Han transcurrido tres semanas desde que los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa desaparecieron en Iguala, estado de Guerrero, al suroeste de México, sin que el gobierno de Enrique Peña Nieto los haya localizado o por lo menos ofrecido una explicación que sea creíble sobre el paradero o lo sucedido con ellos.
Desde su desaparición, en los alrededores de Iguala se han encontrado numerosas fosas comunes; las primeras seis fueron halladas el pasado 4 octubre con al menos 28 cadáveres, sin embargo los exámenes de ADN determinaron que no pertenecían a los restos de los estudiantes.
El pasado 9 de octubre fueron encontradas otras cuatro fosas clandestinas en las que, presuntamente, se habrían depositado los restos de 15 de los 43 estudiantes desaparecidos.
Entre los días 14 y 15 de octubre un grupo de policías comunitarios encontraron 10 fosas comunes más. En las cuatro halladas el día martes el olor era muy fuerte, por lo cual se presume que allí fueron enterrados cuerpos hace uno o varios años atrás.
Las otras seis encontradas el pasado miércoles 15, dos de ellas contenían restos óseos. El número de cuerpos hasta los momentos no se sabe con exactitud.
Un tercer grupo de fosas de nueve fosas fue hallado este jueves en Iguala, sumando aproximadamente un total de 30 fosas comunes desde la desaparición forzada de los estudiantes normalistas.
En el nuevo hallazgo de estas fosas se encontraron objetos como lapiceros, mochilas (morrales) y «carne semiroja».
El número total de cuerpos encontrados en las fosas comunes a las afueras de Iguala asciende a más de 30, pese a que no son los cuerpos de los estudiantes normalistas, el Gobierno de Enrique Peña Nieto no ha aclarado la identidad de los restos hallados ni quienes son los responsables de esas muertes.