La comunidad Mapuche-Tehuelche de Argentina enviaron una carta al Papa Francisco para pedir su respaldo al reclamo de restitución de los restos del cacique Sakamata Liempichun, que están en el Museo del Hombre de París. En la carta, piden la intervención papal para que los restos de Sakamata puedan regresar y descansar en su tierra.
La tumba de Sakamata Liempichun fue profanada en 1896 por el conde Henry La Vaulx, que recorría la Patagonia y que, con la excusa de querer investigar los orígenes del hombre americano y sorprendido por la gran estatura de los tehuelches, no tuvo prurito en profanar decenas de tumbas para robar los esqueletos de esos «gigantes» para luego llevarlos a su país.
El propio profanador justificaba así su «labor», según contaba en su libro Viaje a la Patagonia: «tengo una excusa, ¡qué diablos!. Yo traeré a Francia un bello espécimen de la raza india. Qué importa después de todo que este Tehuelche duerma en Patagonia en un hoyo o en el Museo en una vitrina».
La nota de las comunidades fue firmada por el lonko Angel Ñanco, de la comunidad Tehuelche-Mapuche «Pu Fotum Mapu» y la lonko Rosa Rita Neri, de la comunidad «Willi Po Folil Kona» (Raíces Jóvenes de las Guerreras del Sur), ambas de Puerto Madryn, Provincia del Chubut, Argentina.
La nota fue enviada meses atrás, en el marco de la restitución de los restos del cacique Inakayal, y en ella le explican que también estaban procurando la restitución de Sakamata.
«Motiva esta nota ponerlo en conocimiento, a la vez que solicitar su acompañamiento, en la búsqueda de una reparación histórica a nuestro pueblo, la que consiste en la devolución a su tierra de los restos mortales de nuestros antepasados, que fueran víctimas del genocidio, fallecidos en cautiverio y exhibidos luego sus restos mortales como objetos en museos de la Argentina y Europa», expresa la carta enviada a Su Santidad.
Destacan que los reclamos han sido «desoídos en nombre de una ciencia que se arroga facultades para negar el descanso de un familiar en nombre del conocimiento».
Las comunidades precisan en su carta al papa Francisco que «Sakamata Liempichun, se halla desde finales del siglo XIX en el Musée de l’Homme, París, Francia».
«Suplicamos su intervención como autoridad espiritual a los fines de reparar una situación que lleva muchos años y mitigar así en algo el dolor de un pueblo vivo que aún sufre la muerte horrorosa e injusta de sus antepasados y lo que es continuidad de ella, la imposibilidad de darles descanso en su tierra», reclaman en su nota a Francisco.
Las comunidades finalizan su carta enviando al Papa «nuestros pu newen (fuerza, energía) a la vez que pedimos a futachao (padre grande) que guíe sus pasos en tan responsable misión».
El antropólogo Gustavo Slomka, integrante del equipo de cuatro antropólogos del Colectivo Guías, dos de ellos mujeres, que trabaja en Puerto Madryn, explicó a Télam que la presencia de restos óseos humanos en museos respondía a un concepto de ciencia «que pregonaba una neutralidad» y que acompañó un proceso colonial de visión eurocentrista que veía a los pueblos originarios como «el pasado actual» del hombre, como un estadio previo evolutivo.
«Se veía a los tehuelches como un pueblo en extinción, como si fuera un objeto del mundo natural, pero los hombres no estamos en extinción», graficó.
Destacó que hubo un «Estado colonizador, que justificó la dominación y el exterminio; y las comunidades padecieron una Campaña (del Desierto) horrorosa y aún hoy en toda la Patagonia hay alguna avenida principal con el nombre de Julio Argentino Roca».
Fuente: elpatagonico.net