Ricardo Soberón: “Hay que sentar las políticas de drogas en el respeto a los derechos humanos”

Para este abogado peruano la izquierda del continente debe dejar de reproducir las fracasadas políticas de drogas impulsadas por EEUU, sentándolas sobre los principios de derechos humanos y respeto de los usuarios

Ricardo Soberón: “Hay que sentar las políticas de drogas en el respeto a los derechos humanos”

Autor: Mauricio Becerra


Para este abogado peruano la izquierda del continente debe dejar de reproducir las fracasadas políticas de drogas impulsadas por EEUU, sentándolas sobre los principios de derechos humanos y respeto de los usuarios. También considera que despenalizar el consumo en un contexto neoliberal es un problema ético y que UNASUR sería una buena instancia para que los modelos que se ensayarán en Argentina empapen la región.

Ricardo Soberón Garrido es uno de los pocos investigadores en derechos humanos en Latinoamérica que un día decidió decir lo que sus pares no decían: que el problema del tráfico de drogas sólo se solucionará despenalizando su uso. Así, sin más, este abogado con un Master en Política Internacional en la Universidad de Bradford e integrante del  capítulo Drogas y Democracia del Transnacional Institut (TNI), se abocó a desenredar la trama y denunciar el escondido y a la vez evidente vínculo entre el narcotráfico y la militarización de la región andina.

Eso lo ha llevado a escribir libros como ‘La Amazonia en el nuevo (des) orden internacional’, ‘Asilo y fronteras’, ‘Ley, justicia y drogas’ y recientemente, junto a otros investigadores peruanos, ‘Hablan los diablos. Amazonía, coca y narcotráfico en el Perú; escritos urgentes’, en el que se da cuenta de los efectos de más de dos décadas de una guerra a las drogas que todos saben está perdida de antemano.

¿Qué relación podemos establecer entre el neoliberalismo y prohibición de las drogas?

– En Perú desde 1992 a la fecha se ha aplicado el neoliberalismo. Sus impactos son evidentes en la economía peruana, la que ha crecido cuantitativamente, pero no en forma cualitativa para la población peruana. Esto hace que gruesos sectores de la población, unas 15 millones de personas, fundamentalmente jóvenes, mujeres y potenciales migrantes, resultan ser carne fácil para involucrarse en alguno de los eslabones del comercio ilícito, como son las drogas. Adam Smith tendría que reconocer que así como el Perú ha logrado crecer en virtud del libre equilibro entre oferta y demanda, además ha logrado posicionar al país en el circuito internacional de la cocaína. No en vano se producen 302 toneladas métricas por año, según la ONU, de la que la policía peruana captura sólo 17. O sea, 285 toneladas circulan y salen de nuestro país. Eso nos indica una adaptación muy lograda del narcotráfico al modelo económico.

También los países latinoamericanos porfían en aplicar las políticas represivas propuestas por EEUU ¿Cuál es el efecto de seguir estas políticas centradas en la prohibición?

– Si contesto desde el lente de un analista político, los casos de Noriega en Panamá, Samper en Colombia, Fujimori en Perú o García Meza en Bolivia han sido perneados por el narcotráfico. Si hasta la familia del prohibicionista Álvaro Uribe tiene tentáculos familiares ligados a la familia de Fabio Ochoa y los grupos paramilitares de Antioquia. Si lo vemos desde los derechos humanos, vemos que las políticas de drogas promovidas han generado sistemáticas violaciones a los derechos de las personas en la vertiente oriental de los Andes. La guerra de baja intensidad librada a mediados de los ’90 en el  Chapare hoy se libra en el Putumayo.

¿Podríamos hacer una estimación de la importancia del narcotráfico en el PIB de los países andinos?

– En toda corriente oriental de los Andes que parte en la frontera de Venezuela con Colombia, la Amazonía, Ecuador, Perú y llegando al Trópico de Cochabamba, podemos encontrar que el 25% del PIB agrario está relacionado con la producción de drogas, unos 65 mil productores y unas 300 mil grupos familiares. ¿Cómo esto impacta en las otras fases del ciclo del narcotráfico? Creo que se derivan al sector de la construcción, servicios turísticos, juegos de azar, los que se han incrementado de manera bastante irregular. Creo que entre el 5 y el 8% del PIB puede estar comprometido con actividades ilícitas.

¿Toma en cuenta la economía informal en esa cifra?

– No, sólo estoy calculando la producción. Para dibujar el mapa del movimiento de la droga, no menos de 25 toneladas de cocaína son comercializadas en territorio peruano cada año. Hay un mercado grande; si el gramo se halla a 15 ó 20 soles (7 dólares).

CANNÁBICOS PERUANOS

¿Qué noticia nos puedes dar de los movimientos por la despenalización del cannabis en Perú?

– El movimiento cannábico hoy está comunicando a unas 400 personas a lo largo del país, los que han permitido sacar adelante una campaña pública destinada a los usuarios y a quienes quieran conocer más sobre el cáñamo. Ahora padres de familia y parientes de usuarios tienen información desprejuiciada y que no invoca infiernos respecto de los usos y precauciones que hay que tener con la ganja.

¿Cómo les ha ido en lo que respecta a la incidencia en las políticas públicas?

– Todavía es pobre la capacidad de influir en esta sociedad virreinal. Tenemos que pasar a una nueva etapa de mayor visibilidad, presentar un proyecto de ley y juntar firmas que lo respalden.

