La historia comienza en 1904, cuando el empresario estadounidense Samuel Phillips Verner fue enviado a África a buscar pigmeos para ser exhibidos en la Exposición Universal de Saint Louis. Con la ayuda de traficantes de esclavos, Verner secuestró a Benga y a otras ocho personas de su tribu.
Luego de llevarlo durante dos años a distintas ferias y exhibiciones, Verner lo vendió al Zoológico del Bronx donde fue alojado en la jaula de los monos.
Lo obligaban a dormir junto a un orangután amaestrado, con el que se trenzaba a golpes y fingía hablar en un lenguaje gutural. Todo esto parte de la puesta en escena que le obligaban a prácticar para entretener al público, ante quien era presentado como el «eslabón perdido» entre el mono y el hombre.
Grupos afroamericanos repudiaron enérgicamente el espectáculo racista y la presión fue tan grande que la exhibición fue cancelada.
Una vez fuera del Zoologico, Ota Benga fue llevado a un orfanato y adoptado por la poeta estadounidense Anne Spencer (1882-1975), activista del movimiento Harlem Renaissance, considerado como un renacimiento de las artes afroamericanas.
El nuevo entorno intentó introducirlo en las costumbres estadounidenses, lo vistieron con pantalones largos, camisa y chaqueta, y lo inscribieron en un seminario teológico. Sin embargo, el joven no pudo adaptarse a esa nueva vida. Se suicidó de un disparo en el corazón en marzo de 1916, cuando tenía 33 años.
En 1992 ya se había publicado un libro sobre Ota Benga. Su autor es el nieto de Samuel Phillips Verner, Phillips Verner Bradford y la obra se llama Ota Benga, el pigmeo en el zoológico. Durante su investigación, Verner Bradford visitó el Museo Americano de Historia Natural donde descubrió que se conservaba una máscara y una figura de su cuerpo.
La historia de Ota Benga también inspiró el cortometraje de 2002 Oto Benga, un pigmeo en América, dirigido por el brasileño Alfeu França, quien usó películas orginales filmadas a principios de siglo por Samuel Phillips Verner.