El compañero Hans Niemeyer es detenido el 30 de noviembre del 2011 en las cercanías de un banco BCI, tras un ataque explosivo. Permaneciendo en prisión preventiva bajo la nefasta ley antiterrorista es reformalizado por tres ataques más. Tras un año de prisión, Hans consigue el arresto domiciliario y asume la clandestinidad el 7 de diciembre del 2012 luego de una mañosa paralización de su proceso judicial. El 26 de abril del 2013 es detenido por la Policía de Investigaciones. Actualmente se encuentra en prisión a la espera del juicio que se realizara el 17 de junio del 2013.
REQUIEM POR LA LUNA QUE SE FUE
«Escribo para no reventar, por temor a la muerte lenta y a la gangrena de la amnesia, en la que se pudre toda una generación» – Jean Marc Roullian-
«Sin cadenas sobre los pies, me puse a andar»– Los pericos-
I. La Detención
Eran las 7:30 de la mañana cuando detectamos movimientos de personas extrañas en la calle, abajo, a ambos lados del edificio. Personas que parecen estudiantes, transeúntes habituales del barrio, pero que caminan mirando insistentemente hacia el departamento en el que hemos buscado refugio. ¿Podrá ser una percepción errada, esa sensación de persecución que impide ver con claridad lo real de lo imaginario? Esta vez, sin embargo, sabíamos que estábamos en falta, sabíamos que habíamos cometido un error. Otras veces también había pasado, también habíamos caminado por el delgado filo de lo que no se debe hacer, pero a veces no quedaba otra opción, había que dar el paso y apostar a que el enemigo llegaría tarde. La dinámica del huir, con las dos policías (1) detrás nuestro, con un niño pequeño con nosotros, con el dinero justo, está llena de estas pequeñas apuestas, de saltos al vacío. ¿Nos abrirán la puerta?¿Nos pedirán que nos vayamos?¿Nos habrán reconocido? El Bus está detenido, los pacos están abajo… ¿Subirán? ¿Pedirán cédulas de identidad?¿Vendrán a revisar las cámaras de este cajero? Sacamos dinero y nos vamos….no hay nada ¿Que hacemos ahora? Hay cosas que no pueden faltar: pañales, leche para el pequeño colibrí, como cariñosamente le decimos nosotros. ¿Cuánta comida nos queda?
Hoy nos comemos los tallarines, mañana pura sopa y pan, no importa, mientras «pequeño» esté bien podemos seguir. Hubo días que no hubo que comer, improvisamos un pan con un poco de harina que encontramos, sal y aceite que quedó bastante bueno, más la única palta madura que rescatamos de ese palto rebosante de paltas duras como palo. No me importa, estamos los tres, eso nos mantiene, la carpa es nuestro refugio, nuestro hogar…tírale otro saco de dormir encima, que no pase frío. Salgamos un rato afuera, mira los cerros, el bosque oscurísimo, el cielo, nunca había visto un cielo con tantas estrellas, más bello aún con ustedes dos. ¿Sabes que sólo por este instante todo ha valido la pena?¿Recuerdas la consigna que nos inventamos? «Hay cosas que no se olvidan jamás y sólo por eso vale la pena vivirlas». Mañana veremos qué hacemos, cómo solucionamos. Se va improvisando por el camino.
Claro que esto no lo saben los que opinan detrás de un computador, los que tienen vocación de jueces sin sueldo, los que siempre saben qué había que hacer, prestos a juzgar y pontificar. Debió salir del país; debió andar solo; esta weá no es pa andar con la mina.¿Cómo les da la pana (2) para opinar? ¿Qué saben de nosotros? Coinciden con el enemigo pateando al derrotado. Del otro lado, el vespertino La Segunda clama alarmando. Por su boca hablan los policías y fiscales como siempre, «Está en Grecia, España o Italia», «no tiene arraigo, no tienen patria, no volverá a ver a su familia, si ni siquiera se sabe dónde vive». Los terroristas de corbata opinan, amenazan, construyen mediáticamente al enemigo público. «No sé cómo puede tener familia alguien que piensa sólo en destrucción», opina de mi un fascista-ciudadano comentarista de EMOL (3). No ve contradicción en aceptar los estudiantes muertos, la represión, los niños mapuche baleados, la gente a la que el banco les quitó su casa. No, esta gente se aplaude frente al espejo, la gente partidaria del «Balazo en la cabeza, que se pudran en la cárcel, que los desaparezcan y listo, cómo se echa de menos a Pinochet todo el mundo me lo dice, con el tata a este terrorista lo fusilan in situ, queremos vivir en paz hasta cuando con estos delincuentes, más encima hay que darles de comer con nuestros impuestos, escoria de la sociedad, una isla en el sur, trabajos forzados para que aprendan a trabajar». Las fabricas de opinión pública y de producción de sentido común son sumamente efectivas, y cuando no funcionan están las pistolas de la democracia policial.
¡Pero habitualmente funcionan! Eso es la hegemonía, es ganar el sentido común, disciplinamiento automático, internalizado, sin necesidad de coacción…»en toda sociedad las ideas dominantes son las de la clase dominante» clama el viejo Marx, «quien teme a la libertad, siente orgullo de ser esclavo» susurra amargo Bakunin mientras apura un vodka y recuerda sus años encadenado por la cintura. ¡A quién le importa!, Va a comenzar el matinal, el último caguín de la Fiera, qué dirá la fascista de pelo morado, la Raquel es una dama (se identifica con ella). A quién le importa…va a comenzar el matinal, los presos también lo ven.
