El Mercurio de Santiago “desvinculó” a 34 periodistas en las últimas dos semanas, incluyendo a Raquel Correa, Blanca Arthur y Mauricio Carvallo, figuras antiguas en el diario de Agustín Edwards. La empresa despidió en total a unos 130 trabajadores, incluyendo personal técnico y administrativo, que se estima aumentarán a 200 en los próximos días. A estos últimos despidos deben sumarse otros 41 acaecidos antes en El Mercurio de Valparaíso, 30 personas en noviembre-diciembre de 2008 y otras 11 en lo que va del año 2009.
Los despidos en medios rara vez hacen noticia, más bien se ocultan hasta en los órganos de la competencia, como si hubiera colusión para tapar un asunto tabú, en el que todos los propietarios de diarios, radios y canales de TV están haciendo caso omiso a la petición del gobierno a los empresarios de congelar los despidos y no utilizar la crisis como pretexto para eliminar fuerza de trabajo y aumentar el desempleo. Las últimas “desvinculaciones” en el periodismo afectan a numerosos trabajadores de prensa escrita, radio y televisión, particularmente –en los últimos días– de las radioemisoras que maneja el grupo español Prisa a través de Ibero Americana Radio Chile, holding adquirido recientemente al venezolano Gustavo Cisneros, y del diario La Hora, del grupo Copesa-La Tercera, de Álvaro Saieh. Edwards y Saieh controlan prácticamente toda la prensa escrita, nacional y local, del país.
Los despidos en El Mercurio ocurrieron después que los trabajadores votaran en asambleas su rechazo a la propuesta patronal de renunciar voluntariamente a la gratificación correspondiente al año 2008, pactada en el acuerdo laboral vigente. La empresa solicitó este sacrificio invocando la crisis económica, que tampoco parece afectar al diario, pues sus ediciones siguen exhibiendo abundante publicidad, en tanto el dueño –Don Agustín o El Viejo, como suelen llamarlo– acaba de renovar su helicóptero y adquirir dos Mercedes Benz último modelo. Los despidos coinciden también con la negociación colectiva para un nuevo acuerdo laboral entre sindicatos y empresa. Por ejemplo, actualmente están negociando dos sindicatos de El Mercurio de Valparaíso.
Crueldad gratuita
Los trabajadores denunciaron que ciertos jefes de El Mercurio parecieran disfrutar los despidos utilizando métodos crueles, como «echar a correr la bola» antes que el desahuciado sea notificado, de modo que todos sus compañeros sepan, excepto el afectado. Otra variante es la clausura previa de la cuenta de correo electrónico, que opera como un malvado “pre-aviso psicológico” o notificarlo el día 3 del mes para que el futuro desempleado deba… cumplir el turno de fin de semana “porque falta gente”.
Los trabajadores viven una zozobra permanente. «El irrespirable clima de incertidumbre, salpicado con peticiones inaceptables y presiones indebidas a las que se han visto sometidos muchos de nuestros afiliados, no contribuyen en nada al normal desempeño de las funciones que debemos realizar día a día», expresó el Sindicato de Periodistas, Reporteros Gráficos, Diseñadores y Documentalistas de El Mercurio de Santiago1. “Sólo nos queda aferrarnos a nuestros sindicatos”, dijo un trabajador de El Mercurio de Valparaíso, el diario más antiguo del país, donde se han producido 41 despidos desde noviembre de 2008. “No sabemos si la cosa ya pasó o recién está empezando”, manifestó otro periodista del diario de Valparaíso. “Vivimos en la incertidumbre, como si al despertarnos cada mañana estuviéramos forzados a jugar a la ruleta rusa”, añadió.
Entre los últimos despidos de El Mercurio de Santiago se encuentran el periodista de cultura Víctor Mandujano y el fotógrafo José Molina, entre muchos otros trabajadores de 55 a 60 años de edad que percibían salarios mensuales de 1,2 millones a 2 millones de pesos chilenos (equivalentes a 2 mil y 3.300 dólares). Los despidos más recientes en Santiago recayeron también en los fotógrafos Jaime Bascur Navarrete, Alejandro Carballal Soto, Juan Ernesto Jaeger Campos, Jorge Jouannet Cáceres, Raúl Maldonado Moncada, José Molina Sánchez, Homero Monsalvez Muñoz, Mario Muñoz Rodríguez, Mauricio Palma Muñoz; los diseñadores Lucía Cristi Cortés, Mario Jara Concha, Verónica Palacios Martínez, César Urrutia Jaramillo, Ricardo Varas Becerra y Marta Barraza Ortega (Las Últimas Noticias); los documentalistas Dante Duarte Núñez, Yolanda Moreno González, Pedro Muñoz Huala, Cecilia Rodríguez Gómez, Mirta Quevedo Godoy y Gustavo Villalobos Miranda: Ricardo Downey Collao y Claudio Salinas Matalón, de Crónica; Óscar Contador Biglia, de Deportes; Álvaro Rodríguez Vial, de Economía; Javier Rojahelis Busto, de Artes y Letras; David Aguirre Valencia y Valeria Verdugo Baltra, de Infografía; Marianella Arratia Fernández, de Revista Wikén; y Vadim Vidal Donoso, de Zona de Contacto.
