El domingo no fue un día más en Diyarbakir. Era 21 de marzo, día del Newroz, en el que el pueblo kurdo conmemora, además del final del invierno y el comienzo de la primavera, la victoria de los medos (antepasados de los kurdos) contra los asirios y, por lo tanto, su propia existencia.
La fiesta que se celebró en Ahmed (nombre kurdo de Diyarbakir) vino precedida de las decenas de celebraciones del Newroz que, a lo largo de la semana, se llevaron a cabo en Sirnak con 40.000 personas, Batman (140.000) o Urfa, por poner sólo unos ejemplos. La fiesta del Newroz tiene su origen en una leyenda, en virtud de la cual el herrero Kawa, padre del pueblo kurdo, mató al tirano Zohak que tenía aterrorizada a la gente, ya que todos los días se alimentaba de dos jóvenes.
El hecho de que esta fiesta del pueblo kurdo haya estado prohibida y haya sido objeto de represión por parte de Turquía, ha hecho que actualmente tenga un carácter político indudable. Este año, también ha estado claramente marcada por el momento político, tal y como se puso de manifiesto en las diferentes intervenciones de la jornada.
Tanto en las pancartas, como en las banderas o los diferentes eslóganes, el recuerdo a los más de 6.000 presos políticos kurdos que hay en la actualidad está presente y, en especial, el de los cientos de ellos que son menores de edad.
Desde primeras horas de la mañana, miles de personas de todas las edades se dirigen a las campas de las afueras de Diyarbakir, que serán escenario de la fiesta durante toda la jornada. Cientos de los asistentes van engalanados con los trajes típicos kurdos: ellas, con vestidos de vivos colores, entre los que destacan los de la bandera kurda, y los característicos pantalones kurdos, o traje de peshmerga (guerrillero kurdo), muchos de ellos.
FIESTA Y REIVINDICACIÓN
Las pancartas que hacen alusión a Apo (Abdullah Öcallan), a la necesidad de luchar juntos por la libertad, e incluso al socialismo, se hallan por doquier. Una pira de tamaño gigantesco que se encuentra en el centro de la campa, entre miles de personas, prende de forma que el fuego que representa el nuevo año y que permanecerá encendido todo el día se convierte en el máximo símbolo de la fiesta.
Cientos de miles de personas bailan y corean eslóganes como «Viva el Newroz», «Viva Apo», «Viva Kurdistán», mientras ondean banderas con el rostro de Öcalan, del Congreso Nacional Kurdo u otras con el logotipo del PKK, del recientemente ilegalizado DTP, o del partido BDP, heredero político del anterior. Las intervenciones políticas y las musicales se suceden una tras de otra sin tiempo para el descanso.
Una de las primeras en tomar la palabra es Aysel Tugluk, una de los dos parlamentarios kurdos recientemente inhabilitados, junto con otros 34 cargos electos del Kurdistán de la parte turca. «Nos presionaban porque decíamos que la solución del problema que enfrenta al pueblo kurdo con Turquía debe tener a Öcalan y al PKK como protagonistas. Nos llamaban terroristas por eso. Hoy, aquí en Ahmed, miles de personas decimos lo mismo. Señor primer ministro, mandatarios de Turquía, aceptad la mano de paz que hoy se os tiende», afirma.
A continuación, Ahmet Turk, el otro parlamentario kurdo inhabilitado, asegura que «la violencia del Estado turco no podrá parar la lucha del pueblo kurdo». Hace referencia al gobierno de Erdogan, señalando que «hablan mucho de apertura democrática, pero no quieren hablar con el pueblo kurdo». Denuncia el encarcelamiento de diferentes alcaldes kurdos como Abdula Demirbas, el alcalde de Kurdistán Sur, o los alcaldes de Batman o Igdir.
Abdullah Öcalan se hace presente en la fiesta mediante imágenes y por la lectura del mensaje que envía en forma de carta desde la prisión de Imrali: «La solución democrática para los kurdos es, en gran parte, la solución para Oriente Medio». Öcalan denuncia también el genocidio político que se está perpetrando contra el pueblo kurdo mediante la inhabilitación de cargos públicos, el encarcelamiento de alcaldes, o las detenciones de niños. En este sentido, afirma que «buscan un enfrentamiento civil entre kurdos y turcos, pero eso no debe suceder». «Irak, Irán, Siria y Turquía están unidos contra los kurdos», dice en otro punto de su misiva, antes de aludir a la necesidad de estar unidos como pueblo.
UE Y TURQUÍA
Es el turno de Leyla Zana. Esta carismática líder kurda, que permaneció encarcelada diez años en Turquía por el único delito de hablar en kurdo en el Parlamento turco apelando a la convivencia democrática y en paz entre ambos pueblos, denuncia en su intervención la reciente operación policial contra Roj TV, la televisión kurda en el Estado francés y en Bélgica: «Antes, la Unión Europea pedía a Turquía que se pareciese a Europa adoptando medidas democráticas. Ahora, con las últimas operaciones, es la UE la que se ha convertido en Turquía», sentencia. Para terminar su intervención, afirma: «quiero decir a los Estados que nos oprimen que ya basta. Sólo si aceptáis que existimos podréis existir tranquilamente vosotros también».
Tras Leyla, suben al escenario los guerrilleros que, en otoño, como gesto de buena voluntad para abrir un proceso de negociación bajaron del monte Qandil y se presentaron ante las autoridades kurdas. También ellos denuncian la nula voluntad negociadora del Estado y Gobierno turcos, denuncia a la que se suma el presidente del BDP, Selahattin Demirtas.
Las intervenciones políticas finalizan, pero «el Aberri Eguna kurdo» continúa sin tregua. Decenas de delegaciones extranjeras, entre ellas una del Euskal Herria que, a iniciativa de la asociación Bihar de solidaridad con Kurdistán, invitada por la alcaldía de Diyarbakir Sur, tuvo el privilegio de disfrutar, un año más, de este evento multitudinario, que es el mejor ejemplo de las ansias del pueblo kurdo por decidir su futuro libremente. Algo que nada ni nadie podrán impedir.
Por Igor Urrutikoetxea
Secretario de Relaciones Internacionales de LAB
Fuente: Gara
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