En menos de un mes, tres ciudadanos mexicanos han perdido la vida a causa de disparos de la policía de Estados Unidos, lo que ha propiciado que el ejecutivo de Peña Nieto exija al país norteamericano una explicación de lo ocurrido.
En los tres trágicos sucesos se repetía el mismo patrón: uso de las armas de fuego por parte de los agentes sin especificar las circustancias que llevaron a los policías a disparar contra los sujetos en plena calle. Ante la falta de explicaciones y justificación, la Secretaría de Relaciones Exteriores -SER- envió un comunicado este lunes exigiendo al Departamento de Justicia de Estados Unidos una investigación exhaustiva para que «se deslinde la debida responsabilidad penal o civil que haya lugar«.
Los tres ciudadanos mexicanos abatidos a tiros por la policía estadounidense son Ernesto Javier Canepa Díaz, Antonio Zambrano Montes y Rubén Villalpando. En el comunicado enviado, la SER condena las tres muertes como «una muestra reiterada de un uso de la fuerza letal de modo desproporcionado que no puede verse como tres casos aislados«.
Si bien es cierto que ambos ejecutivos han mantenido siempre relaciones de sintonía, la frontera de tres mil kilómetros que tienen en común supone uno de los canales principales de flujo migratorio y de tráfico de drogas, lo que provoca una tensión creciente entre Estados Unidos y México.
Estos tres sucesos provocaron en Estados Unidos las protestas de varias organizaciones civiles que defienden los derechos de los migrantes latinoamericanos que suponen un gran porcentaje de la población total de Estados Unidos.
Una vez más se cuestiona y se somete a debate las actuaciones policiales de los agentes estadounidenses que llevan a cabo prácticas excesivas e innecesarias que se traducen en desenlaces fatales. El caso más reciente es la muerte hace dos días de un mendigo que fue abatido a tiros en plena calle de Los Angeles por un grupo de agentes.
En el vídeo grabado por un transeúnte se aprecia como seis policías tratan de arrestar a dos indigentes en medio de un forcejeo que da por finalizado uno de los agentes cuando rápidamente empuña su arma y sin dejar pasar ni dos segundos la acciona hasta cinco veces contra uno de los indigentes propiciándole la muerte.
La versión policial justifica la acción argumentando que el vagabundo intentó quitarle el arma a uno de los agentes, hecho que más que justificar los disparos evidencia la ineficacia policial que, en un forcejeo de cuatro policías contra un mendigo, se ve obligado a acudir a la ventaja inmediata que le proporciona su ‘poderosa’ arma de fuego.