La reciente investigación de la ONU ha puesto de manifiesto un panorama desgarrador en Gaza: los ataques sistemáticos de Israel a la salud reproductiva de las mujeres palestinas no son solo un acto de violencia; son «actos genocidas», según el informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación, divulgado el 13 de marzo de 2025. Esta acusación de genocidio no solo desvela la magnitud de la crisis humanitaria, sino que cuestiona el compromiso de Israel con los derechos humanos.
Véase también: Israel mantiene el bloqueo a la ayuda humanitaria destinada a la Franja de Gaza
La Comisión ha subrayado que las autoridades israelíes han destruido deliberadamente la infraestructura de salud en Gaza, específicamente la atención sexual y reproductiva, con el fin de obstaculizar la capacidad de las mujeres palestinas para tener hijos. Entre los actos más condenables figura la destrucción de la clínica de fertilización in vitro al-Basma, que almacenaba miles de embriones, una acción que, según los investigadores de la ONU, tiene como objetivo frenar el crecimiento de la población palestina en la franja de Gaza.
En palabras de Chris Sidoti, uno de los miembros de la comisión, estos actos son parte de un patrón de medidas «calculadas para provocar la destrucción física de los palestinos en Gaza». La comisión no ha dudado en afirmar que estas acciones constituyen «actos genocidas» según la Convención de la ONU sobre Genocidio de 1948.
La agresión israelí en Gaza no se limita a los ataques directos. El bloqueo de la ayuda humanitaria y la obstrucción del acceso a servicios médicos y de salud reproductiva han exacerbado la situación de las mujeres palestinas. Muchas han muerto por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto debido a la falta de acceso a la atención médica adecuada. Este abandono sistemático, que podría haberse evitado, constituye, según la ONU, un «crimen de lesa humanidad de exterminio».
A pesar de la gravedad de los hallazgos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha rechazado las acusaciones, tildándolas de «falsas y absurdas». Sin embargo, la respuesta de Netanyahu parece desvincularse de la realidad sobre el terreno, donde las mujeres palestinas continúan siendo víctimas de una agresión que va más allá de la violencia armada: es una agresión que atenta contra sus derechos reproductivos, su dignidad y su vida.
Si bien la comisión aún no ha llegado a una conclusión definitiva sobre la «intención genocida» de Israel, las evidencias presentadas sugieren que la política israelí en Gaza cumple con los criterios establecidos por la Convención de la ONU para calificar estos actos como genocidio. A esto se suma el hecho de que los ataques a la infraestructura de salud, la obstrucción de la ayuda humanitaria y las condiciones de vida impuestas a la población palestina en Gaza no solo son violaciones del derecho internacional, sino también una manifestación clara de un intento de exterminio gradual de un pueblo.
El informe de la ONU no ha dejado de generar reacciones contundentes. Organizaciones como Amnistía Internacional han acusado a Israel de genocidio, mientras que Sudáfrica ha impulsado una denuncia contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia. La comunidad internacional no puede seguir ignorando los crímenes perpetrados en Gaza. Es urgente que los responsables rindan cuentas ante la justicia, ya que la impunidad solo perpetúa la violencia y la injusticia en la región.
La situación en Gaza es una tragedia humanitaria que exige una respuesta firme y efectiva. La destrucción de la salud reproductiva, el acceso a la atención médica y las condiciones de vida inhumanas no son solo un ataque a los derechos humanos, sino un intento sistemático de exterminar a un pueblo. Este informe debe ser un llamado a la acción para todos aquellos que defienden la dignidad humana y la justicia en el mundo.
Foto: El Ciudadano
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