tuvo lugar 48 horas antes de las elecciones presidenciales. En ella participó una mujer embarazada de solo 18 años, que daría a luz pocos días después: Nadezhda Tolokonnikova, una de las condenadas el viernes pasado.
La simulación de la orgía fue protagonizada por el grupo Voina (“guerra” en ruso) un “colectivo de artistas callejeros de protesta política”. Tras la persecución y encarcelamiento de varios de sus dirigentes este grupo se disolvió en 2011. El 7 de noviembre de ese año, en un nuevo aniversario de la Revolución Bolchevique y poco antes de nuevas elecciones en Rusia, nacía Pussy Riot.
En todas sus presentaciones públicas e incluso en entrevistas las integrantes de la banda llevan su cara tapada con pasamontañas de colores y nunca dan sus verdaderos nombres. El hecho de llevar las caras ocultas pretende, además de proteger sus identidades, expresar que cualquiera podría hacer lo que ellas hacen. Que la pertenencia al colectivo es “anónima y rotatoria”. Una suerte de “Pussy Riot somos todos”.
Este es uno de los motivos por los que, durante los primeros días de su detención, se desconocía si realmente las tres detenidas eran miembros del grupo. Esto fue confirmado por ellas mismas tiempo después.
“INFRINGIERON DAÑOS Y OFENSAS A LOS FIELES DE AMPLIO ALCANCE»
El 4 de junio se presentaron contra el grupo cargos formales y un escrito de acusación de 2.800 páginas. El 4 de julio se les notificó a las tres detenidas, sin previo aviso, que tenían de plazo para preparar su defensa hasta el 9 de julio. En respuesta, anunciaron una huelga de hambre alegando que dos días laborables era un plazo de tiempo inapropiado para preparar su defensa. El 21 de julio el tribunal amplió su prisión preventiva durante seis meses más. Finalmente, este 17 de agosto fueron condenadas las tres imputadas a dos años de prisión porque, como dijo la jueza Marina Syrova: “Infringieron daños y ofensas a los fieles de amplio alcance».
Mientras tanto, en las afueras del juzgado, una manifestación de apoyo a Pussy Riot era reprimida por la policía rusa. Entre los detenidos estaban Gary Kasparov, ex campeón mundial de ajedrez y reconocido opositor a Putin y Serguei Udaltsov dirigente político de izquierda. Si bien ambos fueron liberados, pesan sobre ellos acusaciones de resistencia a la autoridad por lo que podrían ser condenados.
EL DUEÑO DE RUSIA
Ahora bien, detrás de todo esto está la figura más importante de la política rusa desde la disolución de la Unión Soviética. Vladimir Putin viene dirigiendo los destinos del país más grande del mundo desde hace 12 años (ocho como presidente y cuatro como primer ministro). Su gobierno ha sufrido varias acusaciones de violaciones a los derechos humanos y las libertades individuales. Este caso, que ha tomado relevancia mundial, es una muestra más de ello.
Sin embargo, Putin no deja de ser el político más respetado (y votado) de Rusia a pesar de las denuncias de fraude electoral contra él y su partido Rusia Unida. Fuera de las grandes ciudades como Moscú y San Petesburgo, la imagen de este ex agente de la KGB es muy positiva entre los ciudadanos. Esto se contrapone con lo que se piensa de estas jóvenes feministas de caras tapadas que violaron una de las instituciones más tradicionales: la Iglesia Ortodoxa Rusa. Y para condimentar aun más esta compleja situación, hay que recordar que los años de represión durante la época soviética han generado un fuerte auge religioso en la era posterior. Por lo cual, la defensa y respeto de la libertad religiosa es uno de los pilares de la Rusia post comunista.
En definitiva, con este panorama poco alentador, los abogados de las tres Pussy Riot apelarán el fallo. Sin embargo parece muy difícil que convenzan a los jueces que tomen el caso en un país donde todo se hace o deja de hacer en el nombre de Putin.
Por Marcha
20 agosto 2012