Kenia pide a la ONU el cierre de Dadaab, el campo de refugiados somalíes más grande del mundo

El gobierno de Kenia exige a la ONU cerrar el campo de refugiados somalíes de Dadaab tras el sangriento terrible ataque a la Universidad de Garissa que se saldó con 148 personas muertas a manos del grupo armado.

Kenia pide a la ONU el cierre de Dadaab, el campo de refugiados somalíes más grande del mundo

Autor: Marta Ubeda

 Dadaab

Ya han pasado varios días desde que integrantes del grupo armado somalí Al-Shabab perpetraran el terrible ataque contra la Universidad de Garissa que acabó con la vida de 147 seres humanos, 142 de los cuales eran jóvenes estudiantes del centro educativo.

El múltiple asesinato fue un duro golpe para Kenia que, como respuesta al inhumano derramamiento de sangre, pide el cierre del campo de refugiados de Dadaab, un campamento situado en el norte de Kenia que acoge a unos 500 mil refugiados somalíes.

El gobierno de Kenia acusa a los combatientes del grupo armado somalí Al-Shabab de esconderse en Dadaab y usar el campamento como base para sus ataques, por lo que las autoridades kenianas exigen a la Organización de las Naciones Unidas el cierre inmediato del campo de refugiados y la reubicación de sus habitantes en Somalia.

El campus de Garissa donde tuvo lugar el sangriento e indiscriminado ataque a los estudiantes, se sitúa a cien kilómetros de Dadaad, el campo de refugiados más grande del mundo. Muchos líderes políticos de Kenia señalaron este campamento como una de las vías de entrada al país de miembros del grupo somalí Al-Shabab.

Dadaab campo regugiados KEnia

En un comunicado enviado por el vicepresidente de Kenia, William Ruto, el país africano ofrece a la ONU un plazo de tres meses para tomar medidas en relación a Dadaab, tras ese tiempo Kenia se encargará por sí misma de reubicar a los refugiados.

La agencia de refugiados de la ONU, ACNUR, respondió a Ruto recordando que «Kenia tiene la obligación internacional de proteger a los refugiados«, y eso incluye la no repatriación forzosa de los refugiados al país de donde huyeron por pura superviviencia.

El vicepresidente de Kenia ha asegurado que va a garantizar la seguridad de su país y de su población cueste lo que cueste, anunciando la próxima construcción de un muro de 680 kilómetros de longitud que separará Kenia de Somalia. «Debemos proteger este país a cualquier precio, incluso si eso implica perder los negocios con Somalia«, sentenció Ruto.

Es lógica la oposición al cierre del campo de refugiados somalíes, pues miles de hombres, mujeres y niños que viven allí desde hace años no tienen culpa del terrorismo que azota a la población de Kenia. Pero es necesario recordar que Kenia ha sido víctima en reiteradas ocasiones de los violentos ataques del grupo somalí Al-Shabab que asesina indiscriminadamente a civiles kenianos como forma de protesta.

Masacres tan terribles como la ocurrida hace unos días en la Universidad de Garissa, o la que tuvo lugar en un centro comercial de Nairobi en septiembre de 2013 son los antecedentes en los que se basa la decisión, acertada o no, del gobierno de Kenia de cerrar el campo de refugiados de Dadaab para tratar de acabar con la violencia terrorista contra su población.


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