«Sólo paren la guerra y nosotros no querremos ir a Europa»- fue la frase de Kinan Masalmeh, un niño sirio refugiado de 13 años que resume la verdadera dimensión de la crisis de refugiados que enfrenta Europa. Una catástrofe humanitaria producida e instigada por los mismos países que hoy se reparten mezquinas cuotas de desplazados de las guerras civiles de Siria y oriente medio.
Una realidad escondida por las cadenas occidentales, pero que desnuda a los verdaderos responsables de la crisis humanitaria: los gobiernos de Turquía, Arabia Saudita, EE.UU., Francia, Inglaterra e Israel que empujaron y dieron suministros de guerra al Frente Al Nusrah y al ISIS (Estado Islámico), obsesionados por derribar el gobierno de Bashar al Assad.
En Siria se repite la intervención de países europeos que terminó con la vida de Gaddafi y arrojó a Libia a una crisis de gobernanza e inestabilidad política de la que aún no sale el país del norte de África.
La intervención de Occidente en el norte de África les golpeó sus fronteras. Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM) desde enero de este año unas 350 mil personas que huían de la guerra en Siria han intentado llegar a Europa y unos 2.600 emigrantes ya han muerto intentando cruzar el Mediterráneo. En Grecia, principal puerta de entrada de los refugiados, un 80 por ciento de los refugiados son sirios.
Se calcula que casi la mitad de la población siria ha abandonado el país desde que en marzo de 2011 se inició la guerra civil. Un drama que desde el año pasado experimentan países como el Líbano con un millón de refugiados; Jordania, que acoge a otros 600 mil y Turquía, cuyo gobierno ha sido un gran instigador de los opositores al gobierno de al- Assad y hasta donde han conseguido llegar 700 mil sirios huyendo de la guerra.
En cambio, los países europeos evaden su responsabilidad ante los pocos que han conseguido llegar a sus puertas. Alemania, el país europeo que más ha concedido refugio a sirios, ha permitido la entrada de 10 mil. EE.UU. ha admitido a sólo 31 sirios en 2013.
INTERVENCIÓN ABIERTA
El analista de Actualidad RT, Carlos Santa María, comenta que el origen de la crisis humanitaria “comienza con la invasión a Afganistán lo que genera una oleada de desplazados internos que se proyectan hacia otros territorios con el fin de salvar sus vidas. Posteriormente comienza la intervención en Irak con el fin de pacificar la región y eliminar un gobernante déspota, continúa en el proyecto destructor de Libia, Siria, y persiste hoy con la masacre continuada en Yemen”.
Hasta antes de 2011, Libia exhibía uno de los mejores índices de desarrollo humano y de distribución del ingreso en África. Un país árabe que fue producto de un pacto de grandes tribus y que mantenía iguales derechos para hombres y mujeres. En Siria, pese a tener una mayoría de población de religión musulmana, se respetaba un clima de tolerancia religiosa que permitía la convivencia de los seguidores de Mahoma con cristianos y ortodoxos.
La intervención de países como Francia, EE.UU. e Inglaterra para desestabilizar ambos gobiernos después del inicio de la primavera árabe en Egipto, siguió el patrón de fomentar las protestas contra los regímenes dinásticos de la familia al-Assad y del modelo tribal de Gaddafi en Libia.
Santa María agrega que las potencias occidentales veían con complacencia la gestión de los gobiernos del norte de África en la medida que no tocaran los negocios transnacionales. “El ‘gran error’ fue cuando estos dirigentes consideraron que ya era hora de detener el saqueo a sus pueblos y optaron por restringir a las empresas financieras e industriales que se apoderaban de los recursos naturales, oponiéndose a sus designios”- destaca el analista.
La justa demanda por más derechos democráticos de una buena parte de la ciudadanía de esos países fue aprovechada por Occidente para derribar gobiernos que no eran de su agrado. Si Libia representaba el pan-arabismo, la cercanía de Siria con Irán y Rusia molestaba en el tablero para medio oriente diseñado por las potencias occidentales.
