El arte está ahí para que proyectemos, documentemos, o percibamos la realidad de una manera más humana. El arte es una de las pocas expresiones exclusivas del hombre; ahí se expresa y se descubre él mismo. Aun en las realidades más siniestras e indignantes, esta herramienta, el arte, es un significante que inyecta de sentido humano a las demandas más profundas.
Desde la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, las protestas han fulgurado no sólo en sus tradicionales cauces como las marchas, sino que se han perpetuado a lo largo de meses con expresiones artísticas altamente poderosas que quedan impresas en el consciente y la emotividad colectiva.
Hoy hago este recuento para reflexionar sobre los lóbregos problemas de México como la violencia, la impunidad y la corrupción, desde una arista esperanzadora y a la vez enérgica como lo es el arte. Miles de personas han detonado expresiones espontáneas, que sorprenden por su ingenio, en torno a la desaparición forzada de los estudiantes, pero también por su humanidad:
Miembros del proyecto urbano Redretro, quienes intervienen distintas estaciones a lo largo del mundo en países como Berlín, Madrid o Valencia, modificaron en esta ocasión algunos de los nombres de las estaciones del metro en la ciudad de México, para hacer alusión a los estudiantes desaparecidos y a la impunidad imperante.
Al arranque de la tradicional temporada de El Cascanueces, un letrero (responsabilidad de integrantes de la Compañía Nacional de Danza) apareció antes de la función en el escenario, justo delante del telón, con el irónico mensaje #YaMeCansé para exigir la aparición de los estudiantes.
El enigmático artista zapoteco Francisco Toledo voló, a sus 74 años, papalotes con los rostros de los estudiantes perdidos.
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, un grupo de jóvenes hizo un flashmob emulando la desaparición y posible muerte de los estudiantes, acostándose en el suelo. Los flashmobs son una expresión artística donde un grupo hace algo inusual y repentino en congregaciones multitudinarias.
Al finalizar el recital para clausurar la celebración de los 80 años del Palacio de Bellas Artes los integrantes del ensamble Capella Barroca, dirigido por el flautista Horacio Franco, levantaron pancartas con letreros como: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, “México, no te duermas, aún nos faltan 43”, “43 semillas de conciencia”, “Todos somos Ayotzinapa” y “Solidaridad con Ayotzinapa”. Fue un acto muy significativo, por la importancia del evento.
La quema de un muñeco de cartón, al centro del Zócalo, con la figura del presidente Enrique Peña Nieto se ha erigido como una imagen simbólica, en un espacio rodeado por la multitudinaria protesta del 20 de noviembre pasado, una de las más emotivas y concurridas en México en los últimos años. La quema del muñeco no sólo significó el descontento con la administración actual, sino con todo un régimen de corrupción e impunidad que es insostenible para los mexicanos.