Ex presos políticos piden justicia en una lucha a vida o muerte

Ex presos políticos que fueron -y son- víctimas de la dictadura de Pinochet comenzaron hace más de cincuenta días una huelga de hambre que el Gobierno de Bachelet, según denuncian, se empeña en ignorar. Son adultos mayores, muchos de ellos enfermos, pero no bajan los brazos y continuarán luchando hasta conseguir sus objetivos: una indemnización, una pensión y una salud decente que les permitan vivir con dignidad.

Ex presos políticos piden justicia en una lucha a vida o muerte

Autor: Marta Ubeda

Ex presos huelga medica

Decenas de ex presos políticos cuya media de edad ronda los 65 años mantienen una huelga de hambre que supera ya los cincuenta días. Los huelguistas exigen a la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, que acceda a hablar con ellos y a escuchar sus demandas pero, explican, el Gobierno se empeña en ignorar su movilización.

En varias ocasiones se les ha ofrecido formar parte de la mesa de negociaciones, pero los ex presos políticos rechazan la oferta porque, según nos explicaron, la intención de la propuesta es comprar a los ex presos políticos para conseguir que se bajen de la huelga. Los huelguistas denuncian la incapacidad y la impotencia de la mesa para responder a sus demandas pues, acusan, «esa mesa no se ha comprometido a legislar proyectos de ley en el parlamento que puedan entregar uns solución real a las reivindicaciones de los ex prisioneros en huelga de hambre«.

Desde la sede de Codepu, en Santiago, donde resiste uno de los grupos de ex prisioneros, hacen un llamado para que, al menos, un huelguista de cada uno de los comités activos en estos momentos en Iquique, Valparaíso, Concepción, Osorno y Magallanes, se traslade físicamente a Santiago. El objetivo que es que, juntos, formen una plataforma representativa e indestructible que presione al Gobierno a atender sus legítimas demandas.

«Reiteramos que nuestras reivindicaciones principales son el aumento de la pensión Valech; la compatibilidad de ésta con la de exonerado político; una Ley de Indemnización; la calificación permanente de las víctimas de la dictadura cívico-militar y establecer que la pensión de sobrevivencia acceda al cónyuge o conviviente por un monto igual al 100 % de la pensión«, especifica el Comité Nacional de Huelga de Hambre.

Si es necesario, amenazan, iniciarán una huelga seca, porque «sólo llegando a esos extremos» conseguirán que mediáticamente Chile se haga eco de su lucha, nos explican.

Desalojo Sede Partido Socialista

El sábado 13 de junio, los ex presos políticos en huelga de hambre desde hace más de cincuenta días nos cuentan que fueron desalojados sorpresivamente de la sede del Partido Socialista.

A las 7:30 horas de la mañana fuerzas de Carabineros desalojaron y apresaron a los ex presos políticos que se encontraban en la sede del Partido Socialista. El desalojo, que se llevó a cabo por medio de un fuerte contingente policial según testigos, fue inesperado debido a que durante la tarde anterior los huelguistas mantuvieron conversaciones amigables con el nuevo Secretario General del PS, Pablo Velozo.

El dirigente político les ofreció incorporarles a la llamada Mesa de Alto Nivel, pero el Comité Nacional de Huelga de Hambre declinó la oferta considerando la falta de garantías de que el Gobierno de Michelle Bachelet cumpla con las leyes de reparación y las demás medidas que prometió en su Programa de Derechos Humanos.

Tristemente, la protesta y la movilización de estos supervivientes a la dictadura de Pinochet apenas ha tenido repercusión mediática en este país debido a un intencionado silencio político que está «atentando» contra la vida de las decenas de personas que mantienen la huelga de hambre.

Es importante que la sociedad chilena en su conjunto se haga eco de la situación que viven estos ex prisioneros políticos que, como dicen, sobrevivieron a la dureza de una dictadura militar pero ahora se enfrentan a una dictadura civil.

Aguantaron todo tipo de torturas y agresiones con la esperanza de devolver al país la democracia perdida. Ahora, después de más de veinte años de lucha por conseguir una recompensa que dignifique su vida, el desinterés del gobierno les ha obligado a poner sus vidas en peligro iniciando una huelga de hambre que supera ya, en algunos casos, los sesenta días.

Apoyemos a nuestros compañeros y hagámosles saber que no están solos, pues su lucha por la dignidad y la justicia es la lucha de todos.


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