Simulacro de fusilamiento frente a la Esmeralda: Estado deberá indemnizar a universitaria torturada por la Armada

El fisco fue condenado a pagar una indemnización de $15.000.000 por concepto de daño moral, a una estudiante universitaria que fue detenida y torturada por efectivos de la Armada en 1973.

Simulacro de fusilamiento frente a la Esmeralda: Estado deberá indemnizar a universitaria torturada por la Armada

Autor: Leonardo Buitrago

El Séptimo Juzgado Civil de Santiago condenó al fisco a pagar una indemnización de $15.000.000 por concepto de daño moral, a una estudiante universitaria que fue detenida y torturada por efectivos de la Armada en 1973, en la ciudad de Valparaíso, durante la dictadura de Augusto Pinochet.

En el fallo (causa rol 3.454-2022), la magistrada Mindy Villar Simón rechazó las excepciones de reparación integral y prescripción deducidas por el fisco, tras establecer que la víctima de iniciales M.E.D.A. fue víctima de un crimen de lesa humanidad, imprescriptible tanto en sede penal como civil.

Simulacro de fusilamiento frente a la Esmeralda

Según el relato de la víctima cuando se produjo el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, el 11 de Septiembre de 1973, tenía 22 años, vivía en Valparaíso, estudiaba Educación Física en la Universidad de Chile, y era simpatizante de izquierda.

Ese día, alrededor de las 10 de la noche llegó una patrulla de marinos por delante de la casa, y aunque intentaron arrancar por el patio, los tenían rodeados con metralletas. Los sacaron a la calle, tirados en el cemento con las piernas abiertas y las manos en la nuca, les revisaron el cuerpo y los tuvieron así alrededor de dos horas hasta que llegó un bus Mitsubishi, donde les hicieron hincarse y poner la cabeza encima del asiento, para que nadie pueda ver que iba gente en el vehículo.

Posteriormente, llegaron al molo de abrigo en el puerto de Valparaíso, donde bajaron a todos con las manos en la nuca. Allí, les hicieron simulacro de fusilamiento y luego los llevaron en fila hacia el interior del molo, allí quedaron las mujeres sentadas en el suelo con las manos en la nuca una tras otra, frente al buque escuela Esmeralda, a donde fueron llevadas encañonadas por efectivos de la Armada.

Acto seguido M.E.D.A, fue llevada a una una cabina con muchos camarotes, donde se enconrtraban otras estudiantes y dirigentes comunistas. Allí le hicieron hacer flexiones y también les tendieron en
las camas con las manos en la nuca, y les pasaron n la bayoneta por la espalda, mientras les gritaban e insultaban.

Según consignó la sentencia, la víctima relató que se le acercó un oficial de 1,75 de altura, ojos claros, pelo castaño y ondulado, y le llevó a los baños, y con la punta de la bayoneta le tocó los botones de su blusa diciéndole que se la saque. Ahí la llevó de vuelta a los dormitorios junto con las demás, donde pasaron la noche entre gritos, insultos y amenazas con bayonetas por la espalda.

A la mañana siguiente, la llevaron a la Academia de Guerra, donde fueron interrogadas con gritos y amenazas sobre las armas, dónde las tenían escondidas y qué planes de ataque tenían. Allí los dtenidos pasaron la noche, en una sala y sentados en el suelo. Al día siguiente en horas de la noche, la estudiante fue llevada a la comisaria y alrededor de las tres de la mañana fue sacada, junto con otras mujeres, por un carabinero quien las llevó por una escala caracol hacia un tercer piso. Pensó que la iban a violar o matar, y le invadió un miedo terrible.

Al llegar a la oficina del Mayor, éste les preguntó tenían hambre, y ante la afirmativa, pidió al carabinero que les trajera café y sándwiches. Cuando se quedaron a solas, les mostró una botella de vino Chanti y les dijo que tomarían vino porque al amanecer los marinos las iban a matar, por lo que M.E.D.A. le respondió que si iban a morir, «lo íbamos a hacer sobrias y dignamente, así que nada de vino.»

El Mayor en estado de embriaguez, le preguntó si era comunista o simpatizante, y ella le respondió que era estudiante de Educación Física en la Universidad de Chile, entonces le preguntó si conocía a Jorge Olave, a lo que le respondió que sí, ya que es presidente de la Federación de estudiantes. Acto seguido, les mostró fotos de su mujer e hijo, y además les mostró una pistola y se la pasó emocionado, «porque esa pistola chiquita con cacha de nácar se la había regalado el Presidente Allende»,

En esos momentos entró un carabinero. y el Mayor dijo que quería que ellas durmieran en su catre de campaña, por lo que los uniformados le dijeron que se acostara y que ellas se iban a quedar tranquilas allí cerca de él.

«Él se quedó dormido de una vez, peromuertas de miedo sin otra cosa que esperar que subieran los carabineros o los marinos», indicó la sentencia.

Posteriormente, cerca de las 6 de la mañana vino un carabinero y las llevó de vuelta a las piezas de encierro, al mediodía les hicieron una ficha y las dejaron libres.