Las presiones para renunciar a la gratificación se ejercieron en todos los medios que la empresa posee a lo largo del país: dos diarios de circulación nacional que se editan en Santiago –El Mercurio y Las Últimas Noticias, más el vespertino La Segunda, que circula de lunes a viernes en la zona central y más lejos en la mañana día siguiente– y otros 20 diarios locales que aparecen de Arica a Magallanes, más 38 radioemisoras locales de noticias –Digital FM–, operadas por las 11 jefaturas de prensa de la División de Diarios Regionales. La cadena tiene también Positiva FM, otra red de emisoras con presencia en 17 ciudades que anuncia la instalación de otras 11 frecuencias locales. Una vez rechazada la renuncia voluntaria a la gratificación, la empresa procedió a la nueva ola de despidos, que comenzó con un fotógrafo en El Mercurio de Valparaíso.
Censura en El Mercurio
Mientras se gestaban los despidos, el crítico de cine Juan Pablo Vilches, del suplemento Artes y Letras, dio una valerosa y solitaria batalla contra la censura que impera en el diario de Edwards. El periodista, que también es magíster en ciencias políticas, decidió dejar el diario en diciembre de 2008 cuando sus jefes no le permitieron publicar su comentario sobre la película El diario de Agustín.
El documental, de Ignacio Agüero y Fernando Villagrán, muestra retrospectivamente la influencia de El Mercurio en la política chilena, en particular su apoyo a la dictadura militar y el rol que desempeñó en el montaje y producción de noticias falsas ideadas para justificar desapariciones de personas. En connivencia con los servicios de inteligencia, el diario fabricó un incidente político durante la visita del Papa Juan Pablo II en 1987, con «culpables» previamente seleccionados en una suerte de “casting” por los productores de la falsa noticia, fotografiados como oyentes casuales de una alocución papal en un parque público y acusados de promover la violencia al día siguiente por el propio matutino. Este abuso descomunal, que era desconocido antes de la aparición del film, originó después un juicio que Agustín Edwards perdió en los tribunales, pero la noticia reivindicatoria de los dos jóvenes sindicados de “terrorismo” no se publicó en ningún medio, menos en El Mercurio. Atendiendo a principios éticos fundamentales, el Colegio de Periodistas «decidió darle su pleno respaldo” a Vilches y reiteró “su convicción de que la línea editorial de un medio no es incompatible con la libertad de expresión”.
«Cuando quise escribir sobre la película me dijeron que no se iba a publicar nada sobre ella», dijo Vilches2. «Lo que me decidió a dejar de colaborar en Artes y Letras fue que ni siquiera iban a leer la crítica; la película era tratada como una especie de tabú. Lo que ocurrió con mi crítica es un caso particular de la forma de tratarla como si no existiera, no haciéndose cargo de la interpelación seria que es ‘El diario de Agustín’, sus cuestionamientos sobre el pasado y, sobre todo, el presente del diario. Creo que el tema es demasiado importante, y El Mercurio es demasiado importante, como para que eso se ignore de esa manera. Por tal razón el proceder del diario no me pareció adecuado, así que decidí no escribir más en Artes y Letras. Por cierto que también me molestó no haber podido hacer mi trabajo: escoger la mejor película y la más relevante para el público del suplemento, y criticarla» concluyó.
