Asociaciones de activistas se unieron ante la indiferencia del gobierno, y se encargan de dar hogar a refugiados que llegan desde África y Oriente Medio. Ante todo, humanidad.
¿Qué hacer cuando otro ser humano inocente sufre? Lo mejor no es echarlo, sino darle una casa. Si no hay otras casas, ofrecerle la propia es un gesto de enorme bondad. Y, mejor aún, ayudarlo a tener una casa propia es aún mejor. Eso impulsa la ONG Refugees Welcome, que tanto en Alemania como en Austria lanzó un plan masivo para dar viviendas a los refugiados africanos y asiáticos en dichos países.
Ante la poca ayuda de los gobiernos nacionales y el sobrepoblamiento de los asilos para refugiados, la medida apunta a dar ayuda humanitaria, de un pueblo a otro. La propuesta es esperanzadora en tiempos de anti-islamismo en Alemania, liderado por la agrupación Pegida. El mensaje viene a decir que las personas son personas, más allá de su credo y origen. Es una forma de batallar contra la zenofobia en Europa.
Todo empezó cuando Mareike Geiling ofreció su casa en Berlin. “Me dio enojo cómo trataban a los inmigrantes, y empecé a enseñarles alemán”, cuenta la activista, que invitó a vivir a ciudadanos de Mali. El siguiente paso fue empezar a recolectar dinero para pagar la renta de otros cientos de inmigrantes que escapan del horror de sus países. “A muchos inmigrantes les cuesta acercarse a los alemanes por el idioma y la burocracia”, cuenta la joven, que quiere cambiar eso.
Así nació una página web que conecta a inmigrantes refugiados con personas dispuestas a hospedarlas. La idea se expandió a toda Alemania e incluso a Austria. Así los que escaparon de la guerra o la miseria pueden tener un espacio propio y condiciones de vida dignas, aunque sea lejos de sus países. Ante el maltrato e indiferencia de las autoridades, es esperanzador que sea la gente la que encuentra las soluciones, desde el corazón.
Uwe Hunger, politólogo de la Universidad de Münster, cree que Refugees Welcome indica el comienzo de un nuevo enfoque a la política migratoria en Alemania y Austria, países donde reina el escepticismo hacia los llegados de afuera. “Es un gran movimiento, que quiere dar el ejemplo. Los concejos regionales no saben qué hacer y este es el momento de ofrecer soluciones”, observa el especialista.
Fuente: Occupy.com