“Es muy violento en términos de familia”, dijo a El Ciudadano la semana pasada el alcalde de San Antonio, Omar Vera, respecto al mural que la Fundación por la Memoria pintó en la calle Curicó casi al llegar a Barros Luco. La obra tiene como motivo conmemorar lo ocurrido en las antiguas cabañas de veraneo de Santo Domingo, convertidas en un centro de prisión política, tortura y desaparición durante la dictadura cívico-militar.
El edil aludió principalmente a una de las cuatro imágenes en donde se ve a dos soldados apuntando a un grupo de mujeres semidesnudas y con la cara tapada, una de las cuales está embarazada. Junto con ello, Vera planteó la posibilidad de “suavizar esa imagen” para no tener que borrar el mural.
Conversamos con la presidenta de la Fundación por la Memoria, Ana Becerra, quien en su calidad de ex presa política y sobreviviente del recinto, respondió a Vera: «Eso es lo más suave que se puede poner sobre Santo Domingo«, dice, agregando que «si el alcalde quiere saber más yo le cuento; o que lea el libro de Javier Rebolledo (El despertar de los cuervos)«.
Becerra continúa planteando que lo puesto en el mural «no es nada comparado con la violencia de Santo Domingo. Eso fue un centro de exterminio».
Respecto a que el mensaje entregado en el mural sería «muy duro para una niña o un niño”, como aseguró el edil, Ana plantea que «a los niños se les debe enseñar la realidad».
Por último, la ex presa política declara que «nunca me lo habría esperado de un alcalde que haya leído nuestra historia de represión», y suma: «Más me extraña que sea de la Concertación».
La presidenta de la Fundación por la Memoria -quien aclara que nadie se ha dirigido a ellos, aún cuando en la alcaldía saben quién es y dónde vive- agrega que seguirán con su campaña para que no se borre el mural. «No aceptamos que se borre la memoria de San Antonio», finaliza.
Por Daniel Labbé Yáñez