Creo que ahora sí son ellos. Vámonos de aquí. Nos vestimos de golpe. ¿Y si voy a comprar pan y aprovecho de ver? Ya anda. Pero ya siento que la trampa se comienza a cerrar, los veo de nuevo por la ventana, no hay duda, son ellos, hablan por celular, coordinan el último zarpazo, piden instrucciones, sí señor está aquí, la esposa acaba de salir, vamos a entrar señor. Vuelves. Está lleno, me dices. Voy a salir, voy a tratar de romper (Lo pienso pero no te lo digo). ¡No! Caes al suelo, lloras, todo es por mi culpa, soy tan tonta, yo lo único que quería era verte, perdóname. Mi amor, tranquila que no te vean llorar, tranquila si voy a estar bien, todo se adelantó algunos días, siempre digna, tranquila, no les des el gusto que te vean llorar. Entran en tropel, la trampa se cierra con un chasquido. Ya están aquí, me toman, tranquilo ya terminó. Palabras de policía ¿Estamos claros, estamos claros? Revísalo, revísalo está desarmado señor, trae pulseras gritan, se ríen, se abrazan y felicitan. No llores, acuérdate de los momentos que pasamos juntos, valió la pena…no llores.
Me bajan por las escaleras esposado por delante ante la mirada curiosa de estudiantes de la Usach y vecinas. Más tarde alguna moverá su ponzoñosa lengua bífida con los periodistas-policías de La Tercera. Un policía me dice «bájate las mangas para que no se te vean las esposas», le respondo «no tengo nada de qué avergonzarme, muy por el contrario». Todos los policías graban el estelar momento con sus teléfonos celulares, al igual que cuando estaba esposado por la espalda a un poste en el cuartel de la Bicrim-Macul. También está presente una misteriosa cámara profesional operada por policías, al parecer se trata de rati TV porque nos acompaño durante todo el «proceso» hasta el cuartel de la Bicrim La Reina luego al tristemente célebre cuartel Borgoño, ex guarida de la C.N.I (Policía política de Pinochet) hoy rebautizado Cuartel Independencia para borrar las reminiscencias dictatoriales, la gente colgada en «Pau de arara» (4) y los aullidos de las torturas, sobre todo ahora que los cómplices del terrorismo de Estado están en el gobierno y en el parlamento, quienes todavía hoy aplauden el horror son los mismos ciudadanos de bien que piden las penas del infierno para «los terroristas». Aunque parece que a veces los ecos del pasado vuelven solos, como quedó demostrado hace unos días cuando agentes de la Brigada de Robos Oriente secuestró y torturó en su cuartel a un estudiante secundario. Es que a la cabra le tira el monte. Entre los presos, esa unidad de la PDI es conocida por su gusto por la «parrilla» (5) y las torturas. El hecho del estudiante secundario provocó incluso que un juez de un tribunal de garantía hablara de «métodos propios de una dictadura» lo que provoco la furia del Ministro del Interior, el fascista de Chacarillas (6), Andrés Chadwick Piñera, quien criticó duramente al Juez. ¡Habráse visto semejante insolencia, que un Juez se permita criticar a los criminales al mando de Chadwick y defienda a un adolescente de las torturas! Como se ve, el desparpajo que tiene este gobierno a la hora de intervenir con las decisiones y hasta los comentarios de un juez cuando éstos no le gustan no tiene límites. Ya no se cuidan ni siquiera las formas, como cuando se solía decir «el gobierno no comenta decisiones judiciales». No, eso ya es pasado, hoy la intervención es abierta y descarada. ¡Y las cosas pasan coladas…nadie dice nada!.
Me introducen en un auto de la PDI me revisan nuevamente, me esposan a la espalda y partimos a toda velocidad en comitiva por General Velásquez y luego Costanera Norte rumbo al cuartel de la Bicrim la Reina. Hay varias llamadas telefónicas de coordinación; antes ya había escuchado urgentes llamadas a la jefatura de la PDI. Imagino a Chadwick recibiendo la noticia en su oficina, una sonrisa se le dibuja entre los glúteos de la cara felicita al Director General. Pero no puede perder tiempo, tiene mucho que hacer y rápidamente se pone su traje de Coronel de la UDI, debe defender a Golborne por zoquete y poner a un hombre con el ADN de la UDI, Pablo es el elegido, al fin un político y no un vendedor de multitienda, piensa don Andrés. Recuerda las antorchas y se ve subiendo por el cerro, en la cima el General que les dirigía un discurso que ha escrito Jaime… qué tiempos aquellos. Pero en fin, las cosas cambian, no hay tiempo que perder, el país nos llama, ¡Hay una obra que defender! Y enérgico le ordena a su chofer «rápido, a calle Suecia!»
Seguimos a toda velocidad por la Costanera Norte rumbo al cuartel. Entre medio desaparece personal «extraño» de la PDI, que no vi nunca más. En el cuartel soy mantenido en la oficina del comisario y, aparte de la custodia que tengo, sólo entran a verme el jefe, el subjefe de la Unidad y el subcomisario que dirigió la operación. Me mantengo tranquilo y en silencio, tratando de ahorrar energía para lo que viene. De pronto me trasladan a un comedor, me sacan cinturón y cordones y nuevamente Rati TV me graba desde distintos ángulos. Tengo el dudoso privilegio de ser su trofeo de guerra. Una serie de ratis viejos entran a mirarme. Esto ya había pasado para mi primera detención en Noviembre de 2011; cuando pasan cosas así vienen jefes activos y en retiro a mirar la presa de caza. Se van.
Se abre la puerta nuevamente, el subcomisario me dice que va a permitir que vea a mi madre cinco minutos. Entra mi mamá, hace 5 meses que no la veo, trae una mezcla de tristeza y alegría. Nos abrazamos. Tranquila mamita, está todo bien. ¿Como te han tratado?. Bien mami, tranquila. ¿Cómo está pequeño?¿Está en tu casa? Conversamos cinco minutos, me quitan las esposas para que pueda tomar las manos de mi madre. Entra el subcomisario: «Hans nos tenemos que ir». De nuevo las esposas y le digo: «No es necesario que vayas al tribunal, para qué te vas a exponer, los buitres estarán ahí». No, hijo, voy a ir igual. Un beso y nos vemos.
Sale de nuevo la comitiva de los profesionales del grillete. Se escucha por la radio: «Sin balizas y medidas máximas de seguridad», algo que volveré a escuchar en el kafkiano viaje carcelario que vendrá. Por el momento, de nuevo endilgamos por Costanera Norte en dirección al Poniente hasta la guarida de Borgoño. Entramos por Santa María, ribera Norte del río mapocho, bajamos del vehículo, a lo lejos cámaras de TV, sin embargo algunos fotógrafos están dentro del cuartel. La Segunda de esa tarde llevará esa foto sacada a un metro de distancia. ¿Alguien dijo convivencia entre la policía y la prensa?.
