El pasado sábado 27 de mayo se dio por finalizada la huelga de hambre -difundida bajo el nombre de «Libertad y Dignidad»– que por 41 días llevaron adelante más de mil presos palestinos que se encuentran encerrados en cárceles israelíes. Los activistas demandan mejorar sus condiciones de presidio y hacer un llamado de atención a la comunidad internacional por su pasividad a la hora de condenar el actuar de Israel en los territorios ocupados.
A la fecha son casi 6.500 los presos palestinos en los recintos penitenciarios de Israel, quienes exigen tener las condiciones mínimas durante su reclusión: dos visitas familiares de 60 minutos al mes; permitir encontrarse con parientes de segundo grado (nietos, abuelas); contacto físico una vez al año; instalación de teléfonos públicos para mejorar la comunicación de las mujeres presas con sus hijos, de los presos menores y de los enfermos con sus más cercanos; mejoras en la alimentación y el acceso a ropa y bienes básicos; que los presos enfermos puedan ser examinados por médicos independientes, y que el hospital de la prisión de Ramla, al centro de Israel, vuelva a su antiguo edificio, más amplio y con espacio de recreación.
Estas demandas, finalmente, fueron logradas por los presos palestinos tras las permanentes negativas de las autoridades israelíes, por lo que el resultado es considerado como un triunfo para los miles de palestinos que eran parte de la huelga de hambre.
Este año se cumplen 70 años de la «Nakba» -que significa catástrofe en árabe- que recuerda el inicio de la ocupación de Israel de los territorios palestinos y la consecuente expulsión de sus habitantes a otras zonas de la región. Un proceso que se extiende hasta estos días, con graves violaciones a los derechos humanos, bajo la vista gorda de la comunidad internacional que no hace eco de las denuncias por diferentes motivos.
Según los datos que entrega el sitio addameer.org, actualmente del total de prisioneros en las cárceles de Israel, 61 son mujeres, 300 son menores de edad, 13 son parlamentarios y 500 son personas que figuran bajo la categoría de la detención administrativa, que permite tener a las personas presas sin acusación ni juicio.
Silencio internacional
“La comunidad internacional ha sido muy pasiva respecto de la situación de los que llamo ‘secuestrados políticos'», sostiene el director ejecutivo de la Federación Palestina de Chile, Anuar Majluf Issa, respecto de la situación que viven los presos en las cárceles en Israel. En conversación con El Ciudadano, señala que “han pasado 70 años desde que se inicia el plan de limpieza étnica que lleva a cabo Israel, ocupando territorios, violando permanentemente los derechos humanos de los palestinos y vemos que la comunidad internacional no sanciona a Israel como debe ser por su actuación”.
Basil Farraj es antropólogo y se encuentra en nuestro país desarrollando su tesis de postgrado en la Universidad de Chile desde hace cuatro meses. Durante su estadía ha participado de una serie de actividades para dar a conocer los hechos que ocurren diariamente en los territorios ocupados y fomentar los lazos de solidaridad con el pueblo palestino. Su familia también es víctima, el padre de Basil fue preso la semana pasada por las tropas israelíes.
Al ser consultado por este medio respecto de la complacencia internacional, coincide declarando que ésta «no se ha movilizado como corresponde. No ha sido suficiente”. Al mismo tiempo, explica que respecto de la condición de los presos en las cárceles de israelíes, «con estas acciones se busca quebrar a los palestinos, desde la época de la Nakba en 1948». En ese sentido, agrega que «siempre ha sido así la forma de encarcelar a los palestinos. Ahora tienen técnicas de torturas más desarrolladas. Lo que pasa con los presos políticos no es nuevo”.
El director ejecutivo de la Federación Palestina en Chile, en tanto, destaca que a pesar de las múltiples pruebas de los organismos de gobierno y seguridad de Israel, los vínculos comerciales parecieran ser más potentes que las causas humanitarias. En este sentido, Anuar Majluf Issa recalca que “no es coincidencia que Israel continúe con esta impunidad, es el único Estado que se ha dado el lujo de violar más de 60 resoluciones de Naciones Unidas y continúa con su política de colonización como si nada estuviera pasando».
“En el caso de los secuestrados políticos palestinos en Israel, no he visto declaración alguna de la Cancillería chilena pidiendo su liberación o exigiendo el respeto a sus derechos básicos, como lo hacen con otros países como Venezuela”, destaca el dirigente.
El precio de la dignidad
La acción represiva de la política de ocupación llevada a cabo por Israel, junto con su inflexible postura a la hora de negociar, ha llevado a los palestinos a tomar acciones de distinta índole para presionar por una solución al conflicto, siendo la huelga de hambre la manifestación más pacífica, y más extrema, para poner en relieve sus demandas.
“Los presos estuvieron 41 días de huelga de hambre, que es una estrategia que siempre se ha utilizado en las cárceles como la última forma de resistencia. Esta huelga es resultado de que no había otra salida para forzar a Israel a que respondiera a sus demandas”, sostiene Basil Farraj.
Línea similar sostiene Anuar Majluf Issan, quien explica que la acción de los presos “da cuenta que los palestinos están dispuestos a pagar un alto precio por la libertad». Y agrega: «Las exigencias de los secuestrados palestinos en las cárceles de Israel son elementos básicos de derechos humanos: visitas de los familiares, que existan juicios y no se aplique la llamada detención administrativa, que no sean juzgados por tribunales militares, y que no se produzcan castigos colectivos a las familias”.
De igual manera, Farraj sostiene que la situación de los presos tiene directa relación con el trato que se les da a los palestinos en los territorios ocupados. “Lo que pasa con los palestinos en las cárceles de Israel es reflejo de lo que pasa afuera de las cárceles. La Franja de Gaza es una gran cárcel, donde los palestinos no pueden prácticamente moverse al interior”, señala con firmeza.
¿Cómo se puede proyectar el desarrollo del conflicto? Según Majluf, director ejecutivo de la Federación Palestina de Chile, «a Israel le conviene el status quo y que el mundo no sepa de las atrocidades que comente a diario contra el pueblo palestino. Mientras no se logre esta visibilidad, difícilmente lograremos esta solidaridad”.
Ante la misma pregunta, Basil Farraj recalca que “Israel no quiere negociar, y no le importan las vidas de los palestinos en general». «Lo que se hace -dice- con acciones como la huelga de hambre, es forzarlo para que accedan, cosa que es muy difícil”.
Fuente Infogragría: addameer.org