Informe filtrado por la CIA y divulgado por El Mercurio probaría nexos entre Saif Khan y el talibán paquistaní. La información, publicada el sábado pasado en portada, cae como anillo al dedo al titular del Interior y su marcada crisis de credibilidad.
El documento, fechado 7 de noviembre de 2011 por la Agencia Central de Inteligencia, afirma que Khan habría tenido lazos “con la coordinadora terrorista Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP)”. La célula ha sido vinculada al fallido atentado con bomba en Times Square, el cual se produjo diez días antes de que Saif Khan fuera detenido en Chile por estar contaminado con trazas de explosivos.
«Khan con toda posibilidad tuvo contacto durante marzo de 2009 con Muhammad Shahid Hussain, el facilitador de la TTP y antiguo compañero de habitación de Faisal Shahzad (quien instaló el artefacto explosivo que no alcanzó a detonar en Manhattan)”, versa el texto.
El informe citado falla en explicar cómo se produjeron los acercamientos mencionados. Más adelante, la nota señala que el sirio Salah Eddin Al-Hallak, quien habría tenido contacto con Saif Khan durante su estadía en nuestro país, estaría conectado con un terrorista involucrado en los atentados de Atocha en Madrid.
«A fines de noviembre de 2010, Al-Hallak expresó interés de juntarse con otros sirios en Gijón, España, incluyendo a Safwan Sabah, un asociado de varios que fueron condenados por las bombas en los trenes españoles de 2004 (conocido como el 11/M)», cita El Mercurio del reporte desclasificado.
A estas alturas de un caso que ha sido desechado por el propio Ministerio Público, cuyas inconsistencias han sido develadas en numerosas ocasiones por medios tradicionales e independientes, sólo resta preguntarnos a quién favorece la aparición de esta noticia en la prensa escrita.
Los terroristas de la CIA
Comencemos mencionando que la prensa pakistaní informó en mayo de este año que la TTP, el talibán aludido en el medio de Agustín Edwards, estaba siendo en realidad comandado por la propia CIA. Esta acusación está respaldada por el General (R) Mirza Aslam del ejército paquistaní, y el General (R) Hamid Gul, ex jefe de inteligencia de la ISI, quienes afirmaron que “contratistas militares privados de EE.UU.” estaban conduciendo “actividades no oficiales a lo largo de Pakistán (…) incluyendo la participación de EE.UU. en ataques terroristas de falsa bandera que posteriormente son adjudicados a islamistas locales”.
“En febrero de 2011, el reportado jefe activo de la CIA en Pakistán, Raymond Davis, fue arrestado por la policía paquistaní después de haber disparado a dos hombres paquistaníes (…) Más tarde, no obstante, se supo que Davis no estaba contando toda la verdad. Davis fue descubierto con armas y equipamiento espía, y su registro telefónico indicó que había estado en contacto con el talibán paquistaní, también conocido como Tehreek-e-Taliban Pakistan”, reportó el periodista Wayne Madsen en octubre de este año.
Fuentes del medio paquistaní The Nation además sostuvieron que “agentes de la CIA se han infiltrado en redes del talibán y Al Qaeda, y han creado su propia fuerza de TTP”, atacando a “personal del Ejército, instalaciones de las fuerzas armadas, comercio, hospitales, escuelas y espacios públicos para desestabilizar a Pakistán”. El ex Comandante Regional de Punjab de la ISI, el Brigadier (R) Aslam Ghuman, también aportó información diciendo que “la agencia de espionaje israelí, Mossad, en convenio con la agencia india RAW, bajo directa supervisión de la CIA, planean desestabilizar Pakistán a cualquier costo”.
El que la CIA vincule a Saif Khan con uno de sus propios grupos de fachada, revitalizando así la injustificada histeria terrorista que emana desde el Ministerio del Interior, cae absurdamente en lo irrisorio.
Edwards al servicio del gobierno estadounidense
La complicidad del diario El Mercurio en montajes mediáticos, junto a sus estrechos vínculos con la inteligencia estadounidense, han demostrado ser claros a través de la historia. Investigaciones senatoriales prueban que el Comité 40, encabezado por Henry Kissinger, financió a Agustín Edwards con cerca de dos millones de dólares para influenciar la opinión pública en Chile.
“Un memorándum del renovado proyecto de la CIA concluyó que El Mercurio y otros medios de comunicación apoyados por la Agencia habían jugado un papel importante en la puesta en marcha del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que derrocó a Allende”, sostiene un informe del Comité Church de 1975.
Las campañas mediáticas de propaganda y desinformación fueron instaladas oficialmente en la CIA durante los años cincuenta. El programa fue conocido como Operación Mockingbird e incluyó la participación de cerca de 400 periodistas de medios como ABC, NBC, CBS, Time, Newsweek, Associated Press, United Press International (UPI), Reuters, entre otros.
“La CIA actualmente mantiene una red de cientos de individuos extranjeros alrededor del mundo que proveen inteligencia (…) e intentan a menudo influenciar la opinión mediante el uso de propaganda encubierta. Estos individuos proporcionan a la CIA acceso directo a un gran número de diarios y periódicos, múltiples servicios de prensa y agencias de noticias, estaciones de radio y televisión, editores de libros comerciales, y otros medios extranjeros”, destapó también la investigación de Frank Church en el Senado estadounidense.
No es casualidad que el informe de inteligencia sobre Saif Khan, el cual ya ha sido compartido con la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) en Chile, haya sido simplemente “desclasificado” por el medio de Edwards. En el pasado, el periódico también ha filtrado informes de la Dipolcar (Dirección de Inteligencia de Carabineros), los cuales han demostrado elucubrar teorías sin sustento para facilitar la realización de montajes.