En el cuartel lo de siempre, fotos de frente y perfil, llenado de papeles y procedimientos burocráticos. Exámenes médicos de rigor entro en pelota, lo lamento por la doctora, la noche anterior venía llegando de una larga caminata por un cerro cercano a Santiago y mi aroma no es el mejor. No alcancé a ducharme. La doctora intenta describir el enrojecimiento de mis muñecas por las varias horas de esposas en las manos. Le pregunta al policía cuál es el término exacto para eso, ¿Esposas?. El policía le responde «nosotros preferimos decirle pulseras»: La doctora lo mira varios segundos. Seria. Finalmente escribe en el papel: «Enrojecimiento en ambas muñecas por uso de esposas». Diálogo digno de Maxwel Smart en el Súper agente 86. Firmo algunos papeles más y veo entrar a Rodrigo y Julio, mis abogados. Un breve altercado entre Rodrigo y el Comisario para qué nos deje parlamentar solos. El rati mirará de lejos, pero dice que es imposible que nos deje solos. Nos damos un abrazo, saludos y sonrisas. Pregunto por mi esposa, mi hijo y mi madre. Les pido que trasmitan tranquilidad. Nos ponemos de acuerdo en dos o tres cosas y me explican lo que vendrá en el tribunal. A hora viene la parte del Show. Me esposan a la espalda y me muestran a la prensa. Es un día gris y todos los periodistas, camarógrafos y fotógrafos usan ropas de abrigo oscuras. Subidos arriba de sus móviles ahora si que parecen buitres. Nos vamos en una comitiva de dos vehículos, de nuevo el rati al mando ordena «máximas medidas de seguridad». En el vehículo que voy, los policías se muestran entusiastas ante la cantidad de prensa y dicen: «ahora quedamos inmortalizados»….la vida da pequeñas alegrías a estos pequeños funcionarios.Quieren compartir su minúsculo momento de gloria conmigo: «pareces artista de cine», me dice el jefe. Los miro. De cierta manera me dan un poco de lástima.
Esta vez nos vamos con balizas, ulular de sirenas y a toda velocidad. El jefe llama por teléfono continuamente y recibe llamadas y mensajes. Todos son unos enfermos por los celulares de última generación, uno de los tantos gustos que comparten con los delincuentes. En una de esas llamadas se comunica con el subcomisario Valenzuela, quien dirigió la captura, y le indica que lo llamará «el numero uno» para felicitarlo, y ojo que cuando llama -le advierte- dice»habla Vásquez»(7), para que estés atento y no creas que te están agarrando pal hueveo.
Llegamos al centro de «justicia», Pedro Montt con Panamericana, a la inconveniente hora de almuerzo, de tal manera que no reciben detenidos. Gestiones y llamadas hacen que abran la puerta, pero tenemos que esperar. Llega un mayor de Gendarmería: «¿Este es?» le pregunta, «Sí él es», contestan. Escucho que los funcionarios están en colación pero que nos van a atender un poco antes de las 14:00 horas «para que sea el primero que pase a control de detención». Los fiscales y querellantes ya se encuentran en el Centro de «Justicia» con cubiertos y servilletas al cuello, listos para servirse su presa de caza. Me mandarán a prisión y podrán dormir tranquilos.
La audiencia de control de detención fue lo que era predecible. Lleno de buitres en busca de abatimientos y una derrota que no encuentran. Cuanto les gustan los gestos de vergüenza, las cabezas gachas, los vencidos y los que consideran que han hecho algo malo. El arrepentimiento, en una palabra. Lo necesitan para reafirmar su orden. Necesitan decir: Nosotros los buenos somos finalmente los que triunfamos.Que todo el mundo tome nota. Necesitan que los malos, los portadores de lo patológico, los transgresores de lo normal, sean «los otros», el enemigo, los delincuentes, lo criminales. La delincuencia opera de manera tan poderosos en la reafirmación del orden social imperante como la única sociedad posible, que no puede considerarse simplemente como el reverso de la medalla del modo de vida de las personas «normales», de los ciudadano «buenos y honrados», no es sólo una innata tendencia a la maldad de algunos seres humanos desviados o la cuota de anomalía que posee todo sistema social. El sistema necesita generar y acrecentar la delincuencia, enarbolar el fantasma de la criminalidad. La delincuencia y la configuración de los múltiples enemigos púbicos es, en los escenarios de crisis social como se encuentra Chile, de vital importancia para la construcción de los discursos de legitimación del orden y en la anulación de los discursos disidentes subversivos. Necesita de esos enemigos públicos, de esa amenaza, para llamar a la unión frente al caos, la violencia y la barbarie en la que confluyen delincuentes, encapuchados, anarquistas, agitadores y mapuche violentistas. Y eso que no estamos considerando las ingentes cantidades de dinero que mueve el negocio de la seguridad, de los guardias, cámaras de vigilancia, etc.
Un buen ejemplo de construcción del enemigo público lo constituyó el discurso del 21 de Mayo de Sebastián Piñera Echeñique, en que puso de aviso al país que en Chile existe terrorismo. Además aludió directamente a los mapuche y exigió la aprobación de la Ley Anti-encapuchados. Toda la vida el miedo ha servido para unificar y es justamente lo que intenta el sistema en la actualidad: generar cohesión social.
