Jenni fue violada por soldados cuando tenía 14 años, y después asesinada junto a sus dos hermanos. A Yolanda, con 11 años, la violó un soldado que la mantuvo en cautividad durante un día. Sandra tuvo que huir de su pueblo porque, tras sufrir una agresión sexual por soldados, las amenazas continuaron. A Carolina la violaron paramilitares por su trabajo de mediadora en el conflicto. Anteriormente habían violado a su hijo.
“La violencia sexual contra la mujer es una práctica habitual,
extendida, sistemática e invisible en el contexto
del conflicto armado colombiano.”
Corte Constitucional de Colombia, 2008.
Sandra y Carlos (nombres ficticios) vivían del cultivo de su tierra en el departamento de Vichada hasta que en julio de 2010 unos soldados les detuvieron y se los llevaron al monte, acusándoles de ser guerrilleros. Los soldados agredieron sexualmente a Sandra antes de dejarles marchar al día siguiente. Sin embargo, continuaron acosándoles y amenazándoles con entregarles a los paramilitares.
Una semana después, Sandra y Carlos huyeron de Vichada. No obstante, las autoridades se han negado a reconocer la declaración de la pareja de que fueron desplazados forzosamente por la violencia política y, como consecuencia, no han recibido ninguna ayuda del Estado.
Desde la agresión la pareja siente un intenso miedo y angustia, y para Sandra recordar la violencia a la que fue sometida le sigue causando un gran sufrimiento y una profunda sensación de repugnancia. Todavía no ha sido capaz de contar a Carlos todo lo que le hicieron.
La pareja denunció la agresión a la Fiscalía General de la Nación que ahora investiga el caso. Sin embargo, ha habido muy pocos avances y Sandra y Carlos se empiezan a preguntar si tiene sentido insistir en que se haga justicia.
Su caso no es único. Mujeres y niñas vienen siendo objeto de una violencia sexual generalizada y sistemática a manos de todas las partes del largo conflicto armado de Colombia: paramilitares, miembros de las fuerzas de seguridad y combatientes de la guerrilla. Las mujeres sufren abusos sexuales por el simple hecho de serlo, para explotarlas como esclavas sexuales, para sembrar el terror en las comunidades y así facilitar la imposición del control militar, para obligar a familias enteras a huir de sus casas y permitir la apropiación de sus tierras, y para vengarse de los adversarios.
Las defensoras de derechos humanos y las líderes comunitarias son agredidas sexualmente en represalia por su labor o en un intento de silenciarlas.
Muy pocos autores de crímenes de violencia sexual cometidos durante los 45 años del conflicto han comparecido ante la justicia. La impunidad impera. Aunque el gobierno de Juan Manuel Santos se ha comprometido a abordar las violaciones de derechos humanos y la impunidad, hasta ahora las mujeres apenas han visto cambios reales en sus vidas.
Las mujeres y niñas colombianas sobrevivientes de violencia sexual exigen justicia. Ayúdales. Exígeselo tú también al gobierno colombiano.
Y como ellas, muchas más. En Colombia, mujeres y niñas son agredidas sexualmente cada año por paramilitares, fuerzas de seguridad y combatientes de la guerrilla. Con impunidad, las usan como trofeo de guerra. Las utilizan para sembrar el terror en las comunidades, facilitar el control militar, obligar a familias enteras a huir de sus casas, permitir la apropiación de sus tierras y vengarse de los adversarios.
En 45 años de conflicto, muy pocos casos de violencia sexual se han investigado. Ellas lo saben, y por eso muchas ni denuncian. Ellos también lo saben, y por eso los abusos siguen.
Para combatir la violencia sexual en el ámbito del conflicto en Colombia te necesitamos a ti que crees que es inaceptable que mujeres y niñas sufran mientras los responsables gozan de impunidad. Necesitamos tu firma para conseguir que el gobierno colombiano escuche de una vez la voz de las víctimas que piden justicia y protección.
Estoy seguro de que con tu apoyo podemos lograrlo. Gracias a ti por creerlo también y no quedarte de brazos cruzados.
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Por Esteban Beltrán
Director Amnistía Internacional – Sección Española