Y ¿quién investiga por qué se inició el fuego en Los Molles, por qué no tenían agua los grifos, es más, por qué no existen grifos, por qué no se alertó antes del descontrol del fuego?
Como todos saben, hace 10 años, Valparaíso se transformó en Ciudad Patrimonial del Mundo, en palabras simples: un lugar “ESPECIAL”, diferente de otras miles de ciudades. El 2003, la UNESCO firmó un contrato con el Estado chileno para la conservación y rescate de esas cosas especiales que nos hacen merecedores de tan honorífica categoría. Por tanto, el Ejecutivo, El Legislativo y el Poder Judicial tienen la responsabilidad de cumplir estas dos grandes tareas que Naciones Unidas le encomendó: “Conservar y Rescatar” lo tangible, como lo intangible del patrimonio mundial.
Entendido ese marco, se espera que cuando el alcalde o un gerente de una de las más de 300 empresas ligadas al comercio internacional, levanta la voz para denostar el informe de los enviados por el organismo mundial para evaluar el cumplimiento de la misión encomendada al Estado chileno, tal mediocridad edilicia o mercader sea corregida desde el Ejecutivo, ya sea por la entonces Ministra de Educación o, en la actualidad por el remplazante, y si no es así, debiese ser la mismísima Presidenta quien pusiera las cosas en su lugar.
Es evidente que Valparaíso, ciudad patrimonial del mundo, ha sido brutalmente abandonada y puesta como botín para el retail y las inmobiliarias.
Previo a todo, en el Gobierno de Frei, ya la sanitaria había sido privatizada. La misma que recibe más de 2 mil millones de pesos por llevar agua a las zonas campesinas de la región, y no invierte en infraestructura, pues resulta mejor negocio no hacerlo. Esta empresa debiese ser la responsable no solo de la mantención y aprovisionamiento de agua a los grifos existentes, sino que también poblar con otros, a las nuevas poblaciones de la ciudad.
La empresa se cubre diciendo que son construcciones irregulares; sin embargo, si cuentan con agua, alcantarillado y electricidad, entonces, ya son clientes que pagan cuentas y, por lo tanto, tienen derecho a tener un “GRIFO”, a lo menos, por cada mil habitantes. La “sanitaria” porteña ha dicho que el fuego se transformó en incontrolable porque las quebradas estaban sucias y que la gente no debe poblar estos lugares. Pero también se sabe que el déficit habitacional de Valparaíso es endémico y que, a su vez, su mercado habitacional sobre dimensiona los valores: 42 millones de pesos piden por un departamento, sobre 300 mil pesos de dividendo. Es decir, la gente se va a vivir a las quebradas porque, con suerte, gana esos 300 mil al mes, pero debe comer, pagar la luz, el agua, educar a sus hijos, no es que quieran vivir en las quebradas, el drama es que no tienen otra opción, cómo tan claramente le explicó una pobladora a una conocida periodista.
Lo que se verá feo en el análisis posterior a la catástrofe (transformada en farándula por la prensa concubina del poder), es que el Estado de Chile «NO» ha sido incapaz de (preservar y rescatar) las cuestiones identitarias de su ÚNICA Ciudad Patrimonial.
Tarea para las nuevas autoridades será, entonces resolver preguntas tan básicas, tan humanamente legítimas como: ¿Quién investiga por qué se inició el fuego en Los Molles, por qué no tenían agua los Grifos, es más, por qué no existen grifos, por qué no se dispuso de los aviones y helicópteros de inmediato cuando se alertó antes del descontrol del fuego?
Porque esta vez no hay “paso” que valga, ni abstenerse ante la duda.