Hagamos un pequeño paréntesis. Amplios sectores de la clase dirigente chilena consideran que las cosas no están para tomárselas a la broma. Lo que está en juego es importante, es la continuidad del proyecto histórico y del orden económico social que inicio la dictadura y que se profundizo con los gobiernos de la Concertación además de ganar legitimidad democrática, que era el ingrediente que le faltaba. Sienten que hay un resquebrajamiento del consenso respecto al sistema de dominación o, al menos, del tipo de capitalismo que ha predominado hasta ahora. Hay, además, sobre la mesa ciertos indicios inquietantes. Nombremos sólo algunos: Paralización o entorpecimiento (en algunos casos por decisión judicial) de importantes proyectos de inversión extranjera ya sea en el ámbito energético o de la minería; baja en el precio internacional del cobre; aumento en los costos de producción de los yacimientos de Codelco; fragilidad en el sistema energético, principalmente generación y trasmisión eléctrica; indicios de ralentización de la economía china. Todos estos elementos han encendido las alarmas de la clase dirigente. Y es en este contexto de crisis en el que se desarrollan las dos fallas estructurales del sistema de dominación chileno: La crisis del sistema de representación política por un lado y la distribución del ingreso y concentración de la riqueza por otro. Todas las protestas sociales: el levantamiento en Magallanes, Aysén, Freirina y en los últimos días, Quellon en Chiloé, la insatisfacción por los llamados «abusos» , la problemática educacional, la problemática medioambiental se encuadran de una u otra forma en estas dos fisuras estructurales antes mencionadas. La apuesta de la clase dirigente y de la clase política es que la salida a este escenario de conflictos sea una reforma en alguno de los grados que proponen los defensores del status quo. Recordemos que dese Bachelet a Longueira proponen reformas. La clase dirigente chilena sabe que la plutocracia con representación política restringida no puede mantenerse como está, que el cielo con tasas de ganancia altísima a la que estaban acostumbrados, de concentración de la riqueza, no podrá mantenerse. Saben que tienen que soltar la mano, a riesgo de abrir espacios de incertidumbre y posibilidades de reventones sociales. Es por eso que la clase política en sus distintas variantes, repite la cantinela del «chile cambió».
Aún cuando lo más probable es que haya salidas dentro de los marcos del sistema, la situación está en evolución, «el escenario esta líquido» dicen los analistas. Es por eso que el gesto de Piñera el 21 de Mayo de levantar el fantasma del terrorismo y el caos social, adquiere el mayor sentido político. Esta faceta tiene antecedentes, por cierto, en el discurso y actuación de Rodrigo Hinzpeter como ministro del interior, pero los últimos hechos de importancia son los relacionados al atentado mortal al matrimonio Luchsinger-Mackay y la arremetida represiva que ello implicó.(8) El resurgimiento y potenciación del discurso contra el fantasma del terrorismo será, pues, el telón de fondo en que se desarrollaran los procesos judiciales, con claros ribetes políticos, en que el Estado se encuentra involucrando la cuestionada ley Antiterrorista. En todos estos casos, aparte de desarrollar procesos judiciales que, en la práctica, se atenta contra el debido proceso, el derecho a la defensa y la presunción de inocencia que tanto cacarea el sistema, se ocupará el linchamiento mediático y la exacerbación del populismo punitivo para obtener réditos políticos en un año electoral. El panorama, seamos sinceros, no se ve nada bien. Prueba de ellos es la cantidad de mentiras y acusaciones falsas de las cuales se hace eco la prensa oficial y que tienen como fuente el Ministerio publico y las policías. La «Verdad» y las pruebas directas en este contexto, pasan a un segundo plano y comienza a tener preeminencia la razón de estado y la necesidad de lograr condenas por Ley Antiterrorista que le permitan al Estado alinearse con los nuevos escenarios del conflicto social.
Pero volvamos al relato. Fecha de juicio: Lunes 17 de junio. ¿Lugar de detención? Lo decidirá gendarmería, dice el presidente del Séptimo tribunal oral en lo Penal. Así se inicio un curioso y surrealista viaje por diferentes lugares de la institución carcelaria.
II Periplo por Santiago1
El grupo TAR (Traslado de Alto Riesgo) de Gendarmería me conduce por los túneles subterráneos hacia la cárcel de Santiago 1. En el camino recuerdo que se trata de una cárcel concesionada, obra maestra de la Concertación, veremos la eficiencia de la empresa privada incursionando en materia carcelaria. Soy recluido en un calabozo solo, no quieren que esté con otros presos. Como salí en la tele (y para los presos «sonar» en la prensa es importante), algunos presos me saludan y me dan la mano a través de la reja. Camino durante horas por el calabozo (tiro huincha) que está frente a Estadística y oficinas administrativas de esta gente. Se comienzan a dar una serie de situaciones extrañas, oficiales de Gendarmería hablan entre ellos y me miran. Los presos se van yendo y voy quedando solo en los calabozos. Un paco se acerca a hacerme las típicas preguntas, le contesto con monosílabos y encogimiento de hombros; me informa que hay llamadas desde la Dirección Regional de Gendarmería lo que me confirma que algo está pasando. Me llaman a Estadística, aquí el sistema funciona ordenándole a los presos una actitud sumisa y con las manos atrás, en la espalda. De hecho las manos atrás es una verdadera obsesión y pareciese casi el motivo existencial de los gendarmes. Entro a Estadística, párate ahí, pon las manos atrás. No cumplo, las manos al lado, tampoco miro hacia abajo, sino que los miro tranquilamente a todos. El paco me toma las huellas y las fotos respectivas, me dice que me va a hacer el ingreso, pero que es un trámite porque parece que voy al CAS. No me extraña, era esperable. Continúan las llamadas telefónicas, «si mi comandante, si, está frente a mi en este momento». Vuelvo a los calabozos y ahora sí que soy el único preso. Estoy a punto de pensar «estoy solo», cuando me acuerdo de mi hermano el ermitaño, mágicamente viaja hasta aquí, me acompaña, me mira y me sonríe, me vuelve a decir «hermano, recuerda, nunca estas solo». Una alegría me invade de prono, un orgullo renovado, me río. Aquí vamos.
