Esta condición ha evolucionado ligada al desarrollo de los medios de producción y a la existencia de la propiedad privada, puesto que además de ser oprimida como trabajadora, la mujer es oprimida en tanto que es mujer, por si misma, por su propia condición de género dentro de la sociedad de clases; por lo que es oprimida no sólo por ser pobre y proletaria, sino por un sistema patriarcal en donde se enfrenta a numerosos obstáculos que a los hombres no se les presentan.
Esta situación particular de la mujer trabajadora, pobre, doble y triplemente oprimida, ha generado en ellas una aguerrida condición de lucha para enfrentar los constantes ataques de este sistema, le ha impreso un sello distintivo a la lucha por la liberación de la humanidad de la esclavitud asalariada, porque si una mujer avanza, ningún hombre retrocede.
Algunas importantes batallas libradas por mujeres. La chispa que puede encender la llama
Mujeres obreras en el siglo XIX, reclamando sus derechos el 8 de marzo de 1857 se fueron a huelga en una fábrica textil de Nueva York, protestando contra las inhumanas jornadas de trabajo y los salarios miserables. Poco más de 50 años después, en marzo de 1909, 140 jóvenes son asesinadas en la fábrica textil donde trabajaban, por tener tomado el lugar en reclamo por las terribles condiciones laborales, fueron encerradas por los patrones, que le prendieron fuego a la industria.
Ese mismo año, otras 30 mil obreras textiles de Nueva York se fueron a huelga, siendo fuertemente reprimidas, pero logrando que se les unieran estudiantes, socialistas y otros sectores. En 1912, en Massachusetts, Estados Unidos, detona la huelga conocida como Pan y Rosas, también levantada por obreras textiles que concentraban sus demandas por salario y mejores condiciones de vida.
El ocho de marzo de 1917, cuando se conmemoraba en Rusia el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las obreras textiles de Petrogrado se tomaron las calles por “Paz, Pan y Libertad”, sellando así el inicio de la más grande revolución del siglo XX, que llevó al proletariado al poder en octubre del mismo año en Rusia.
Incluso, antes de estas fechas, en Inglaterra, y Francia durante el 1700, hubo luchas protagonizadas e impulsadas por mujeres, mujeres pobres, que se levantaban contra la precaria situación de subsistencia que les tocaba enfrentar, levantamientos que tal como en el 1900, también impulsaban procesos tan importantes como la Revolución Francesa.
Desde que el tiempo es tiempo, las mujeres han luchado y se les ha golpeado fuerte, pero la historia no hubiese sido la misma sin este puño firme y seguro, sin nuestra caricia dulce, sin nuestra ansia de libertad y justicia que viene con nosotras, con las mujeres de nuestra clase, la clase que ha sido la más castigada, pero que trae en la sangre el destino de su liberación.
Mujeres en primera línea, históricamente vanguardia
Las mujeres de la clase obrera y de los sectores pobres del mundo, han sido víctimas de todo tipo de represión, se les ha violentado en todo ámbito de sus vidas, se les ha arrastrado a la miseria y perpetuado al desamparo. Se les ha tratado con pedantería, y relegado a tareas menores, se les ha sobrecargado de funciones y han tenido que sostener a hijos sola en medio de la barbarie. Pero, ha habido mujeres, que han hecho justicia, que han escrito la historia, esta historia tan nuestra, y tan silenciada.
Flora Tristán, nació en Paris en 1803. Debido a sus experiencias de vida, tempranamente ella, como nadie en su época, pudo intuir que los mecanismos de opresión hacia los asalariados y las mujeres son de tipo económico y que la conciencia de que la clase obrera es un todo, que debe darse a conocer como un todo; ella fue la primera piedra que en el futuro daría lugar al feminismo marxista. Flora fue plenamente consciente de que el matrimonio significaba la apropiación de la mujer por el hombre, y también planteó en su libro “Unión Obrera”, la necesidad de que todos los obreros se organicen, creando la insigne consigna: ¡“Proletarios del mundo uníos”!