Sin embargo, al día los carabineros llegaron a su casa a y la trasladaron al buque Lebu, dinde le cortaron el pelo, toda la parte izquierda de la cabeza y luego la llevaron a una cabina con varios camarotes.

En dicho lugar la interrogaron con pistola en la mesa, gritos y cachetadas, y luego la fueron a dejar a una pieza sola en la parte más profunda del barco. Al anochecer la llevaron de vuelta a la cabina con el resto de las mujeres y estuvieron varios días más allí.

Según la resolución, M.E.D.A fue dejala libre el día 21 ó 22 de septiembre.

Volvió al molo de abrigo a los días después a tratar de recuperar su cartera con sus documentos de identidad que se los habían quitado en la Esmeralda, pero el marino que estaba de guardia en la entrada le respondió que no estaban.

Después de averiguar en el buque escuela, supo que su libertad estaba condicionada y tenía que ir a firmar a la fiscalía dos veces por semana, luego una vez por semana a la comisaria del Cerro Barón durante 6 meses.

Al poco tiempo después le comenzaron unos dolores muy grandes en las piernas y no podía subir escalas.

Trumas y secuelas de las torturas

Otro episodio narrado en la sentencia ocurrió el 5 de abril de 1975. Al terminar su jornada laboral, la estudiante fue a almorzar con un amigo, y cuando estaban en el segundo piso del restaurante se le acercó un hombre que la detuvo y la subió a un Fiat 600 rojo.

Acto seguido fue llevada al cuartel Silva Palma, donde estuvo 6 días con la vista vendada, periodo en el que fue interrogada y le aplicaron coriente eléctrica en el pecho. Su declaración la salvó de ir a la cárcel.

En la sentencia,M.E.D.A. narró que en el año 1974 dio nuevamente la Prueba de Aptitud Académica, ya que le habían expulsado de la Universidad, pero nuevamente no la dejaronn incorporarse.

En mayo de 1977 decidió partir a Suecia, ya que en Chile ya no tenía posibilidad de seguir estudiando. En dicho país le hicieron muchas investigaciones médicas para detectar el problema a sus piernas ya que continuaba sin poder subir escalas porque le producía mucho dolor y sól podía usar taco bajo.

Aparte, tampoco dormía bien, y tenía pesadillas en que la perseguían con cuchillos para matarla. No le encontraron nada biológico, pero se mantuvo con ese dolor años y años. La mandaron también a un tratamiento de la Cruz Roja, en el programa de ayuda a presos políticos y torturados, allí la trataron varios años por Síndrome Post Traumático, producto de las veces que M.E.D.A. estuvo presa.

Estado deberá indemnizar a universitaria torturada por la Armada

En su resolución, el tribunal determinó que «atendido los hechos asentados y considerando la gravedad de las violaciones a derechos humanos tan esenciales como la libertad y la integridad física y psíquica a que fue sometida la demandante con motivo de su detención, tortura y prisión política por quien está llamado constitucionalmente a resguardarlos, la angustia de temer por su vida, el hecho de hallarse en un estado de vulnerabilidad, el dolor, las amenazas y el daño físico y psíquico provocados, que importa un sufrimiento corporal y psíquico que se constituye como un dolor de la persona constitutivo de daño moral, el cual debe ser resarcido».

La resolución señaló que las «circunstancias de la época naturalmente incrementó dicha aflicción, siendo detenida la actora cuando era muy joven cuyas secuelas psicológicas son de aquellas que perduran de por vida, truncando el normal desarrollo, debido al actuar ilegal llevado a cabo por agentes del Estado».

“De esta manera, el daño moral ocasionado a la demandante no es sino una consecuencia inmediata y directa de la detención, torturas y prisión política cometida por agentes del Estado, secuelas psicológicas y emocionales que han permanecido a lo largo de los años”, indicó.

Para el tribunal: “(…) habiéndose determinado la existencia del daño moral sufrido por la demandante y la responsabilidad del Estado de indemnizar este, corresponde fijar su cuantía en dinero, para lo cual el tribunal considerará el mérito de los antecedentes aportados al proceso, fijando el quantum indemnizatorio conforme a la entidad y naturaleza del daño ocasionado a la víctima que permita en algún modo reparar, mitigar o ayudar a sobrellevar el dolor causado por el hecho ilícito asentado, como la revictimización causada a causa de la exposición posterior de los hechos, lo que se hará prudencialmente, ante la imposibilidad de fijar con alguna exactitud y certeza la suma que sirva a esos objetivos, a fin de cumplir con el principio de reparación integral que rige en la materia”.

“Así las cosas, el tribunal regulará la cuantía del daño moral en la cantidad total de quince millones de pesos ($15.000.000)”, ordenó el Séptimo Juzgado Civil de Santiago.

“Que, la suma ordenada pagar deberá reajustarse conforme a la variación del Índice de Precios al Consumidor desde que la sentencia se encuentre ejecutoriada; y, respecto de los intereses, estos se devengarán a partir de la fecha en que la parte demandada se constituya en mora”, concluyó.

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