Muy cansado, me tiendo en la banca metálica del calabozo, duermo a ratos. Ya es de noche cuando me trasladan hacia el interior de la cárcel, todo esto es nuevo para mi, me juntan con otros presos. ¡Las manos atrás! Me llaman a Guardia interna y hacen preguntas propias de pacos. Me doy cuenta que el nivel de los pacos es bastante más bajo que en la máxima y en la CAS. En algunos casos diría que francamente limítrofe, sin exagerar, además de ser «picao a choro», muy contaminados con el ambiente delictual. Ponte ahí, las manos atrás, sigo con las manos al lado. Me conversa un preso, me dice «usted viene por las bombas, salió en la tele», un «sí» cortante y ya aburrido. Estoy castigado, me dice, me pillaron hablando por teléfono con mi polola. Típico preso joven, se sapea solo. Me sonrió y al mirar hacia el lado de un escritorio, botellas de chicha artesanal y unas cuchillas, no muy grandes. En Santiago 1 hay puras cuchillas cortas. Los presos miden las cuchillas en baldosas: dos baldosas y media, cuatro baldosas ¡Siete baldosas parece corazón valiente! Pero eso es en otras cárceles, yo nunca he visto algo así. Estas son como de dos baldosas…qué alivio.
El preso joven sigue hablando: «no le compris a ni un weon. Yo soy el que asaltó el Big John, yo le pegue al viejo con un fierro». Se achava solo (9). Está orgulloso. Pobre viejo, pienso. «Sí, lo vi en la tele», le digo. Me llevan afuera, una columna de presos, quedo al final. ¡Las manos atrás!
Avanzamos por el primer pasillo, que corre paralelo a la línea de fuego de la CAS, en dirección al Poniente. Somos un grupo de veinte presos que el paco va distribuyendo por los módulos. Llama a un grupo y nos encierra en una «pesca»; un espacio enrejado mientras sube por el modulo a dejar a los presos. Deja con nosotros a un preso que se va en libertad. Está feliz, como es lógico. Da su visión de la cana: «Andan unos pelo e choclo (10) terrible picao a choro, andan con las medias cuchillas y no respetan edad, no respetan ficha (11), no respetan ni una hueá». El paco vuelve y nos lleva al modulo siguiente en que nos ubicará: Modulo 4, Transito. Entramos, la visión es irreal, con las luces de los focos alumbrando desde atrás da una imagen fantasmal. El patio está lleno de basura. La arquitectura me hace recordar los departamentos de Paz Froimovich. Apenas entramos los presos estallan en un grito desde sus celdas: «La lavadora, uh, uh, uh, uh…la lavadora uh, uh, uh uh» alcanzo a escuchar «bienvenidos al infierno», risas, alaridos, una escena surrealista, la verdadera horda de los bárbaros. Presos anti preso, ideal para el sistema. Distribuyen a los presos por celda, viven 2 o 3 en cada una. Llegamos a la que me toca, sale un preso que se va para la calle (en libertad) y entramos dos. Mi compañero de celda es un cabro de La Pintana, El Castillo, que trabaja de lanza en el centro y le robaron el celular a un weon que trabaja en el Ministerio de Justicia. Somos dos con mala suerte entonces. La celda es una mierda, un basural. Dos colchonetas de espuma llenas de chinches, da lo mismo cual elegir, las dos son nidos de ácaros. El piso está mojado, la frazada es un trozo inmundo de 30 x 50 centímetros y húmedo. La ventana no existe, entra todo el frío, seguramente la sacaron para fabricar cuchillas, no hay que ser genio para darse cuenta de ello. Leo unos trozos de diario La Cuarta y Las ultimas Noticias, el opio que distribuyen los grupos Edward y Saieh y que los pobres fuman con placer. Miro por la ventana y veo el Modulo J de la cárcel de Alta Seguridad donde estuve desde Agosto hasta Noviembre después de estar 8 meses en Máxima seguridad. Qué sera de mi hermano ermitaño. Recuerdo los mates que nos tomábamos en el patio pensando qué será de nuestras vidas, las conversaciones con Mario, de cuando hacíamos deporte, cómo nos reímos del asado que hacen los presos para el 18 de Septiembre…presos felices celebrando al país que los tiene encarcelados. No tenemos nada que ver con este país. Las rabias que hacíamos pasar a Timochenko cuando casualmente inutilizábamos sus lentes por jugarle una broma. ¿Te comiste un queque? Me los comí todos ¿Era sólo uno? Mar de risas. Las anécdotas de Krosty, las historias de almuerzo a lo vaquero…¡Deja de fumarte mi patio maldito Krosty! y ahora estoy acá, al otro lado de la línea de fuego y la marquesina, hasta podría llamarte, pero me cargan los presos que andan gritando.
Estoy exhausto. Me acuesto vestido sobre la colchoneta y me tapo como puedo con la frazada inmunda. Trato de dormir en posición fetal, aterido de frío y despertándome a cada rato por las picaduras de los chinches que me caminan por la cara. Las picaduras me acompañaran unas dos semanas. Sacudo la colchoneta para sacar a los chinches pero no tiene sentido, la colchoneta misma es un gran nido de ácaros. Duermo a ratos. Llega el gélido amanecer y para espantar el frío me doy una ducha helada (no pensarán que había agua caliente). Si piensan que estaba deprimido o que esto era terrible están equivocados; con el ánimo arriba y optimista siempre. Como dice Johnny Cash en «I Wont Back Down», «podrán ponerme a las puertas del infierno, pero no me rendiré». Me apresto a salir al patio y enfrentar esta nueva realidad, inclusive la de los presos que estúpidamente aceptan el papel de ejercer el domino sobre otros presos mas débiles. La noche ha sido rica en gritos, pelás (insultos), conversaciones caneras, «estoy certero pa los tajos», tratar a los demás de perkines, que los van a poner a lavar y todo el barretin carcelario. Cárcel, extrema pobreza y cuchillos, carne de presidio, la vida de los jóvenes pobres de este país se va por la alcantarilla. Ser lobo del hombre como decía Hobbes, aquí está el origen del Estado donde los seres humanos ejercen la dominación a punta de armas contra otros hombres, la guerra de todos contra todos y existe el temor a la muerte violenta. ¿Todos los presos son presos políticos? ¡Quien habrá inventado esa estupidez! ¡El 90% de los presos son el sostén del sistema.
Desencierro y bajar al patio, somos 100 presos o mas. Se ve a algunos muy jóvenes moverse con timidez y temor, tal vez sea primera ve que están presos, en este país la gente se va preso por cosas idiotas: una pelea de curao, una vieja que lo vio haciendo no se que, etc. Mi consigna para el periodo: «Manolo camina solo» ¡Permiso! y comienzo a caminar por el medio del patio, casi de extremo a extremo. Uno nunca está solo.
