Tres jueces del Tribunal de Apelación de Gran Bretaña fallaron este miércoles que el gobierno de Gordon Brown está obligado a publicar información secreta sobre las torturas que fue víctima el etíope Binyam Mohamed, liberado hace un año de Guantánamo, en donde estuvo durante 4 años.
El edicto judicial no aceptó la objeción que presentó el ministro de Asuntos Exteriores, David Miliband, para evitar la divulgación del trato inhumano que recibió Mohamed el 2002, mientras se encontraba bajo custodia de interrogadores pakistaníes que actuaban por orden de Estados Unidos.
Por lo tanto, los tres jueces sentenciaron que los documentos que dan cuenta que el trato “cruel, inhumano y humillante” que sufrió Mohamed debe ser revelado, información que está hoy en poder de los servicios secretos británicos.
El fallo complica al MI5, agencia sereta británica, cuyos agentes fueron cómplices de los interrogatorios que sufrió Mohamed el 2002 a manos de agentes de EEUU. Londres intentó todos estos años que las pruebas de ese caso salieran a la luz.
La sentencia obliga a desclasificar siete párrafos de un informe del MI5 que da cuenta de su complicidad en las torturas, lo que siempre ha sostenido Mohamed. El fallo respalda uno emitido por el Tribunal Supremo de justicia británico que sentenció el año pasado que esos textos debían ser publicados ya que el riesgo para la seguridad nacional “no era serio” y existe un enorme interés público en conocerlo.
Todo este tiempo el sumario se ha mantenido en secreto, ya que el ministro de Relaciones Exteriores sostuvo que las relaciones sobre inteligencia entre el Reino Unido y EE.UU. podrían sufrir daños irreparables de divulgarse los detalles de las torturas sufridas por Mohamed.
“El trato sobre el que se informó, si hubiera sido aplicado en nombre del Reino Unido habría sido una clara violación de la prohibición de la tortura”- sostiene la sentencia del tribunal.
4 AÑOS DETENIDOS SIN CARGOS
Mohamed, de 31 años, llegó al Reino Unido en 1994 en calidad de refugiado desde Etiopía, trabajando como conserje en Londres hasta el 2001. ese año viajó a Afganistán y Pakistán para, según sus abogados, superar su adicción a las drogas.
En 2002 fue detenido en Pakistán por un problema con su visa y fue entregado a agentes estadounidenses, quienes los llevaron en un vuelo secreto a una cárcel de Marruecos, donde pasó 18 meses y experimentó torturas.
Los norteamericanos sospechaban que Mohamed recibió entrenamiento con armas de fuego y explosivos por parte de al-Qaeda en Afganistán. Según el sumario, Mohamed fue amenazado y obligado a no dormir durante el primer periodo de su cautiverio.
En 2004, Mohamed fue trasladado a Afganistán y luego a la cárcel que EEUU mantiene en Guantánamo, donde estuvo por 4 años hasta que quedó en libertad en febrero del 2009 sin cargos.
Mohamed denuncia que fue torturado en Pakistán cuando estaba retenido por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), situación de la que estaban al tanto los agentes británicos.
BLACK SITES
Mohamed sufrió la experiencia de muchos otros secuestrados en distintas partes del mundo, particularmente en Asia y Europa, acusados de ser “combatientes enemigos” en la orweliana ‘Lucha contra el terrorismo’, inaugurada por la administración de G. W. Bush y seguida ciegamente por otros países. El gobierno inglés fue uno de sus aliados más sinceros.
Como el Artículo 3 de la Convención de Naciones Unidas condena la tortura, el gabinete de G. W. Bush definió en su política el uso de centros clandestinos de detención, operados por la Agencia de Inteligencia Americana (CIA), denominados ‘black sites’, fuera del territorio de EEUU, lo que permite mantener a los secuestrados allí detenidos en un limbo jurídico al no ser objeto de la jurisdicción norteamericana.
Según un informe del Parlamento europeo de febrero de 2007, el programa denominado eufemísticamente ‘rendición extraordinaria’, que implicaba el secuestro de personas y su traslado a estos sitios de reclusión, mantuvo a unos 100 detenidos ilegales en Asía y Europa, con la complicidad de los gobiernos locales.
Pese a que ningún gobierno europeo ha confirmado que haya alojado estos centros clandestinos de la CIA, un informe de la Unión Europea de febrero de 2007 reconoció que hubo 1.245 vuelos a través de territorio europeo que transportaban prisioneros.
Investigaciones periodísticas y de juristas han evidenciado que los black sites estuvieron en Polonia y Rumania, pese a haber contundentes pruebas de que estos gulag americanos fueron desparramados por 40 países, 14 de ellos europeos como España, Alemania y Portugal. También se practicó la tortura en barcos-prisión fondeados cerca del territorio británico de Diego García, una isla en el océano Índico.
También hubo centros de detención en Egipto, Jordania, Siria, Marruecos y Uzbekistán.
El año pasado la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) publicó fragmentos de un informe del Gobierno estadounidense que revela las duras técnicas de interrogatorio utilizadas en Irak, Afganistán y Guantánamo.
MOLESTIA DE EEUU
Tras conocerse la decisión judicial británica la Casa Blanca dijo estar “decepcionada” y que el fallo complicará las relaciones de confianza entre Washington y el Reino Unido para compartir informes secretos de inteligencia.
Antes del edicto de los jueces, autoridades estadounidenses amenazaron a Gran Bretaña de interrumpirle la cooperación antiterrorista, si se divulgaba el expediente de torturas que sufrió el ciudadano etiope.
Pese a que el pasado 22 de enero venció el plazo prometido por el presidente de Estados Unidos Barack Obama, para clausurar la prisión de Guantánamo, esto aun no se concreta.
LA CONTRADICCIÓN DEL MI5
La publicación del cronograma de apremios que sufrió Mohamed complica al MI5 ya que en 1972 el gobierno británico prohibió el uso de 5 técnicas de tortura en los interrogatorios policiales, entre las que estaban la privación del sueño y de comida.
En la sentencia preliminar se decía que los responsables de los servicios de inteligencia “habían engañado de forma deliberada” a la Comisión de Inteligencia del Parlamento al informar sobre su papel en los interrogatorios. Además, denunciaba que la cultura de secretismo “impregna hasta tal punto” al MI5 que hace difícil creer la información que facilita, según detalla la BBC.
Además, el Foreign Office se ha negado a poner en marcha una comisión de investigación sobre el caso de Mohamed, como reclaman las organizaciones de derechos humanos.
“Durante más de un año el Foreign Office ha estado más interesado en su imagen que en denunciar la tortura”, dijo ayer Shami Chakrabarti, directora de Liberty. “El informe muestra la complicidad del Reino Unido con la parte más vergonzosa de la guerra contra el terror”.
Mauricio Becerra R.
El Ciudadano