Despidos en cadena
La Hora, de Álvaro Saieh, despide “por goteo”: la semana pasada echó al editor general y luego a 3 periodistas, informó el Sindicato de Periodistas y Afines del holding Copesa. A comienzos de año, ese diario de circulación gratuita “desvinculó” a una docena de periodistas. También surgieron amenazas de despidos en el Canal 13, de la Pontificia Universidad Católica, pero hasta hoy han sido frenados por la Iglesia. Según el Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas, desde diciembre han sido despedidos unos 300 trabajadores de medios de comunicación, entre periodistas, fotógrafos, diseñadores, técnicos y administrativos. El gremio se declaró en alerta, exigió que las autoridades hagan respetar el Código del Trabajo y llamó a fortalecer la sindicalización en los medios.
El Colegio de Periodistas afirmó en febrero que «no se han adoptado medidas que pudieran disminuir el impacto de la crisis. El ya antiguo tema de la distribución de la publicidad estatal, actualmente planteado ante el tribunal de la libre competencia por revista Punto Final, ha vuelto al tapete. El Estado chileno no ha cumplido, pese a que la Ley de Prensa así lo plantea, su obligación de velar por el pluralismo y la diversidad de lo medios».
Y es que la revista Punto Final libra su propia batalla contra el Estado por una distribución plural del avisaje del Estado en la prensa escrita, que actualmente favorece sólo a El Mercurio y La Tercera. El Tribunal de Defensa de la Libre Competencia ofició a ambos diarios preguntándoles el valor de la publicidad estatal publicada en el último año, en tanto tres ministros –Hacienda, Justicia y Planificación– deben responder por qué esas carteras eligen siempre a esos dos diarios a la hora de colocar sus avisos. El reclamo está en una fase de análisis interno del tribunal, etapa previa a los debates en audiencias públicas en que los abogados del Consejo de Defensa del Estado desempeñarán el ingrato rol de defender la injusticia. Un cálculo optimista indicaría que todavía faltan tres años para una sentencia, a favor o en contra del reclamo de Punto Final. Las partes tienen luego la última instancia de la justicia chilena, que es la Corte Suprema…
A las 13:30 del 31 de diciembre los 31 periodistas del equipo de prensa de televisión La Red supieron que ése sería su último día del año sería también su última jornada de trabajo en la estación del mexicano Ángel González. El servicio de noticias fue cerrado, lanzando al desempleo a un total de 67 trabajadores. El primero en ser despedido fue un periodista que increpó al ministro de Hacienda, Andrés Velasco, por los despidos masivos en los medios de comunicación. La empresa de González lo acusó de «desleal», aunque ocultó deslealmente la información de su despido inminente a sus propios trabajadores. «Fue horrible, nos notificaron a la una y media, pero teníamos que seguir trabajando, hacer las notas para el noticiario del mediodía con la cabeza en otro lado», relató uno de los ex trabajadores. Los periodistas de La Red no tenían sindicato.
El 21 de enero, Televisión Nacional de Chile lanzó al desempleo a 13 trabajadores, incluyendo a 3 productores periodistas, que se suman a los 42 despidos acaecidos el 31 de julio de 2008. Los tres sindicatos de la red estatal denunciaron que la medida responde a “la implacable conducta de la actual administración que bajo el argumento de la modernización reduce costos en trabajadores, mientras aumenta los gastos en el equipo gerencial”. Ese mismo día 21 de enero cerró el diario independiente Renacer de Angol, después de 36 años de publicación, dejando a 30 trabajadores desempleados, entre ellos a 7 periodistas.
El Colegio de Periodistas reclamó a las autoridades por «cambios arbitrarios y despidos injustificados en áreas de comunicación del aparato estatal sin explicación alguna», en un país donde el Estado es un relevante empleador de periodistas. La conmemoración del Día de la Prensa, el 13 de febrero, se convirtió en una protesta bajo el lema “¡No más despidos!”. Convocada por el Círculo de Periodistas de Santiago y el Colegio de Periodistas participaron también el Sindicato 3 del diario La Nación, la Federación de Trabajadores de los Canales de Televisión, el Sindicato de Canal 13, la Asociación de Reporteros Independientes, el Sindicato Nacional Telefónico –que representó a la Central Única de Trabajadores (CUT)– y la Agrupación Nacional de Trabajadores Fiscales (Anef), que también afilia a numerosos periodistas. Silvia Vera, presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago (Usach), representó a los futuros periodistas.
Hubo poco que celebrar, pero la conmemoración se convirtió en un rechazo a los despidos. También vinculó la lucha de los periodistas por la democratización real de la libertad de expresión con las reivindicaciones que levantan diversos sectores laborales ante la crisis actual. Los diferentes oradores expresaron el apoyo de sus gremios a una batalla unida contra los despidos y la concentración de la propiedad mediática, a la vez que atribuyeron el creciente desempleo al fracaso del modelo neoliberal.