“A través del diario El Mercurio se hizo una suerte de operación de inteligencia como la de Murdock en Inglaterra, donde junto a las policías ellos filtraban algunos informes (…) de tal manera que se creaba todo un ambiente en el país para condenar en una plaza pública a Saif Khan”, sostiene el abogado de DD.HH. de la CUT, Rubén Jerez Atenas.
Los paralelismos con el Caso Murdock van más allá de estas observaciones, puesto que la Dipolcar ya fue situada en el ojo del huracán en julio pasado luego de que dos ex Suboficiales de la institución uniformada, entre ellos el Suboficial Esteban Infante, revelaran la existencia de una red de espionaje telefónico a autoridades de gobierno, embajadores, senadores, diputados, abogados de DD.HH., dirigentes sindicales y periodistas, encabezada por la unidad de inteligencia que dirige el General Bruno Villalobos y cuyas prácticas ilícitas se remontarían a 2005.
Ante estas graves acusaciones, el gobierno de Sebastián Piñera no ha emitido comentario alguno. Es más, el actual General Director de Carabineros, Gustavo González Jure, se ha negado a realizar un sumario interno en la institución.
Los amigos que protegen a Hinzpeter
Fuentes señalan que Hinzpeter es “el hombre fuerte de Israel” en La Moneda, rol que explicaría su permanencia en el puesto. Debemos recordar que el Mossad tuvo incidencia directa en la detención de Saif Khan a través de su compañía de seguridad de fachada, Inter-con Security Systems, la cual presta servicios a la embajada de Estados Unidos en Chile.
En 2009, en medio del golpe militar que sacudió a Honduras, Inter-con Security Systems fue acusada de facilitar armas de asedio al régimen de Roberto Micheletti. Las acusaciones fueron tildadas por la Liga Antidifamación (ADL) como “anti-semitas”. Los dardos del gobierno de Manuel Zelaya también fueron dirigidos al dueño de Inter-con, el empresario y ex oficial del ejército israelí, Yehuda Leitner.
Según el libro “Israeli Foreign Policy” de Jane Hunter, Leitner proveyó armas a los Contras nicaragüenses durante los años ochenta. El trabajo de Leitner para el gobierno israelí a través de la International Security and Defense Systems (ISDS) es también abordado en “The Terrorism Industry”, publicado en 1989 por Ed German y Herry O’Sullivan.
Durante la investigación del Ministerio Público en torno a Khan, la empresa Inter-con se negó a prestar declaración invocando la inmunidad diplomática.
De acuerdo a fuentes reservadas, la complicidad de Hinzpeter en operaciones clandestinas del Mossad iría más allá del papel que jugó Inter-con en la presunta detección de trazas de explosivos sobre el estudiante paquistaní. El servicio de inteligencia israelí también habría mostrado interés por intervenir el teléfono del embajador de Pakistán, Burhanul Islam.
“Cuando sucedió lo del paquistaní, el ministro (Hinzpeter) nos pidió pinchar el teléfono del embajador de ese país”, reveló un Coronel activo de Carabineros a Panorama News. “Sabíamos que no podíamos realizarlo, así que tuvimos que cumplir a través de un pinchaje ilegal”.
Otro oficial que habría participado de las escuchas desde la Dipolcar, confirmó al medio de Patricio Mery que éstas fueron ordenadas desde el Ministerio del Interior. “Todo quedó registrado en una bitácora, en donde debíamos informar al Alto Mando sobre lo que hablaba el embajador. La prioridad era saber si (Alejandro) Navarro, el embajador y el joven, estaban coordinados, y si recibían instrucciones de países gobernados por la izquierda”.
No sólo en vista de su fracaso con el caso paquistaní, sino con el denominado caso bombas, el informe filtrado por El Mercurio pretende claramente reparar la imagen del titular del Interior.
Por otra parte, la reciente incorporación de la asesoría de William Bratton al gobierno prueba que Hinzpeter ha sido servicial a la introducción de los sistemas de terror que hoy sumen a Estados Unidos en un estado policial. El ex jefe de la policía neoyorquina no sólo se ha caracterizado por emitir falsas alertas terroristas en suelo estadounidense, sino que también posee vínculos con la CIA a través de la agencia de seguridad privada que preside, Kroll Inc., la cual se encuentra repleta de ex miembros de inteligencia.
Consultado sobre el peligro de “operaciones encubiertas” y “ataques de falsa bandera”, propiciados por la colaboración de las policías con servicios de espionaje como el Mossad, Bratton respondió en 2008 a un activista de WeAreChange: “No tengo preocupación por cooperar con la inteligencia israelí, son nuestros aliados, son los mejores del mundo en lo que hacen (…)”.
Entendiendo que una amenaza terrorista es la mejor excusa para arrebatar libertades, cabe permanecer alertas ante la revitalización de estas ridículas mentiras en los medios chilenos.
“Creo que necesitas un corazón grande para confesar que alguien cometió un error”, declaró Saif Khan en 2010, pocos minutos después de que la investigación fuera oficialmente cerrada por el Ministerio Público. “Ellos no tienen un corazón grande para decir eso, que cometieron un error, que sufrí siete meses por nada. ¿Cuál fue mi crimen en Chile? Nada. No cometí ningún crimen. Pero fui formalizado con la Ley Antiterrorista por el Sr. Hinzpeter. ¿Por qué? ¿Por ganancias políticas?”
*Para más información sobre el montaje del caso paquistaní, ver Caso Pakistaní: El fraude Hinzpeteriano.
Por Matías Rojas