Una iniciativa para reunir testimonios de personas que veranearon en el balneario popular de Rocas de Santo Domingo, entre 1971 y 1973, acaba de lanzar la Fundación por la Memoria de San Antonio. La organización promotora de derechos humanos, agrupa a activistas y ex presos sobrevivientes del predio en que también funcionó, posterior al golpe de Estado, un centro de detención, tortura y muerte de militantes de izquierda, a cargo de la DINA.
La campaña se ha difundido a través de redes sociales.
“El propósito es reconstruir la historia. Rocas de Santo Domingo no sólo fue lugar de tortura sino un centro de veraneo popular; un gran proyecto latinoamericano de Salvador Allende, y un hecho que es poco conocido”, indica Ana Becerra, presidenta de la Fundación por la Memoria de San Antonio. “Santo Domingo tiene un pasado tanto o más importante que el centro de tortura. Fue un lugar donde trajeron trabajadores y pobladores, quizás a sus primeras vacaciones de la vida, frente al mar. Esto fue un pasado muy feliz. Hubo un sueño que fue demolido”, reflexiona.
Contra el borrado de la historia
Fue en las cercanías de la playa Marbella Norte donde se ubicó, desde el verano de 1971, la villa de turismo social “Carlos Cortés”, una de las expresiones de la concreción de la medida 29 del programa de la UP, que buscaba alentar la recreación y el turismo de trabajadores y trabajadoras chilenos. Aquellos que nunca habían tenido la posibilidad de gozar unas vacaciones.
Así comenzaron los llamados “balnearios populares”, que se instalaron en varios puntos del litoral nacional. Caracterizados por sus cabañas en forma de A, se ubicaron en sitios como Peñuelas (Coquimbo), Tongoy, Pichidangui, Los Vilos, Papudo, Ritoque, Loncura, Puchuncaví, Las Cruces, Rocas de Santo Domingo, Curanipe y Duao. “Se buscaron localizaciones situadas en las mejores playas, aprovechando la disponibilidad de terrenos en poder de Bienes Nacionales o se adquirieron terrenos a particulares”, ha señalado Miguel Lawner, arquitecto y ex director de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU), en dicho período, una de las instituciones que diseñaron estos centros.
Al balneario de Rocas de Santo Domingo, a cargo de la CUT, llegaron mayormente trabajadores de sindicatos afiliados a la multisindical y sus familias. En el verano de 1972 se rodó allí “Un Verano Felíz”, por parte del Departamento de Cine y TV de la CUT. El documental, sobreviviente de aquella época, dirigido por Alejandro Segovia López, puede verse en YouTube.
Todos los balnearios que existían, tanto en la costa como en la precordillera, a septiembre de 1973, fueron ocupados por uniformados. Algunos, como Rocas de Santo Domingo, Ritoque, Puchuncaví y Pirque se transformaron en centros de detención y muerte. La totalidad nunca fue devuelta al Fisco. Algunos mutaron en centros vacacionales para personal militar. Otros, simplemente, fueron vendidos a particulares.
Para Ana Becerra, que la DINA haya iniciado sus acciones allí, en las cabañas que habían sido destinadas al descanso y la recreación popular, no es casual: “Es parte de un plan de usurpación de sitios y exterminio de la historia”, señala.
La Fundación por la Memoria ha bregado, hace años, para recuperar el predio y edificar allí un Parque de la Memoria y una escuela de derechos humanos.
Quienes deseen aportar su testimonio, así como fotografías, deben escribir al correo rocassantodomingomemoria@gmail, o a su Facebook Rocas Santo Domingo por Nuestra Memoria.
Para que conozcas más sobre el caso Rocas de Santo Domingo te invitamos a leer un reportaje publicado en El Ciudadano, pinchado aquí.
Felipe Montalva, desde San Antonio