-¿Cómo puede explicarse la respuesta de diversas comunidades mapuche ante el asesinato de José Quintriqueo?
La muerte, el asesinato de un peñi nos duele a todos, no sólo a su comunidad o a su grupo u organización. Esto da cuenta de un sentimiento nacional mapuche mucho más maduro, haciéndose carne la frase «si uno cae, diez se levantarán».
-Es sabido que José Quintriqueo, era miembro de una comunidad de Galvarino sin haber conflictuado con el Estado, en espera de una restitución de tierras a iniciativa de la CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena), de hecho lo asesinó un trabajador del predio que esperaban obtener, atrpellándolo con un tractor. ¿Cuál es el significado de su asesinato para las comunidades mapuche que hoy emprenden luchas o discuten sobre su posibilidad?
Creemos que el asesinato del peñi debiera permitir a los hermanos de la zona de Galvarino abrir los ojos y optar por la resistencia, por el weichan, en vez de andar tras testaferros baratos como son Blas Nain o los colaboracionistas deWallmapuwen (partido político que busca insertarse en la institucionalidad chilena). El proceso de recuperación territorial debe tener a la comunidad como protagonista, si lo deja de ser, no tendrá ninguna decisión sobre su propia vida y otros lo harán por ella.
-En medio de la instalación de cámaras de seguridad en la Ruta 5 Sur, el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, declaró que «lo que opera aquí es una industria delictual que se manifiesta de distintas maneras en esta región y en la provincia de Arauco». ¿Cómo pueden interpretarse estas declaraciones?
Aleuy es más de lo mismo. A lo que apunta es a lo que ellos llaman el robo de madera, que en realidad es un fenómeno que se mantenía desatendido por el Gobierno, pero que ha explotado como un conflicto gremial entre la CORMA (agrupación de empresas forestales) y el Gobierno, por un lado, y entre los transportistas y las comunidades por otro.Lo que esconde este conflicto es que, desde el lago Lanalhue hasta las cercanías de Carahue, prácticamente no existen faenas forestales ajenas a las comunidades. Es decir, las empresas forestales han sido expulsadas de ese territorio y son las comunidades que están explotando las plantaciones. Aquí continúa funcionando el modelo forestal y, como en el fundo El Canelo, son varios los comuneros potentados poseedores de cuadrillas de trabajadores laborando allí, reproduciendo la explotación del hombre por el hombre y generando plusvalía con ello.Más allá de lo discutible, lo real es que este es un territorio donde el Estado se ha replegado y las empresas forestales han debido adecuarse a una especie de orden mapuche para continuar con su negocio. Así quedó demostrado tras la reunión realizada en Cañete este martes 7 de octubre en que la CORMA y el Gobierno debieron retroceder en su intento por frenar la llegada de madera de los predios recuperados a las plantas compradoras, accediendo al desbloqueo de las patentes de camiones que la transportan.
-¿Qué lugar ha tomado el Intendente Huenchumilla en medio de este escenario?
Nosotros le llamamos «Huenchamullo». Lo que él hace es tratar de ponerse a la cabeza del movimiento mapuche, para luego encausarlo por los carriles que construye Peñailillo, asumiendo que el programa indígena de Michelle Bachelet será capaz de resolver las causas del conflicto y con ello terminarlo, o al menos, «quitarle el agua» a la resistencia. Peñailillo promete región autónoma, intendente elegido, un par de diputados y un consejo de pueblos indígenas, más unas cien mil hectáreas de tierra. El programa es ambicioso, comparado con los anteriores, pero 200 años de despojos y humillaciones no se pueden tapar con un puñado de tierra o con unos cuantos cupos para tinterillos y charlatanes. Lo que crece en el pueblo mapuche es la voluntad de ser independientes, soberanos. No seguir siendo los indígenas de Chile, sino que ser Mapuche.