Clara Zetkin, furiosa luchadora por los derechos de la mujer en Alemania y el mundo, promovió e instauró junto a otras delegadas en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, lo que hoy llamamos el Día de la Mujer Trabajadora, y se opuso a la política pactista en la primera Guerra Mundial, que prohibía las huelgas obreras durante el conflicto armado.
Rosa Luxemburgo, una de las grandes teóricas marxistas, figura clave en la II Internacional, constituida por los partidos socialistas y laboristas Europeos, junto a su estrecha colaboradora y amiga Clara Zetkin, impulsó el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, poniendo en el centro la realidad de miles de trabajadoras que estaban sufriendo las precariedades y los abusos del capitalismo, fue destacada líder política en un partido de estructura machista, y se sentía orgullosa de ser feminista y representar a la mujer en donde ella se encontraba.
Teresa Flores, mujer del norte chileno, nació en Iquique en el año 1891, en medio del fervor por el salitre y el saqueo de este por los ingleses. Teresa Flores, junto a su compañero, Luis Emilio Recabarren, recorrieron la pampa organizando trabajadores. Ella fue la primera dirigente sindical mujer de Chile y junto a otras mujeres organizó los comités de dueñas de casa. Trabajaban en los sindicatos, y desde ahí afloró la idea de “la huelga de las cocinas apagadas”, desde ese momento fueron ellas, las mujeres, quienes decidían cuándo comenzaban y terminaban las huelgas mineras de la pampa.
Hoy las mujeres se siguen levantando en todo el Mundo. “Desconocidas gigantes”
Tal como estas grandes mujeres recién brevemente nombradas, siempre han existido, y siguen aún existiendo las mujeres desconocidas, de fuerza y valentía gigantes, que en el mundo se levantan.
Hoy están las mujeres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, las mujeres de la Plaza de Mayo, las ex presas y torturadas políticas de la Dictadura chilena, las mujeres de Integra, de Correos Chile, de Montserrat, de Unimarc, de Lider, de Carozzi, de Entel, del Puerto, que en la huelga han sido de acero, que han salido a la calle, con hijos y compañeros, que han levantado la voz y se han hecho escuchar.
Mujeres que día a día trabajan en la red de Metro, las mujeres que sirven a las mujeres de la clase burguesa-las trabajadoras domésticas-, las mujeres del carbón, las profesoras, universitarias y secundarias, que luchan por una educación gratuita, laica, digna y de calidad para todos y todas, mujeres que se enfrentan a los bancos para que no se les rematen sus viviendas.
Las madres, esposas, y hermanas de Juan Pablo Jiménez, Matías Catrileo, Claudia López, Daniel Menco, Manuel Gutiérrez, Daniel Zamudio, Exequiel, Diego, y Rodrigo, hoy aún en el hospital. Mujeres que son capaces de enfrentarse a la cara, con grandeza, con orgullo, con la valentía que las caracteriza, sin miedo a pesar de ser golpeadas, apresadas, mojadas, desvinculadas de sus trabajos, y un largo etcétera.
Estas son las mujeres, las que van por delante y que históricamente se han levantado, que hoy siguen en pie, que hoy siguen diciendo basta, que hoy se organizan contra el femicidio a nivel global, por #NiUnaMenos, por la sindicalización de la mujer y la lucha por sus derechos en los espacios laborales, hoy dicen basta de represión a los movimientos sociales, hoy exigimos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, a un salario igual a la canasta familiar, a igual trabajo igual salario, no quieren el Código Laboral de la Dictadura, ni la constitución, no quieren más patriarcado oprimiéndolas.
Estas mujeres quieren, luchan y sueñan con una vida mejor para el conjunto de la sociedad, ser activas en liberarla de la esclavitud patronal y las injusticias de la explotación de una clase por otra. Saben que ellas ocupan un lugar en el centro de estas luchas, y que sin ellas es imposible perder las cadenas.