Si en las décadas anteriores, la intervención de los países europeos y de EE.UU. en el mundo fue apoyando dictaduras, en los últimos años su excusa es en nombre de los derechos humanos o de la democracia.
Una primera estrategia fue apoyar logísticamente a la oposición de ambos países. Armamentos, instrucción militar y hasta en el uso de armas químicas fueron la tónica para apoyar la revuelta contra ambos gobiernos. En Libia la OTAN en nombre de los derechos humanos se dio hasta el derecho de controlar el espacio aéreo del país africano, dando así importante apoyo estratégico a los rebeldes. Así las cosas, fue un avión francés el que destruyó la caravana en que el dictador Gaddafi huía de los rebeldes en octubre de 2011 y que le costaría la vida y una inescrupulosa exhibición de su cadáver en manos de sus perseguidores
¿Qué tenía que hacer un avión francés en cielo libio?
Esta semana el presidente francés François Hollande anunció que la aviación francesa realizaría vuelos de reconocimiento para realizar ataques aéreos contra el ISIS en Siria.
La resistencia del ejército sirio daría una tónica distinta en el país asiático. Con el apoyo de Rusia, el régimen de al-Asssad además de enfrentar una guerra civil, debe enfrentar la campaña de Occidente que lo acusa por el uso de armas químicas contra su población. Portadas de cientos de diarios en 2013 fue un ataque a niños con armas químicas, que los medios atribuían al ejército sirio. En la oportunidad el presidente norteamericano, Barack Obama, llegó a decir que “Siria traspasó la línea roja sobre armas químicas” y anunció “aumentar el ámbito y la escala de asistencia” a los rebeldes.
La cobertura mediática para acusar al gobierno sirio fue diametralmente opuesta cuando un equipo de investigadores de derechos humanos de la ONU en base de testimonios de civiles y médicos, dieron cuenta de que los rebeldes fueron los que utilizaron gas sarín contra la población. “Fue utilizado por parte de la oposición, de los rebeldes, no por las autoridades gubernamentales”, sostuvo una miembro del equipo de la ONU.
En la guerra civil los moderados de la oposición a al-Assad fueron sobrepasados por el Frente Al Nusrah, asociado a Al Qaeda y el ISIS. Pese a que hoy nadie lo reconozca, ambas organizaciones terroristas reciben apoyo de Arabia Saudita, Israel y Turquía.
EE.UU. en diciembre de 2012 llegó a disponer de entrenamiento en armas químicas para Al Nusrah para lo cual envió military contractors, los cuales dieron entrenamiento a los rebeldes en Jordania y Turquía, país que dada su extensa frontera con Siria, ha sido muy utilizado para proporcionar pertrechos y armas a los rebeldes desde 2011. Pese a que la nacionalidad de los instructores no fue revelada, la cadena CNN supuso que eran norteamericanos.
El argumento de apoyar la disidencia pacífica en Siria se cae a pedazos cuando se calcula que las filas del ISIS son integradas mayoritariamente por extranjeros. El Centro Nacional de Antiterrorismo de Siria (NCTC), calculaba a comienzos de año que al menos unos 20 mil extranjeros procedentes de 90 países se unieron a las filas del EI. De todos ellos, unos 3 mil 400 provienen de países occidentales.
LOS PAÍSES RESPONSABLES
Tanto Turquía como Arabia Saudita han explicitado su alianza para intervenir militarmente Siria y derrocar al gobierno de al-Assad. La monarquía saudita apoya con armas y pertrechos a los rebeldes y el gobierno turco de Reyeb Tayyip Erdoğan hace la vista gorda para que a través de sus fronteras con Siria se trafiquen armas para combatir al ejército sirio.