Algunos presos, todos muy jóvenes, saludan y se acercan a conversar, es el poder de la TV. Sonar en la tele es muy importante para el preso, es romper por un segundo el anonimato y la vida de encierro y miseria a la que han sido condenados desde que nacieron y que ellos consideran como natural, el irremediable destino.
De pronto un amigo, me cuenta su historia, la media volá, me presta un libro de Jodorowski, manual de piscomagia. Vaya libro para un lugar como este. Uno nunca está solo.
Pasan la cuenta en el patio ¡Las manos atrás! llaman a visita a todo el primer piso. Los pacos dicen el nombre y el primer apellido y tu dices tu segundo apellido. El paco es entero prepotente. A mi no me llaman porque me toca visita en la tarde lo que no llegó a ocurrir. Después mi familia me contó que la vista era en extremo indigna (ellos sí alcanzaron a entrar) la gente de pie con niños en los brazos, pésimo trato de gendarmería, increíbles faltas de respeto hacia los familiares, y al que no le gusta lo echan y no entra a visita.
Desayuno. No tengo taza pero rescato un pan. Hay alboroto para recibir el desayuno y ambiente de cárcel de menores. Uno está en calidad de taita. No es muy buena noticia que los presos sean muy jóvenes: «tía regale una masa, oe bájate e la rama, hay que andar vio, sí ah qué wueá». Amagos de peleas en la fila. Vuelvo al patio, camino y doy algunas mascadas al pan solo. Siguen acercándose algunos presos a conversar, curiosos. Mis respuestas son respetuosas pero serias, cortantes. No es un lugar para hacer amigos, es una cana, todo es una relación de fuerza, tu lenguaje corporal, actitud, todo es observado. Sigo caminando solo por el medio del patio, se acerca mi compañero de celda, me trae una taza de café, esta con la carreta (12) de la Pintana. Trabajé en esa comuna, la conozco bien, trabaje con sus niños y adolescentes, conozco a sus padres y familias, conozco sus escuelas, sus profesores, nadie me cuenta cuentos sobre las «oportunidades» y las elecciones de la vida. Aquí nadie elige nada. Un madre sola al frente de su familia, trabaja para el señor Paulmann en Cencosud o el Señor Ibañez en el Lider, sale de su casa a las 6:30 AM y vuelve a las 23:30 de la noche, apenas ve a sus hijos; es la esclavitud moderna. Sus niños y niñas se van endureciendo, van creciendo mas rápido que el resto a golpes de balaceras, pasta base y pobreza extrema. Es el paraíso capitalista chileno. Lentamente la vida se les va cerrando: la construcción, un puesto en el retail por 350 lucas o la cárcel. Vivir para la prosperidad de otros, la vida por el sumidero. ¡Pero momento! Me dicen por interno que ya llegamos a los 15 mil dólares per cápita. Chile camino al desarrollo ¡Bien me parece!.
Entran dos gendarmes, uno es teniente. Me dice toma tus cosas, te vas de acá. No tengo nada, así que me voy del Módulo 4 de tránsito. El paco hace preguntas estúpidas que me revelan que no lee nada y pareciera que ni siquiera ve el noticiario de la TV. Me pregunta si estamos en contra los pacos de la calle y si tengo algo que ver con las manifestaciones y protestas. No le contesto. Luego se aleja y le comenta al otro paco, pero suficientemente fuerte para que y escuche que «Si alguno de estos weones le llega a tocar un pelo a mi señora» (Deduzco que su esposa es carabinero) «lo mando a matar con un perro». Un perro en jerga carcelaria es un preso de menor categoría al servicio de otro preso de mayor jerarquía o prestándose para la instrumentalización de los gendarmes, que pelea o hace atentados a otros presos (ataques con cuchillas, lanzas , u otra arma). Sin mirar, el paco se va y habla con los gendarmes a cargo de los módulos 1 y 2.
Otro paréntesis. Yo ya había escuchado que en Santiago 1 había un paco que golpeaba y amenazaba a los jóvenes que caían presos por protestas callejeras. Creo altamente probable que se trate de este miserable. Hay un Teniente de Gendarmería que amenaza con mandar a matar a quien el considere ha afectado a su esposa carabinero. Es tan cobarde que ni siquiera le pega él, sino que lo manda a matar con un perro. Esto no es novedad, toda la gente con experiencia carcelaria sabe de estas tramas orquestadas por Gendarmería donde incluso disfrutan y hacen apuestas en peleas con armas hechizas, cual circo romano. En Santiago 1 hay cuchillas esperando por los jóvenes que caigan presos en protestas callejeras y las maneja un teniente de Gendarmería.
Me destinan al modulo 1 de Alta seguridad. El paco dice: aquí hay puros famosos y gente que ha salido en la tele, delitos connotados. No le digo nada y entro. De inmediato se ven la mitad de presos que en el modulo 4 y se notan presos más adultos, eso es mejor, pero igual me voy con pie de plomo, yo ya he tenido problemas con presos por tener un acercamiento ingenuo o porque pensé que los presos son buena onda (tipo todos los presos son presos políticos). Inmediato se me acerca un preso que me da el siguiente discurso: «Hans, te estábamos esperando. Mira, ahí está el mundo, ahí están todos adentro del barretín (13), aquí está Dios, aquí está el señor diciendo que te des una oportunidad». Era un preso evangélico invitándome a caminar con el señor. Respetuosamente le digo que gracias pero prefiero que no. Me pongo a caminar en el patio, se me acerca un preso y me invita a su carreta a tomar mate. Me saludan y entro a la rueda de mate, hay puros ladrones y asaltantes. Almorzamos y la tarde transcurre conversando con varios presos, caminando por el patio, ver un partido de fútbol y otra rueda de mate. Un breve amago de pelea. Buen recibimiento y además me entero que las visitas son en un locutorio, pero que son cuerpo a cuerpo y sale poca gente a la visita. Del modulo de máxima seguridad (Modulo 2) me llaman unos presos, me saludan y me ofrecen una radio, mañana se las devuelvo, bacán. Ya encerrado en la celda, pasan 40 minutos y la puerta se abre, son dos pacos, «Niemeyer, toma tus cosas, vas saliendo». No tengo nada, sólo me acompaña Jodorowsky, dudosa compañía pero al menos es lectura. ¿Y adonde voy?, «Lo desconozco», dicen. Salimos del modulo y caminamos por el primer pasillo casi hasta el final. Me meten a unos calabozos y me ofrecen dos jugos Kapo. Los acepto porque es glucosa y no se sabe lo que pueda venir.
