Un cuerpo desnudo y sin vida cuelga del closet de la habitación de un lujoso hotel, una cuerda rodea simultáneamente su cuello y genitales. La prensa informa que tal muerte es debida a un accidente producido en medio de una arriesgada práctica masturbatoria.
Lo anterior no es un guion de ninguna novela policial o triple X, los hechos ocurrieron el 30 Marzo de 1990, en la habitación 1406 del Hotel Carrera de Santiago de Chile. El cadáver es del periodista británico Jonathan Moyle, quien trabajaba para la revista de defensa “Defence Helicopter World”.
Moyle cubría la FIDAE de ese año, pero además investigaba una operación de tráfico de armas entre un traficante chileno y el gobierno de Irak.
La industria bélica, es una industria que mueve millones y millones de dólares y, por tanto, los intereses en juego son muchos. De acuerdo al último informe anual Balance Militar 2014 del Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales (IISS), el gasto militar en América Latina continuó creciendo, alcanzando un aumento del 15,6% entre el 2010 y el 2013, siendo Venezuela, Colombia y Bolivia los países que presentaron el mayor aumento.
Chile ha jugado un importante papel en esta cuasi carrera armamentista regional pues, de acuerdo a un estudio efectuado por el Instituto Internacional para la Paz (SIPRI), en el quinquenio 2005-2009 fue el mayor comprador de armamentos de toda América Latina, llegando a ocupar el lugar N° 13 a nivel mundial!!.
Peor aún, el año pasado el Gobierno de Chile informó de un gigantesco plan de rearme que significará un gasto de, entre 7.000 y 11.000 millones de dólares.
En este escenario, la FIDAE se ha transformado en un importante lugar de encuentro para la industria área tanto civil como militar. Según la organización habrá más de 500 expositores provenientes de 43 países y se esperan negocios por cerca de 350 millones de dólares. Aunque, tal como señala el propio director ejecutivo de la FIDAE, el Coronel José Ignacio Nogueira, tal cifra probablemente sea bastante mayor pues “muchos acuerdos, por su naturaleza de defensa, no son públicos, por lo que yo creo que es más de esa cantidad”.
El comentario del Coronel Nogueira insinúa que detrás de la fachada amable y pública que todos los años se muestra, en la FIDAE hay una trastienda de la que no se habla, y en donde hay muchos negocios que se realizan en una tenebrosa oscuridad.
Antes de aparecer asesinado en el closet del Hotel Carrera, el periodista Jonathan Moyle cubría el desarrollo de la versión 1990 de la FIDAE, mientras simultáneamente investigaba un posible caso de tráfico de armas entre Chile e Irak. Inicialmente el caso se cerró como muerte accidental o suicidio, pero dadas las presiones británicas, la justicia chilena reabrió la investigación llegando a la conclusión que había sido un asesinato por envenenamiento aunque fue imposible encontrar al culpable.
Años más tarde, el 29 de Enero de 1992, apareció en las aguas del río Maipo el cuerpo sin vida del Coronel Gerardo Huber. Al principio el caso se caratuló como suicidio y posteriormente quedó acreditado que había sido un asesinato vinculado a la venta ilegal de armas a Croacia de la cual Huber era un testigo clave.
“Hubo muchas operaciones, muchas actividades tendientes a evitar que Huber declarara y que concurriera a los tribunales, y después que fueron fracasando una tras otra se llegó a la instancia final, en la que muere Huber», afirmó el Ministro de la Corte de Apelaciones, Claudio Pavez, en esta causa finalmente fueron condenados 3 oficiales del Ejército pero nunca se pudo determinar al autor del disparo mortal.
El año 2003, un ex militar chileno declaró judicialmente que el Coronel Huber, antes de ser asesinado, lo contactó para entregarle antecedentes relacionados con el tráfico de armas a Croacia y que, además, años antes había intentado entregarle información destinada al periodista Jonathan Moyle, lo que no fue posible ya que Moyle aparecería muerto días después. En su declaración, el oficial señala que hubo un intento de asesinarlo viéndose obligado a huir del país, razón por la cual fue acogido en Holanda como refugiado político.
Situaciones parecidas ocurren a propósito de las compras de aviones Mirage y tanques Leopard. En el caso de los aviones aparece suicidado el General belga Jaques Lefevre, quien estaba procesado en su país por la venta ilegal de armas al Medio Oriente, pero en su confesión había declarado que parte de los US$ 15 millones de coimas ilegales habían sido pagadas a militares chilenos. En la investigación iniciada en Chile aparecen involucrados el ex General de la Fach Ramón Vega y el Ex Ministro de defensa Patricio Rojas.
En el caso de los tanques Leopard, ejecutivos de la empresa holandesa RDM Technology admitieron el pago de comisiones ilegales por cerca de US$ 9 millones a civiles y militares chilenos, siendo procesados el Ex Director de Famae y General en retiro, Luis Iracabal Lobo, y el brigadier en retiro Gustavo Latorre.
En Septiembre del año 2009, un testigo clave de la investigación del caso de los tanques Leopard, intenta extorsionar al Ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma exigiéndole US$ 500.000 a cambio de no involucrarlo en el caso.
Se trata de Pedro del Fierro, un antiguo socialista, que ha ejercido como corresponsal en varias revistas dedicadas a la defensa y ventas de armas. El historial de Del Fierro es bastante singular: ha debido declarar en el caso del embarque ilegal de armas a Croacia, caso vinculado con el asesinato del Coronel Huber. También aparece mencionado en el Libro “Murder in the room 1406” escrito por el periodista Wensley Clarkson y que relata la muerte de Jonathan Moyle, en el libro Del Fierro aparece como el nexo en la investigación que realizaba Moyle cuando asistía a la FIDAE.
Todo lo relatado anteriormente, demuestra que la industria bélica en Chile posee vínculos oscuros y dignos de películas de espías. Asesinatos, extraños suicidios, extorsiones y millones de dólares están presentes en muchos de los capítulos de las adquisiciones legales de armas realizadas por Chile, pero también, varios actores de estos capítulos aparecen vinculados a operaciones ilegales de tráficos de armas.
Y la FIDAE es el marco preferido para que muchos de estos personajes desplieguen sus extrañas técnicas comerciales. Entonces, si tiene planificado asistir a la FIDAE como un lindo paseo familiar de fin de semana, piénselo dos veces, no vaya a suceder que de pronto aparezca su cuerpo colgado y la prensa diga que efectuaba extrañas prácticas masturbatorias.
Por Efren Osorio
El Ciudadano