En los días recientes el presidente del Colegio de Abogados Turcos, Metin Feyzioğlu, responsabilizó directamente al presidente Erdoğan y al partido gobernante de la destrucción de Siria y el apoyo a los opositores armados a al-Assad. El abogado sostuvo a través de una entrevista a la televisión turca, que el mandatario persigue fragmentar la integridad territorial de Siria en servicio de los proyectos imperialistas.
La errada estrategia de EE.UU. para derrocar a al-Assad choca hoy con el crecimiento del ISIS y Obama se vio obligado, más por las apariencias que por convicción, de realizar ataques aéreos y con drones contra el Estado Islámico en Irak y Siria.
En una declaración reciente la Cancillería siria denunció que Gran Bretaña está empleando todas sus “capacidades y experiencias coloniales” para desestabilizar a Siria mediante su apoyo financiero, mediático, político y armamentístico a las organizaciones terroristas que operan en la misma, así como a través de facilitar la llegada de los mercenarios extranjeros al territorio sirio”.
Por su parte Israel mantiene una solapada ayuda al ISIS debido a que sus autoridades consideran al grupo terrorista fundamentalista como un muro que mantiene a raya la influencia de Irán en medio oriente.
En mayo pasado Hispan TV denunciaba que el gobierno de Israel trató a 1.300 opositores al gobierno de al-Assad en un hospital de la ciudad de Safed, en la zona norte de los territorios palestinos ocupados. La denuncia fue hecha por médicos israelitas, como el doctor Salman Zarqa, director del Hospital Zeif de Safed.
Zarqa dijo que “los terroristas son transferidos para centros de salud y posteriormente tratados por orden del gabinete de Israel desde 2013”.
El médico israelí agregó que “la mayoría de los heridos son miembros del Frente Al-Nusra que operab en Siria”.
En marzo de 2014 un periódico local informó que Tel Aviv había gastado hasta esa fecha cerca de US $ 10 millones en servicios médicos para asistir a combatientes opositores que llegaban hasta los hospitales israelitas.
PARAR LA MASACRE
El reciente fin de semana la agencia de noticias china Xinhua publicó una nota en la que sostiene que “los principales orígenes de los refugiados -Siria, Libia, Irak y Afganistán- son blancos de las intervenciones de EEUU, que han llevado a la devastación y el caos, y han deteriorado la seguridad local y provocado desplazamientos”.
La agencia oficial de China agregó que EE.UU. «debe seguir cargando con la responsabilidad de haber desestabilizado esos países y haberlos dejado en el caos».
Xinhua evidenció también que los cuatro millones de desplazados sirios son provenientes en su mayoría de las zonas controladas por el ISIS. En cambio, la mayoría de los 17 millones de sirios todavía vive en las regiones controladas por el gobierno.
Recientemente el canciller de Eslovaquia Miroslav Lajcak también hizo la conexión entre el apoyo dado por los países europeos a la oposición siria y la afluencia de refugiados, responsabilizando a la Unión Europea (UE) por las muertes de refugiados que intentan entrar al llamado viejo continente desde sus países golpeados por conflictos armados y crisis humanitarias.
El ministro esloveno agregó que hay países que suministran armas y entrenan a los grupos armados que quieren derrocar al Gobierno de Bashar al Assad. «En cierto modo, contribuimos a la guerra civil en Siria, por culpa de la cual los inmigrantes buscan irse a Europa»- sentenció.
A las críticas también se sumó el periodista de The Independent, Patrick Cockburn, quien sostuvo que “en la práctica, el Reino Unido, EE.UU., las monarquías del golfo Pérsico y Turquía solo han agravado el conflicto sirio apoyando a una oposición armada que desde un principio estaba liderada por extremistas”.
Al igual que la invasión de Irak, el matonaje colonial y la falta de análisis certeros sobre los escenarios post intervención, siguen reproduciéndose en la política exterior europea y norteamericana. La diferencia esta vez es que la guerra civil que han contribuido a provocar y mantener está golpeando sus fronteras.
Mauricio BecerraR.
@kalidoscop
El Ciudadano