Estas palabras salieron hace cuatro años del puño de Estela de Carlotto, la abuela de la Plaza de Mayo cuyo rostro reconocen todos en Argentina.
Durante casi cuatro décadas el país la vio marchando en la Plaza de Mayo. En eventos políticos y campañas de Derechos Humanos. Y anunciando el hallazgo de otros hijos de desaparecidos (nunca el del bebé de su hija Laura, hasta ahora).
Incluso su nieto Guido la reconocía en la televisión. Y alguna vez le dijeron que se parecía mucho a los Carlotto, aunque él por aquel entonces no era Guido, ni tampoco era «el nieto», sólo uno más en una familia de campo en la provincia de Buenos Aires.
Pero hoy la abuela, Guido y el país celebran conmocionados.
Este martes, el hombre de 36 años fue identificado como descendiente de Laura Carlotto, una maestra y ama de casa con cuatro hijos que dejó todo para convertirse en una de las más importantes activistas de los Derechos Humanos en el país.
Según la familia, Guido fue robado de su madre a las pocas horas de que ésta diera a luz en un centro de detención de la ciudad de La Plata.
Ella era una militante de izquierda que luchó en la Juventud Universitaria Peronista contra el régimen de la Junta militar.
La acabaron matando poco después, como a otros miles de personas que fueron torturadas, asesinadas o «desaparecidas» entre 1976 y 1983. Hasta 30.000, según organizaciones de Derechos Humanos del país.
Estela de Carlotto ni siquiera sabía que su hija estaba embarazada cuando desapareció, ya que se enteró poco después por el aviso de una compañera.
Historia incompleta
Aquel bebé, Guido, que hasta ahora era conocido como Ignacio Hurban y es músico, se presentó en julio ante la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) porque tenía dudas sobre su propia historia.
Según la familia, se sometió a pruebas de ADN que coinciden en un 99% con el de los Carlotto, aunque no informó sobre quién se llevó al niño ni cómo acabó en la casa de la que hasta hoy era considerada su familia.
«La historia completa no la sabemos todavía, pero la vamos a armar. Esto es muy fuerte para una persona», dijo la presidenta del grupo en una conferencia de prensa.
Sí se supo que su padre biológico era otro militante, algo desconocido hasta ahora.
A la memoria
Durante casi cuatro décadas, Estela de Carlotto buscó a su nieto y colaboró para encontrar a los hijos de miles de desaparecidos durante los años de la Junta Militar argentina.
Se unió a la organización de Abuelas de Plaza de Mayo a fines de los 70, fue considerada en varias ocasiones como candidata al Premio Nobel de la Paz, y su búsqueda pronto se convirtió en un símbolo de la lucha por los Derechos Humanos en Latinoamérica.
«Lo que yo quería era no morirme sin abrazarlo. Y pronto lo voy a poder abrazar», dijo de Carlotto sobre su nieto.
«Ya tengo a mis 14 nietos conmigo. La silla vacía va a estar con él, los portarretratos vacíos, que lo están esperando, van a tener su imagen. Es hermoso, es un artista, un chico bueno», contó emocionada.
No podía imaginar Estela que mientras ella buscaba a Guido, «Ignacio» estaba muy cerca de ella y de otras abuelas.
Este mismo año editaba su canción, Para la memoria, que comenzaba así:
«El ejercicio de no olvidar nos dará la posibilidad de no repetir (…) Cargando en ancas los hombros se van quedando los años, no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño».
Símbolo
En su cuenta de Twitter había celebrado la identificación de otros nietos, años antes de que él fuera el protagonista de un histórico hallazgo.
Además del símbolo de una búsqueda que llevó décadas, es el joven número 114 recuperado e identificado desde el fin del régimen militar argentino, aunque la organización de Abuelas cree que podría haber cientos más.
En muchos casos, los padres adoptivos se han enfrentado a procesos judiciales por la apropiación de hijos de activistas desaparecidos.
Mientras, en 2012, el ya fallecido gobernante de facto Jorge Videla fue condenado a 50 años de prisión, mientras Reynaldo Bignone fue sentenciado a 15 años por el robo sistemático de bebés de los militantes de izquierda detenidos, torturados y asesinados.
«Todos somos abuelas»
«Hoy en Argentina todos somos abuelas, hoy todos somos los nietos», le dice a BBC Mundo Nicolás Gil Lavedra, amigo de la activista y director deVerdades Verdaderas, una película sobre la vida y lucha de De Carlotto.
«Estela tiene 10 años menos ahora, está renovada… encontró lo que estaba buscando», asegura.
Tan pronto se conoció la noticia, la mayoría de los medios y redes sociales de Argentina estallaron de emoción.
«La alegría que sentimos cuando apareció Guido fue por Estela, pero también fue por la lucha de Abuelas. Aunque cada vez aparecen más nietos, también se está haciendo más difícil (hallarlos), ellas se van muriendo, por eso tienen que aparecer ahora. Esas abuelas merecen el abrazo que Estela va a tener en estos días», remarca el cineasta.
En 2006, cuando se cumplían 30 años de aquel golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, Estela de Carlotto imaginaba cómo sería el momento en que se reuniría con su nieto:
«Camino disfrutando lo que otras Abuelas abrazan como propio, pensando cuándo me tocará oír un timbre, una voz, la sangre comparada que diga: soy tu nieto Guido. Entonces sonarán en el cielo los clarines de la Victoria y Laura desde allí me sonreirá».
El 5 de agosto de 2014, a los 84 años, después de casi 40 de lucha y de otros 113 nietos recuperados, de Carlotto pudo añadir otro capítulo a su historia.
Y pensar de nuevo en la madre asesinada de Guido, en su Laura: «Ella estará diciendo: ‘Mamá, ganaste una batalla larga'».
* En la película Verdades verdaderas sobre la lucha de Estela de Carlotto, del cineasta argentino Nicolás Gil Lavedra.