Paseo por el calabozo, leo los rayados: «aquí estuvo un cordobés», una A en un circulo, símbolo anarquista, «el fernet con cola porque pega más», «el chiqui es choro. ¿queeeeee?», «La victoria», «Santa Olga», «Jose Maria Caro».
Pasan los minutos, comienza a oscurecer. Recuerdo la primera vez que estuve preso, Septiembre del 92, brutalmente golpeado por Carabineros, la cabeza rota, el sufrimiento de mi madre. Seguí yendo hacia atrás como retrocediendo en una película…. ¿Donde comenzó todo? ¿Hay un punto o solo es una combinación de situaciones azarosas? No me gusta ser auto referente, pero hablo conmigo de mi vida, es una introspección, recuerdo tantas cosas, tantas situaciones. Año 1988, enfrentábamos la dictadura en la calle y no con un lápiz como dice Ricardo Lagos Escobar. Marcha en el centro, el «Huascar» dispara su chorro de agua, todos nos agachamos tras los muros de la salida del Metro Universidad de Chile, en la cara un pañuelo artesanal, contraatacamos con piedras. En la pared amarilla de la Universidad de Chile un joven raya con Spray rojo: SUBLEVACION NACIONAL. Una barricada en Dieciocho con Alameda, revientan molotov en el pavimento, el transito detenido, panfletos del No hasta vencer. Lienzos en Irarrázaval con Vicuña Mackenna de saludo al frente. Reuniones en el CEI de Ingeniería, en Arquitectura, conseguir el Centro Paulo Lavrí para una reunión en Santa Rosa, hacer letras gigantes de madera envueltas en papel de diario con cera y bolsas de basura para encenderlas en Carmen con Alameda. Una tristeza, una amargura me gana el animo.
¿Hablemos de historias viejas? Noviembre de 1988. Tengo 15 años. Después del plebiscito, en vez de la alegría, se ha vertido un río de sangre rebelde. Conversamos en Lord Cochrane con Alameda con dos compañeros de colegio. Uno, dos cursos más arriba que yo, que me recluto para la Jota y otro compañero que ubico solo de vista. Ha muerto Pablo Vergara y Aracely Romo en Temuco. Un compañero cuenta que en su población había barricadas hoy en la mañana. Los funerales son al día siguiente….¿Vamos? ¡Vamos, claro que sí!. Al otro día hacemos la cimarra y nos juntamos en el mismo lugar de la conversación del día anterior. ¿En micro o caminando? Caminando y conversando el viaje se hace corto hasta la plazoleta frente al cementerio general, donde termina Avenida La Paz. Todo se ve tan prístino, éramos tan puros, hasta los colores se ven más vivos. Soy muy flaco, tengo pelo, de hecho levemente largo. Visto una camisa escolar, bluyin y zapatillas. Pucha que se demoran, dice el gitano. El otro flaco interviene, «Lo único que me preocupa es si van a entrar por aquí o por Recoleta». El ambiente es tenso, pasan patrullas de pacos y autos civiles con tenebrosos personajes. De pronto: Ahí vienen. Miramos hacia Avenida La Paz y a lo lejos se ve el cortejo fúnebre y más atrás unas micros llenas, con gente hasta en el techo y banderas rojinegras del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Saliendo por las ventanas. Giran por la rotonda y siguen rumbo a Recoleta. Rápidamente nos paramos, ¡Vamos por dentro! Entramos por la puerta principal, caminamos rápido por dentro del cementerio y alcanzamos a interceptar la gruesa columna de gente que ya ha comenzado su marcha a enterrar a Pablo. Las voces se hacen una sola y suenan estremecedoras, se me pone la carne de gallina: Pueeeblo, concieeeencia, fusil , MIR, MIR….Pueeeeeblo, concieeeencia, Fusil, MIR, MIR. Rostros con pañoletas, puños en alto. Una estruendosa explosión se escucha en el cementerio, una bomba de ruido. La multitud prorrumpe en aplausos y gritos: ¡Maroto cardenal, iglesia popular. Maroto cardenal, iglesia popular!. Agitando rítmicamente los puños, hay pacos armados con fusiles y cascos de guerra en actitud nerviosa, apuntan a la gente. La señora Luisa y Don Manuel piden silencio, hablan, están destrozados, entierran a su tercer hijo muerto después de perder a Rafael y Eduardo en 1985. Piden respeto por sus creencias, piden arrodillarse, tomarnos de las manos y rezar un padre nuestro. La multitud respetuosa se arrodilla y reza, sean creyentes o no. Yo por lo menos lo era. En los cuatro o cinco años siguientes centenas de jóvenes pagarán con sangre y cárcel su intento de torcer la nariz a la historia, evitar la salida institucional de la dictadura e insistir con la lejana posibilidad de una ruptura subversiva. Le llamaron a su batalla Guerra Insurreccional de Masas. ¿Te acuerdas de esos tiempos Ermitaño, cuando te conté que recogía los panfletos desperdiciados en el Gimnasio Manuel Plaza y los lanzaba en el centro de esta ciudad? ¿Te acuerdas de esos tiempos tu que estás en tu casa, ahora que la vida se la robó la normalidad? La noche cae en un calabozo de Santiago 1.
