Es sabido que los organismos represivos de la dictadura mantuvieron una serie de recintos secretos de detención y tortura esparcidos en diversos puntos de la ciudad y el país.
Pese a que muchos testimonios de los sobrevivientes han contribuido a forjar esos duros fragmentos de la historia para las próximas generaciones, aún es poco conocida la existencia de «La Discoteque o Venda Sexy», el sórdido nombre con el que apodaron genocidas y torturadores la casa ubicada en la comuna de Ñuñoa.
A diferencia de sitios como Londres 38, José Domingo Cañas y Villa Grimaldi, donde los presos y presas políticas vivieron una serie de torturas de diversa índole, la Venda Sexy fue un espacio marcado por la vejación, la tortura y el abuso sexual más despiadado, por eso le dieron tal nombre. Testimonios y diversas publicaciones han documentado el hecho de que, por ejemplo, un perro era utilizado para violar y humillar sexualmente a quienes se encontraban a merced de la DINA.
En el espacio, donde la violencia sexual se convirtió una despreciable herramienta más de la persecución política, permanecieron detenidos y fueron vistos por última vez diversas personas vinculadas a la lista de los 119 detenidos/as-desaparecidos/as. La casa funcionó desde finales de 1974 a 1975 y se ha explicado que los y las detenidas permanecían con los ojos vendados, separados por sexo, y que sus principales ex agentes y ex colaboradores eran miembros de Carabineros de Chile. Para aislar los sonidos y gritos de los/as prisioneros/as y no llamar la atención de los vecinos, la música resonaba a alto volumen todo el día.
Pese a que en mayo pasado, la Venda Sexy fue declarada Monumento Histórico y Sitio de Memoria «con especial énfasis en género», la propiedad sigue perteneciendo a un privado, lo que entorpece cualquier utilización de la casa con fines sociales. El dueño, un empresario, compró la casa a bajo precio y sólo años después supo que había sido un centro de tortura.
“Es súper complicado vivir acá, hay que ser fuerte de espíritu. Mis hijos han tenido problemas. Mi hijo menor y el que está en el medio, ven cosas, personas. A veces ven a un niño”, reconoció en una entrevista a The Clinic.
Para las organizaciones de sobrevivientes y activistas por los Derechos Humanos, es necesario que el Estado realice las gestiones para comprar la casa e instaurarlo finalmente como un espacio de memoria, donde la crueldad y la violencia hablan por sí mismas de uno de los capítulos más tristes y angustiosos de la historia.
PROPIEDAD AÚN NO ESTÁ EN MANOS DEL ESTADO
En septiembre pasado, el Colectivo de Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes, los Sobrevivientes de Venda Sexy y la Asociación de Memoria y DDHH Venda Sexy se reunieron con el ministro de Bienes Nacionales para discutir sobre el futuro de la propiedad.
Entonces, el secretario de Estado les informó que, pese a una serie de conversaciones realizadas con el propietario para la compra de la casa, no se llegó a un acuerdo y hay versiones encontradas al respecto.
«El Ministerio de Bienes Nacionales tiene asignado un presupuesto para negociar la compra del inmueble con el dueño porque a pesar de que fue declarado monumento nacional es propiedad privada. Por lo tanto, el único alcance que tiene su clasificación de monumento es que no se puede modificar el inmueble«, explicó Tania Toro, secretaria de la Asociación de Memoria y Derechos Humanos Venda Sexy.
El presupuesto asignado para la compra, en base a las tasaciones, era de alrededor de 350 millones de pesos. Sin embargo, al parecer, «el dueño pedía más. Eso nos dijeron. Pero nosotros hablamos con él y su versión es que no le ofrecieron esa cantidad de dinero, sino que le ofrecieron menos. Lo problemático es que nos habían dicho que si el presupuesto no se ocupaba durante este año, la plata volvía a arcas fiscales y se perdía la posibilidad de comprar la casa», señaló Toro.
De darse por terminadas las negociaciones por parte del Estado chileno, la propiedad podría simplemente perderse como espacio de memoria, dejando en el olvido los hechos terribles que ahí ocurrieron. Un dato paradójico es que, antes de la compra por el actual propietario, funcionó ahí un jardín infantil y que el actual dueño ha realizado diversos cambios en la casa.
Lo cierto es que hoy, durante la tarde, la agrupación tiene una cita agendada con la nueva ministra de Bienes Nacionales, Nivia Palma, a quien esperan convencer de facilitar el diálogo para concretar la compra del inmueble.
UN ESPACIO PARA RECONSTRUIR LA MEMORIA
A la fecha se han realizado diversas campañas para lograr su recuperación. El colectivo Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes ha enfatizado, por ejemplo, en la necesidad de convertirlo en un espacio de memoria para mujeres, recogiendo el relato de violencia de género del que han hecho eco numerosas ex prisioneras.
En específico, como señalaron en un comunicado, las mujeres aspiran a convertirlo en el «primer sitio de memoria que se centre en problemáticas específicas de género. Un espacio que visibilice y concatene las luchas pasadas, presentes y futuras de las mujeres, por la igualdad y contra todo tipo de violencias. Un lugar de memoria activa, una actualización permanente de nuevas luchas, por nuevos y mejores derechos para las mujeres”.
Desde la Asociación de Memoria y DDHH Venda Sexy, en tanto, afirman que para ellos el espacio no puede ser utilizado como una propiedad normal, porque no lo es, y que están de acuerdo con las voces que buscan enfatizar la violencia de género, pero también considerando que «el testimonio de los sobrevivientes de ese espacio es que todos sufrieron violencia sexual, tanto hombres como mujeres. Lo entendemos como violencia de género en tanto se aplica desde una superioridad machista hacia lo que ellos consideraban inferior, que era el prisionero, independiente de su sexo».
Por su parte, Beatriz Bataszew, vocera de Mujeres Sobrevivientes Siempre Resistentes aseguró que no fue invitada a la reunión que mantendrá la Secretaria de Estado hoy y que eso da cuenta «de la invisibilización que ha hecho el Estado del rol que cumplieron las mujeres en la lucha contra la dictadura», algo que fue rechazado por la organización que visitará hoy a Palma.
Por ahora, el anhelo común es que la casa vuelva a manos del Estado y se pueda poner a disposición de la reconstrucción de la memoria y el tejido social. Así lo enfatiza Tania Toro: «Ese espacio debe ser resignificado. Es necesario que sea de uso de la comunidad y de la ciudadanía en general. Queremos que se recupere el espacio y que sea dispuesto a favor de la comunidad, independiente de si el trabajo lo desarrollamos después nosotros u otro colectivo».
Tras la reunión, la organización informará de las determinaciones que tomará el ministerio de Bienes Nacionales frente a la propiedad donde el terrorismo de Estado mostró uno de sus rostros más feroces y despreciables.