¿Qué problemas ve para que los sectores de poder acepten ese tipo de leyes más sensatas y no reproduzcan la cruzada en boga?

– Recuerdo que una vez estábamos en un desayuno de trabajo con la prensa extranjera y Rubén Vargas, un analista financiado por la Embajada norteamericana y sus subcontratistas. Cuando empecé a deslindar y sajar posiciones para que no se mezclaran nuestros argumentos, este tipo saltó inmediatamente y dijo ’claro: es que tú, Ricardo, no estás contra la droga, yo sí’. Eso es un sofismo y se ocupa, lo llamé a la calma diciéndole que es un tema de salud, que no venda cruzadas. Es una pelea dura que hay que dar en Perú, que si algo tiene en común con Chile es el nivel de conservadurismo respecto del tema. Algo tenemos que hacer en conjunto.

LAS NUEVAS POLÍTICAS

¿Qué le parece que las iniciativas de cambio de estas políticas de drogas provengan de fiscales y jueces, como es el caso de Argentina?

– Creo que los procesos constituyentes de Ecuador y Bolivia son un avance, sobre todo en Ecuador, que es donde se aborda el tema ya desde la salud pública. En Bolivia, si bien hay una pequeña confusión del MAS, creo que el pedir la despenalización de la hoja de coca es un avance importante. Los niveles democráticos en Brasil, Uruguay y Argentina dan que esperar cambios interesantes en los próximos meses; y en Chile y Perú se requiere el trabajo de organizaciones sociales para abrir fisuras en el tema. En Colombia hay que esperar que el uribismo no logre un triunfo electoral y se libere dicho país de la influencia de EEUU. Lamentablemente Chávez no ha observado el tema de las drogas de manera distinta a la clásica, algo que hubiésemos esperado de un socialismo del siglo XXI.

¿Qué problema tiene la izquierda del continente en abordar el tema de las drogas?

– Creo que la iglesia en la génesis de la izquierda latinoamericana es clave para entender la falta de voluntad y capacidad del ser humano para decidir sobre su conciencia. Eso ha permeado las ideologías de izquierda en todo el continente y nos impide posicionarnos de una manera distinta a la de los grupos conservadores. El discurso ideológico de 0 tolerancia alcanza a casi todos los cuentistas sociales, quienes catalogan el asunto de las drogas como un asunto puntual de salud mental. También está el caso de Cuba, donde se evidencia la formación jesuita de sus dirigentes, que ven el mal por fuera. Los regímenes de izquierda han sido ultra conservadores en este tema.

¿Legalización o despenalización?

– Absolutamente en contra de la legalización, porque distorsiona y oscurece el debate. Creo que hay que volver a configurar el mapa criminal peruano y darle un nuevo foco que identifique los problemas reales. Hay que ser preciso y un cambio en las agencias del sistema criminal para que no ocurra lo que sucede hoy: que un 60% de las detenciones por droga sean a consumidores. No hay legisladores que le quieran poner el cascabel al gato.

¿Es oportuna la declaración de Drogas y Democracia suscrita por ex presidentes considerando que cuando fueron presidentes aplicaron las mismas políticas?

– A César Gaviria le hicieron esa pregunta en México el año pasado y respondió que cuando fue presidente (mira lo hábil que resultan ser los políticos) estaba enfrentando la guerra del narcotráfico contra el Estado. Pablo Escobar era el enemigo número 1 del hemisferio, lo que lo obligó a tomar decisiones, aunque reconoció que para un político en ejercicio es difícil tomar decisiones de raíz.

¿Cuáles tomarías tú?

– Descriminalizar reduciendo el ámbito criminal y en simultáneo hay que regraduar las penas. De los 44 mil presos que hay en Perú, 16 mil son por tráfico de drogas.

¿Qué problema hay en despenalizar el consumo de drogas en un modelo neoliberal?

– Es un asunto simplemente ético. No me imagino un Estado democrático de mercado generando un modelo piloto de suministro regulado de cannabis. No veo a ningún hijo de la doctrina de Chicago implementándolo desde su despacho.

¿Qué caminos apuestas por seguir a nivel de la región?

– Creo que la instancia de UNASUR es adecuada para sentar nuevas directrices. Creo que la primera sería sentarla bajo los principios básicos de derechos humanos: Ninguna política de drogas puede afectar derechos como la salud, la vida, la libertad individual, de asociación, participación política, derechos sindicales para los campesinos de cultivos declarados ilícitos, usos culturales y derechos económicos y sociales como el funcionamiento del desarrollo alternativo, transparencia y participación en la toma de las decisiones.

LO QUE DEBES SABER SOBRE LA LEY PERUANA SI CONSUMES DROGAS:

Las legislaciones peruanas sobre drogas desde 1978 han ido in crescendo en  normatividad. Hoy penaliza todos los actos, excepto el consumo y cultivo, con 12 años de penalidad. Además tiene un sistema de agravantes que alcanza a los 15 o 18 años; una tasación de sustancias y cantidades, que en el caso de la cannabis es de 0 a 8 gms, dosis personal; de 8 gms. A 100 gms, pequeño traficante; y de 100 para arriba narcotraficante. El problema es que la policía en Perú te puede detener por hasta 24 horas y si es por tráfico y terrorismo puede alcanzar los 15 días. Otra cosa es que el  nivel de corrupción es alto.

INFO MOVIMIENTO CANNÁBICOS PERÚ: http://www.legalizaperu.tk/

Por Mauricio Becerra R.

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