Un dato olvidado es que los primeros despidos justificados con la “crisis económica” ocurrieron hace dos años en El Siglo, cuando trabajadores de ese periódico del Partido Comunista decidieron organizar un sindicato. “De los 10 que constituyeron el sindicato, 2 fueron despedidos de inmediato logrando negociar su salida de forma medianamente honorable; otros 2 debieron concurrir a tribunales y ya ganaron sus demandas, pero la Editorial Siglo XXI apeló y sigue extendiendo los plazos de pagar”, explicó Julio Oliva, presidente del sindicato. “Dos trabajadoras que tenían sus contratos en regla fueron reintegradas tras el fin de la huelga, pero transcurridos 11 meses, una de ellas fue hostigada hasta el despido ilegal –y ya presentó su demanda– y la otra negoció su salida por estar con fuero maternal, aunque recibió solamente el mes por año de servicio”, explicó el dirigente. Los demás sindicalizados esperan un fallo del 6º Juzgado Laboral, donde el 10 de marzo presentaron testigos y pruebas. La sentencia saldría en seis meses.
Despidos en el grupo Prisa
El 13 de marzo, la filial en Chile del grupo hispano Prisa –propietario en España del diario El País y de editorial Santillana– despidió a una veintena de profesionales, técnicos y administrativos, incluyendo a tres periodistas de radio ADN 97.1 FM. En noviembre de 2008 el mismo consorcio despidió a 30 personas con el pretexto de la crisis internacional, que deben sumarse a 20 despidos anteriores. La transnacional hispana posee 12 emisoras en Chile, entre ellas las 6 más rentables del país, pero sus trabajadores carecen de organización sindical.
El grupo PRISA explota el espectro radioeléctrico a través de Unión Radio, cuya filial GLR (Grupo Latino de Radio) Chile, Ltda. adquirió hace dos años el control de Iberoamerican Radio Chile a Claxon Chile, S.A, entonces del grupo Cisneros de Venezuela, incluidas las radioemisoras Pudahuel, FM Dos, FM Corazón, Rock & Pop, FM Hit, FM Futuro, FM Imagina y FM Concierto. Seis de estas ocho radios estaban situadas entre las diez primeras del mercado chileno, mientras Iberoamerican facturaba alrededor de 21 millones de dólares. GLR Chile comenzó a operar en este país a través del Consorcio Radial de Chile (CRC), con las radios 40 Principales, Bésame, Radioactiva y W Radio. Todas estas emisoras poseen múltiples frecuencias FM a lo largo del país.
La Fiscalía Nacional Económica objetó que Prisa monopolizara más del 60% del mercado radial ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) y la Corte Suprema. En noviembre de 2007, la Suprema sólo puso como condición la misma que impuso el TDLC: que los españoles enajenaran en seis meses una de sus concesiones de frecuencia en Iquique, La Serena, Tongoy, Cartagena, Quilpué, Talcahuano, Los Ángeles, Temuco, Nueva Imperial y Valdivia; y dos concesiones en Concepción, Villarrica, Osorno y Puerto Montt. No se sabe si cumplieron esta condición de la justicia.
Prisa en versión radio
Chile es uno de los países de América Latina y del mundo entero que exhibe la mayor concentración en la propiedad de los medios de comunicación y en la economía en general, incluyendo holdings que agrupan a cadenas de farmacias, supermercados y grandes tiendas.
Unión Radio sería el líder en los mercados de habla hispana, con 1.235 emisoras, entre propias y asociadas, en España, EEUU, México, Colombia, Costa Rica, Panamá, Argentina y Chile. Asegura tener 28 millones de oyentes y planea expandir su presencia en el mundo hispano de EEUU y en América Latina.
En España, Unión Radio posee la Cadena SER, con programación hablada y musical en 40 Principales, Cadena Dial, M-80 Radio, Radiolé y Máxima FM, y opera radios en Los Ángeles y Miami. Posee radio Caracol en Colombia, GLR Networks, productora y distribuidora de programas y espacios comerciales con 60 emisoras afiliadas, en tanto en México comparte al fifty-fifty con el gigante Televisa la empresa Radiópolis, con W Radio, Bésame y 40 Principales, entre otros nombres y formatos radiales que se repiten en Panamá, Costa Rica, Chile, Argentina y Colombia.
