El 1 de noviembre, el santoral recuerda a Todos los Santos, es decir a todos aquellos que han muerto. Parte de éstos correspondían a personas que perecieron producto de accidentes de tránsito en calles, avenidas y carreteras, u otros hechos trágicos que son perpetuadas por sus familiares a través de las llamadas “animitas”.
Estas tradicionales estructuras que buscan honrar el alma de estos fallecidos en forma violenta, muchas veces se ubican en lugares donde se pretenden desarrollar proyectos viales, urbanos o medioambientales. De esta forma, se requiere remover las animitas, con el consiguiente dolor de los deudos.
Considerando esta situación, los senadores Isabel Allende, Francisco Chahuán, Alfonso De Urresti, Adriana Muñoz y Fulvio Rossi presentaron un proyecto de acuerdo, por medio del cual solicitan a los ministerios de Obras Públicas, de Vivienda y Urbanismo, de Medio Ambiente y de la Cultura, considerar un tratamiento respetuoso a estas expresiones de devoción popular que se remontan a tiempos coloniales como resultado del sincretismo entre la religión católica y el culto de los pueblos originarios a sus antepasados.
La propuesta se encuentra en tabla, por lo que podría ser votada en la Sesión Ordinaria de la próxima semana.
Cabe recordar que las animitas suelen tener la apariencia de casetas o grutas que asemejan a pequeñas iglesias. Por lo general, se encuentran rodeadas de velas y placas metálicas que instalan personas que agradecen “los favores concedidos” por los fallecidos en esos lugares.
Aunque estas expresiones no han sido cuantificadas en el país, es posible hacer cierto cálculo si se estima que se registran unas mil 600 muertes al año en la vía pública producto de choques y atropellos.