Cada 24 horas mueren de hambre en el mundo unas 100 mil personas, entre las cuales 30 mil son niños con menos de 5 años de edad. Cada día, el hambre embiste sin piedad los estómagos y la vida de los pobres más pobres de este mundo. En los países en los que este flagelo universal no es parte de la vida cotidiana, son pocos los que lloran y se conmueven.
¿Cuáles son las causas de que el mundo se haya convertido en un sitio tan injusto? Durante el último medio siglo, la producción mundial de alimentos ha aumentado de forma vertiginosa, más aun que la población.
Entre 1990 y 1997 la producción per cápita de alimentos creció casi un 25%, sin embargo, el número de personas que actualmente padece hambre en el mundo, 1.200 millones, es el mayor que se haya registrado jamás en la historia de la humanidad. En el planeta se produce la cantidad necesaria de alimentos para todos y cada uno de los habitantes.
El problema del hambre, no se debe a la escasez de alimentos, sino a la forma en que se distribuyen. Los alimentos están al alcance sólo de quienes cuenten con los medios necesarios para adquirirlos. Increíblemente se elige dejarlos pudrir, almacenarlos indefinidamente o utilizarlos de cualquier otra forma antes que detener este monstruoso genocidio.
Gran parte de las tierras cultivadas durante incontables años por campesinos y pueblos originarios de los países que ahora pasan hambre, han sido cooptadas por el agronegocio. Las grandes multinacionales se han adueñado de los campos en los que se producían alimentos para los más pobres del mundo y siembran soja, palma aceitera, maíz, trigo, algodón y tantos otros para alimentar a los automóviles y engordar el ganado y los bolsillos de los países del norte.
Acabar con el hambre es urgente. Junto con brindar acceso al agua potable, son los objetivos más importantes que deberían plantearse seriamente el G8, la ONU, la FAO y todos los organismos internacionales creados y administrados por los países ricos.
El latifundio debería ser declarado un crimen de lesa humanidad, los subsidios agrícolas como los de Estados Unidos prohibidos y declarada la libre circulación de alimentos.
El ser humano ha hecho del mundo un lugar injusto, hostil y deplorable para más de mil millones de personas y los principales culpables son los que se erigen como los grandes defensores de la justicia y se proclaman a sí mismos como los salvadores de la humanidad. Sin embargo, pese a tener las herramientas al alcance de sus manos, no las utilizan más que para su propio beneficio.
Es difícil aceptar que haya quienes podrían erradicar el hambre en el mundo, salvar a cientos de miles de personas simplemente decidiendo hacerlo y que, sin embargo, no lo hagan. Sin embargo seguramente eso no les impide conciliar el sueño ya que sus bolsillos llenos y cuentas bancarias abultadas han anestesiado sus conciencias.
Por eso no van a ser ellos quienes transformen este mundo, sino nosotros, los pueblos, con nuestra lucha, con nuestra protesta, con nuestra unidad en la decisión de cambiar el sistema para cambiar el mundo.
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Por Ricardo Natalichio
Director de EcoPortal.net
Fuente: www.prensaindigena.org.mx