Historia de dos abuelas

La historia de una abuela pakistaní que recolectaba ocra asesinada por el ataque de un dron norteamericano y la de una abuela que está presa por protestar en las afueras de una base de la mortífera arma.

Historia de dos abuelas

Autor: Mauricio Becerra

MaryFlores

En una nevada noche de enero hace algunos días atrás, en el norte del estado de Nueva York, una abuela se entregó a las autoridades del centro penitenciario de Jamesville para cumplir una condena de seis meses de prisión. ¿Su delito? Tomar fotografías. Mary Anne Grady Flores estaba tomando fotografías de otras ocho personas que se estaban manifestando en la entrada de la Base Aérea de la Guardia Nacional Hancock Field, en las afueras de Syracuse, Nueva York. El grupo, denominado Upstate Coalition to Ground the Drones and End the Wars (Coalición del norte de Nueva York para enterrar a los drones y terminar la guerra) se congregó allí el Miércoles de Ceniza de 2013, un 13 de febrero, para manifestarse contra los drones armados utilizados en el programa de asesinatos dirigidos del Gobierno de Obama. Fue una de las tantas protestas pacíficas del grupo.

Horas antes de entregarse a las autoridades, Mary Anne Grady Flores dijo en el programa Democracy Now!: “Era Miércoles de Ceniza, un día de expiación de acuerdo con nuestra tradición de trabajadores católicos. Y para nosotros era realmente importante difundir lo que estaba sucediendo en la base, que son crímenes de guerra”. Hancock Field alberga la 174ª división de ataque de la Guardia Nacional Aérea que opera una flota de aviones no tripulados MQ-9 Reaper, “un persistente cazador-asesino de blancos emergentes”, en las propias palabras de la Fuerza Aérea.

Grady Flores se mantuvo alejada de la protesta, tomando fotos, en parte porque un juez había emitido “una orden de restricción” contra ella y otros manifestantes por una manifestación de 2012, en la que el grupo logró bloquear tres entradas de la base durante una hora. La orden fue emitida a pedido del comandante del Grupo de Apoyo a la Misión de la 174ª división de ataque, el Coronel Earl A. Evans. Infringir la orden de mantenerse alejada de la casa, escuela o “lugar de trabajo” de Evans constituye un delito punible con hasta siete años de prisión. Mary Anne Grady Flores se enteró al ser arrestada de que la propiedad de la base abarcaba más que los confines de la entrada, e incluía el otro lado de la calle, donde ella se encontraba.

“Tomar fotografías es, por supuesto, una actividad que está protegida por la Primera Enmienda. Manifestarse es una actividad protegida por la Primera Enmienda”. Esto dijo el abogado Jonathan Wallace, en su aparición en Democracy Now! junto a Grady Flores. Wallace es un abogado que ha trabajado mucho con el movimiento de resistencia a los drones: “Estas órdenes de restricción son un formulario pre-impreso con espacios en blanco que la policía y los fiscales completan todos los días para proteger a los cónyuges víctimas de maltrato”.

Otro coronel dio su opinión sobre el caso. Ann Wright sirvió durante 29 años en las fuerzas armadas. Posteriormente, se desempeñó como funcionaria de alto nivel del Departamento de Estado. En 1997 recibió la medalla de heroísmo del Departamento de Estado por ayudar a evacuar a miles de personas en la guerra civil de Sierra Leona. Era subjefa de misión cuando la embajada de Estados Unidos reabrió en Afganistán en 2001. En 2003, renunció a su cargo en protesta contra la guerra en Irak. Wright escribió en apoyo a Grady Flores: “Me resulta bastante vergonzoso y absurdo que un comandante del ejército de Estados Unidos establezca que su seguridad personal se ve amenazada por manifestantes pacíficos, no violentos, que protestan contra las políticas de aviones no tripulados de Estados Unidos. Hubiera esperado que un comandante de Estados Unidos tuviera el valor de reunirse con el grupo de ciudadanos preocupados en lugar de obtener cobardemente una orden de restricción”.

Dos meses después de la protesta del Miércoles de Ceniza en la que Grady Flores fue acusada de violar la orden, el 23 de mayo de 2013, el Presidente Obama pronunció un discurso en la Universidad de Defensa Nacional en apoyo del programa: “Antes de lanzar un ataque, debe haber certeza casi absoluta de que ningún civil morirá ni resultará herido. Es el máximo estándar que podemos establecer”. A pesar de las promesas de Obama, el número de muertes civiles en los ataques de Estados Unidos con aviones no tripulados continúa aumentando.

Rara vez se dan a conocer los nombres de las víctimas. El 24 de octubre de 2012, la CIA lanzó un ataque con avión no tripulado en Waziristán del Norte, Pakistán. Mamana Bibi, una abuela de 67 años de edad que estaba recolectando ocra, fue asesinada. Su nieto, Zubair Rehman, de 12 años de edad, y su hermana de 8, Nabila, fueron algunos de los heridos. Tras varias cirugías, Zubair y Nabila viajaron a Estados Unidos con su padre, Rafiq, un maestro de escuela, para declarar ante una audiencia del Congreso. Después de dar su testimonio en el Congreso vinieron a nuestros estudios en Nueva York, donde los entrevistamos. En su declaración ante el Congreso, el pequeño Zubair dijo: “Ya no me gusta el cielo azul, de hecho prefiero el cielo gris. Los drones no vuelan cuando el cielo está gris…pero cuando el cielo está despejado, los drones regresan y con ellos el miedo”.

Mary Anne Grady Flores llevaba una bufanda el día que fue a prisión, pero no para protegerse de la nieve: “Llevo una bufanda azul hoy. Los niños de Afganistán enviaron este trozo de tela para que algún día podamos vivir con la visión de un futuro de cielo azul, de paz”.

Amy Goodman y Denis Moynihan

Democracy Now!

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