El Gobierno de Palestina reafirmó los compromisos asumidos ante la Convención sobre las Armas Químicas, ente adscrito a la Organización para la Prohibición para las Armas Químicas (OPAQ), al cual se sumó oficialmente como Estado Miembros unos días atrás.
El ingreso se hizo posible al entregar el pasado 17 de mayo los instrumentos de adhesión para la solicitud de integración oficial a la Convención antiarmas. Según un comunicado de la OPAQ, Palestina se convierte en el Estado firmante número 193.
El texto señala que el 96% del armamento que estaba en posesión de los países miembros fue destruido bajo la supervisión de este organismo. Ahora bien, ¿vale la pena el ingreso del país árabe a los “organismos garantes de la paz“?
En 2012 Palestina fue admitido como país observador No Miembro de la Organización de Naciones Unidas y, desde ese entonces, ha unido esfuerzos para engrosar las listas de organismos internacionales que luchen por la paz de los pueblos como una estrategia para alcanzar el reconocimiento internacional y establecerse como una nación pacífica y de acuerdos mancomunados para la estabilidad diplomática mundial
Con respecto a su ingreso, el presidente Mahmud Abás señaló que “Palestina negociaría entonces desde la posición de un miembro de la ONU cuyo territorio está militarmente ocupado por otro y no como un pueblo derrotado”.
Luego, en septiembre de 2017 ingresó a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Adiconalmente, se alistó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo y a la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial; en aras de fortalecer la estructura diplomática internacional.
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