El grupo Prisa, que arrastra deudas por más de 2.000 millones de dólares desde la muerte de su fundador –Jesús Polanco– en 2007, tiene otras ramificaciones latinoamericanas en prensa escrita y televisión, principalmente en Bolivia, donde controla el diario La Razón y la cadena de televisión ATB, pero se deshizo del periódico El Nuevo Día de Santa Cruz, que fue vendido a un socio minoritario, el economista Alfredo Leigue Urenda. En Chile intentó comprar La Nación, más interesado en sus talleres que en el diario, debido a su infraestructura capaz de imprimir numerosas publicaciones, desde el diario Metro al Diario Financiero.
Despidos en todo el mundo
La ola de despidos en los medios de comunicación tiene alcance mundial. El grupo multi mediático Clarín de Buenos Aires abrió en diciembre un retiro «voluntario» de personal que desvinculó del diario estrella del conglomerado a decenas de periodistas antiguos, diseñadores gráficos y editores del suplementos de Economía y revistas Ñ, Buena Vida, Mujer, Rural, Zonbalez y Olé. Entre otros fueron “desvinculados” Pablo Kandel, Fernando González, Carlos Eichelbaum, Armando Vidal, Pablo Abiad y Sabina Amboage y María Seoane, de mucha antigüedad en el matutino.
Esto ocurre mientras en Argentina se debate una nueva normativa que limita el poder de los grupos multimedios, impidiendo que los dueños de canales abiertos sean a la vez propietarios de cables en la misma ciudad en que operan. Regula que los canales de TV cable no operen en más de 24 localidades a la vez e impide que tengan más de 35% de abonados a nivel nacional. Asimismo, reserva un 33% del espacio radio-eléctrico para canales y radios de organizaciones sin fines de lucro, como sindicatos e iglesias, que no podían poseer licencias para operar canales de televisión y radios. Se trata de una regulación que debiera imitarse en países como Chile, donde el monopolio VTR domina en el cable, aunque no ofrece canales como Telesur, pero sí acoge a numerosos canales religiosos, en tanto su “competidora” Directtv –que al igual que VTR-Global Com. también termina en el magnate mundial Rupert Murdoch– cierra el paso a los canales de noticias 24 Horas y CNN-Chile, en otra demostración también contraria al pluralismo informativo.
En abril dejará de imprimirse el centenario Christian Science Monitor de EEUU, que continuará sólo en versión digital, al igual que el Kansas City Kansan. El mismo camino siguió el Seattle Post Intelligencer, que circuló diariamente desde 1863, y el Rocky Mountain News, de Denver. La cadena McClatchy puso a la venta el Miami Herald, que tiene la versión en castellano El Nuevo Herald. La segunda cadena del país del norte, Tribune Co., dueña del histórico Chicago Tribune, anunció su quiebra por 12 mil millones de dólares y The New York Times deberá hipotecar su edificio, pero entretanto vendió 7% de sus acciones al mexicano Carlos Slim, el tercer hombre más rico del planeta, dueño de Teléfonos de México y celulares Claro. Los Angeles Times, Atlanta Journal Constitution, San Francisco Chronicle y otros periódicos mundialmente conocidos anunciaron despidos, reducción de páginas y estados financieros críticos.
Univisión, la mayor cadena de televisión hispana en EEUU, anunció el despido del 6% de su personal, 300 trabajadores de TV, radio e Internet. El Nuevo Día de Puerto Rico eliminó 30 puestos de trabajo. Un estudio del Columbia Journalism Review aseguró que desde enero del 2007 hasta febrero del 2009 han sido “desincorporados” 11.250 periodistas, que con los nuevos anuncios de despidos pueden redondearse a 12.000. Desde 1990, desapareció el 25% de los empleos en periódicos. Entre 2000 y 2008, el sector de medios de comunicación perdió más de 200 mil empleos, según Advertising Age. Asimismo, los ingresos por publicidad cayeron en 23% en 2008, según la Asociación de Periódicos de Estados Unidos. Los pronósticos no son buenos para el 2009.
Los medios de España han despedido 1.705 trabajadores en ocho meses, mientras que otras 153 personas se acogieron a jubilación adelantada, según la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). Y en toda América Latina cunde el desempleo de periodistas. Al igual que en los despidos de El Mercurio, tampoco se sabe si la tragedia “ya pasó o recién comienza”.
Notas:
1) http://sindicatodeperiodistas.blogspot.com/.
2) Blog de cine http://www.analizame.cl.
Por Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.
Original en : Argenpress