No sólo el cuestionado obispo de Osorno, Juan de la Cruz Barros Madrid, está implicado en la red de abusos y de protección de Fernando Karadima. Según la denuncia de Juan Carlos Cruz, una de sus víctimas, otras tres autoridades eclesiásticas también participaron de las liturgias de humillación y abusos sexuales capitaneadas por el párroco de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Providencia. Se trataría de los obispos de Talca, Horacio Valenzuela; de Linares, Tomislav Koljatic, y del obispo auxiliar de Santiago, Andrés Arteaga.
Todos ellos iniciaron sus vocaciones sacerdotales en el feudo de Karadima en Providencia y estudiaron en el Seminario Pontificio de Santiago, ubicado en La Florida.
El actual obispo de Osorno, Juan Barros, es el más reconocido por la polémica generada tras su nombramiento en la diócesis sureña, resistida por la comunidad. Iniciado en la juventud católica y guiado espiritualmente por Karadima, con 29 años fue ordenado en la Parroquia de El Bosque por el Arzobispo Juan Francisco Fresno, de quien llegó a ser secretario privado en 1983. Según el libro Los secretos del imperio de Karadima de los periodistas Mónica González, Juan Andrés Guzmán y Gustavo Villarrubia, una denuncia de seis jóvenes abusados por Karadima hecha ya en 1983 al arzobispado de Santiago, fue paralizada por el actual obispo Barros.
Barros en 2004 asume como obispo castrense de Chile, lo que implicó que fuera nombrado General de Brigada del Ejército de Chile. En su cargo celebró la misa de defunción de Augusto Pinochet. Luego fue obispo de Iquique durante cuatro años.
Horacio Valenzuela: Ordenado sacerdote en 1985, fue párroco de Talagante, Mallarauco y Pudahuel. En marzo de 1993 fue nombrado Vicario Episcopal de la zona Oeste por el papa Juan Pablo II y dos años después Obispo Auxiliar de Santiago. En 1996 reemplazó al reconocido obispo Carlos González en el obispado de Talca.
Una carta enviada en agosto de 2010 al prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, Valenzuela confiesa conocer por más de 35 años a Karadima, años de “dirección espiritual, de colaboración y amistad”. Publicada por Ciper, en ella el obispo afirma que la prensa chilena está dominada ideológicamente por la izquierda, diciendo que “No sería completa esta nota si omitiera lo que, a mi parecer, ha podido contribuir durante años a que en ciertos ambientes ideológicos, tanto en el mundo eclesial como en el civil, la persona del Padre Karadima no goce de ninguna o muy poca estima. Son grupos en Chile muy poderosos, que dominan magistralmente la opinión pública, ligados a la izquierda política o a la masonería, que manejan gran parte de la prensa y han penetrado de modo significativo, entre otros, el Poder Judicial. Para ellos, el ataque a la persona y a la obra del Padre Fernando Karadima ha sido una oportunidad excepcional para desacreditar a la Iglesia y quitarle toda autoridad en materias de moral que han estado con fuerza en la discusión pública de nuestra patria”.
Andrés Arteaga Manieu: También formado por Karadima, el actual obispo auxiliar de Santiago estudió en el colegio San Ignacio, cursó ingeniería civil en la Universidad de Chile, carrera que abandona para dedicarse al sacerdocio y doctorarse en Teología. Fue ordenado sacerdote en la iglesia de El Bosque en mayo de 1986. Luego sería vicario parroquial en esa misma comunidad. También fue director de estudios en el Seminario Pontificio de Santiago y como profesor en la Facultad de Teología de la PUC, llegando a ser Vice Decano de la facultad y vice gran Canciller de la PUC, por la presión de alumnos y ex alumnos escandalizados por su gran vinculación con Karadima. Siendo director de la Unión Sacerdotal de El Bosque estaba al tanto de los abusos cometidos por el párroco y las movidas de dineros irregulares.
En julio de 2001 es promovido a obispo auxiliar de la arquidiócesis de Santiago, cargo en el que recibe a fines de 2005 una denuncia presentada por Andrés Murillo, una de las víctimas de Karadima. Arteaga negó las denuncias presentadas y lo advirtió de no seguir ventilando los casos justificando que “en la Parroquia El Bosque tenían buenos abogados”. El lema episcopal de Arteaga es Ad Patrem, que significa «al Padre».
Tomislav Koljatic: El actual obispo de Linares fue uno de los más férreos defensores del sacerdote Karadima. Siendo estudiante del Colegio del Verbo Divino, entró a estudiar Economía en la PUC, graduándose en 1977, tareas que compartía como participante activo de la parroquia del Boque, llegando a ser presidente de la juventud.
En 1980 ingresa al seminario de Santiago y se ordena sacerdote en agosto de 1987. Su primer destino fue como vicario parroquial en San Gregorio, zona sur de Santiago y después estuvo diez años como asesor pastoral de la PUC.
En 1998 es ordenado obispo auxiliar de Concepción por Juan Pablo II y en enero de 2003 es nombrado Obispo de Linares.
Su lealtad con Karadima la expresó en una carta enviada a Luis Ladaría, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, acusando la “violenta persecución de la que era objeto Karadima”, la que atribuye a un complot de los partidarios de la Teología de la Liberación: “En Chile vivimos con mucha fuerza ‘los Cristianos para el Socialismo’ en la década del ‘60 y luego la Teología de la Liberación en las décadas del ‘70 al ‘90. Muchos clérigos connotados eran partícipes de estas ideas y contrarios al Magisterio del Papa. Es una triste verdad que nos duele pero real. Por ello, la persona y la predicación del P. Karadima han sido desde siempre fustigados y rechazados por algunos eclesiásticos y laicos. Su testimonio de fidelidad a la Iglesia y al Papa ha sido para él motivo de persecuciones, críticas y ataques”.
Koljatic agrega en la misiva que la ‘persecución’ contra su mentor espiritual persigue “dañar la imagen pública de la Iglesia, preparando las leyes de aborto y de matrimonio homosexual, de manera de quitarle autoridad moral para hablar al país”.
M. B. R.
@kalidoscop
El Ciudadano
RELACIONADO: Perdiendo el báculo