III. De vuelta a la máxima
El grupo TAR de Gendarmería se presenta, son tres gendarmes, a varios ya los conozco. Revisión exhaustiva de toda la ropa, genitales arriba, plantas de los pies, calcetines, zapatillas, piernas, torso, abre la boca, las palmas de las manos, detrás de las orejas. Grilletes de pies y manos, «Medidas largas» en lenguaje policial. Pasas la cadena por dentro del pantalón y cierran el grillete en el tobillo. «Te voy a poner en una sola pierna para que puedas caminar ¿De acuerdo?» De acuerdo. Chaleco amarillo y esposas en las manos. Recorremos de vuelta el primer pasillo. Una paramédico lleva un documento reglamentario. Nos vamos. Hablan por la radio «en camino con el dos seis Niemeyer, dirección Beta, máximas medidas de seguridad». Larga caminata por los pasillos subterráneos hasta la Zona de Transito. Breve estadía en un calabozo, se arman con una subametralladora Famae y una escopeta, y nos pasa a recoger el furgón. Salimos a Pedro Montt, es Sábado 27 de Abril alrededor de las 21:00 horas, miro por la estrecha ventanilla enrejada y en la calle no hay casi nadie. Se baja un funcionario armado y detiene el transito, el vehículo entra en marcha atrás y me sorprende ver a los funcionarios grabar el procedimiento. Estamos de vuelta en la unidad especial de alta seguridad, sección de máxima seguridad, nuestra pequeña Guantánamo.
Entrada laberíntica a «la máxima», los funcionarios hablan por citófono: «un ingreso» y la puerta electrónica se abre. Me recibe un sargento, revisa los papeles, de nuevo desnudarse, revisión de toda la ropa, de nuevo paramédico, ¿Tiene alguna enfermedad crónica? Si, meter la cabeza al water ¿Fuma, consume alcohol, drogas, toma algún medicamento? ¿Cuanto mide, cuanto pesa? De vuelta al sargento: «Bueno usted ya estuvo aquí, ya sabe como es el sistema, respetar para ser respetado».
Me destinan al primer piso, pasillo de especial vigilancia. Este lugar ya lo conozco, es un experimento humano. Abren la celda, entro, la cierran. Por lo menos al celda es limpia, hay tres frazadas (no moriré de frío) y la colchoneta es decente, así que no moriré devorado por los ácaros. Apenas los pacos se van, los presos comienzan a llamar «oe, el loquito que llegó», «qué pasa», «porque venís», «de dónde, qué paso, ah la media volá, mañana sale al patio». «Hermano, tenís hambre», me preguntan conocidos ladrones de bancos. «La verdad que sí», «calmao te voy a mandar un correo (14). Esto sí que es un clásico, la solidaridad de los presos. Me tiran el correo y me llegan 2 sándwiches de tomate palta y media botella de jugo. Doy las gracias, mañana nos vemos. Estoy hambriento y cansadísimo, prácticamente 48 horas que no duermo. Me siento en la colchoneta sobre la superficie de hormigón y me como los panes. Hago un salud con jugo de durazno y se lo dedico a los fascistas de internet….»que se pudran en la cárcel» digo y no puedo evitar reírme.
Me tiendo en la cama, veo la reja que cubre toda la cárcel, la torreta con sus troneras y sus potentes focos. Recuerdo cuando te decía «paso lo que pase, vamos a mirar el cielo, la constelación de Orión y la luna, y vamos a recordar este momento». Creo que te mentí, desde aquí el foco impide ver la luna y las estrellas. Se me cierran los ojos de cansancio, el sueño entra tibio, agradable, envolvente. Hasta que de nuevo estoy en los bosques y las montañas, ustedes me miran y se ríen, pequeño colibrí me apunta con su dedito «ile nuna» (mire luna) y le digo «si hijo, la luna», y de nuevo nos fugamos, ya no pertenezco a la prisión.
Por Hans Felipe Niemeyer Salinas
Finales de Mayo del 2013.
Cárcel de Máxima Seguridad.
Santiago, Chile.
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Notas:
(1) En Chile hay dos policías de carácter nacional, La policía de investigaciones (PDI) y la policía militarizada de carabineros de chile. Ambas tienen organismos especiales dedicados a la inteligencia política.
(2) “Pana”: Valor, Coraje
(3) EMOL: Portal de internet de “noticias” perteneciente al grupo Edwards dueño de la mitad de los periódicos en Chile.
(4) “Pau de Arara”: Tortura implementada sistemáticamente por las distintas policías y militares en dictadura y la continuidad del régimen. Consiste en colgar al detenido con sus pies y manos a un palo en altura durante largas horas, siendo golpeado.
(5) Parrilla: Tortura policial que consiste en amarrar al detenido a una catre de metal mientras se le pone corriente.
(6) Chacarillas: Cerro de Santiago, contiguo al cerro San Cristóbal hacia el oriente. Este lugar fue escenario al final de la década de los 70 de una ceremonia de la dictadura cívico militar en que participaron «representantes» de la juventud chilena entre los que estaba Chadwick. El acto, con una clara estética nazi, acompañado de antorchas tuvo un carácter fundacional del proyecto histórico y el modelo económico social que rige hasta el día de hoy.
(7) Marcos Vásquez Meza. Director general de la Policía de Investigaciones
(8) El 4 de Enero del 2013 mueren la pareja de ancianos latifundista y terratenientes Luchsinguer-Mackay producto de un atentado incendiario contra su fundo. Tras el desarrollo de estos acontecimientos, el Estado y sus ministros realizan campañas comunicacionales, congresos policiales, cumbres de inteligencia creando unidades especiales para militarizar el territorio mapuche, construyendo un verdadero frenesí antiterrorista.
(9) Achaba, achabarse: Asumir responsabilidad, reconocer un hecho.
(10) Pelo e’ choclo: Pendejos, cabros chicos.
(11) Ficha: Especie de curriculum de un delincuente o preso. un preso ficha es un preso de jerarquía y respeto.
(12) Carreta: Grupo de presos donde se comparte alimentos, conversación, se toma mate. Los presos se juntan en carreta por comuna, interés, lazos de amistad o familiares.
(13) Barretin: El barretin, ser embarretinado. Ser parte de la cultura carcelaria
(14) Correo: paquete enviado por los presos de celda a celda o a otro piso, amarrado por un cordel
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