El 24 de junio de 2022, cientos de personas, la mayoría solicitantes de asilo sudaneses que huyen de la brutal violencia en su país, intentaron cruzar la frontera entre Marruecos y España para ingresar en el enclave español de Melilla, situado en el norte de África.
Al menos 23 personas murieron y 77 desaparecieron en una de las tragedias más mortíferas registradas hasta la fecha en un intento de entrada en Europa.
Los estremecedores videos que se publicaron entonces en las redes sociales mostraron una extrema violencia por parte de los agentes policiales, y a multitud de cuerpos atrapados y aplastados, sin distinguir los muertos de los heridos.
Según la versión marroquí, los fallecimientos se produjeron por aplastamiento durante la propia avalancha y por caídas desde lo alto de la alambrada, mientras que en España la polémica se centró en si hubo un uso desproporcionado de la fuerza y si se produjeron devoluciones en caliente (sin los procedimientos debidos), prohibidas por la legislación internacional.
El ministro del Interior de España, Fernando Grande-Marlaska, reiteró en varias ocasiones que «no hubo ninguna muerte, ninguna persona fallecida en territorio nacional español» y que toda la actuación de las fuerzas de seguridad estuvo dentro de la legalidad.
Cinco meses después de esta tragedia, una investigación periodística internacional dirigida por ‘Lighthouse Reports‘, en las que participan Le Monde, El País, Der Spiegel, The Independent y Enass Media, analizó 145 videos, principalmente imágenes de cámaras de móviles, y habló con 40 testigos, entre ellos policías, para averiguar cómo un intento de buscar protección en Europa llevó a tantas personas a una muerte violenta.
También reconstruyeron en 3D el cruce fronterizo y la zona circundante.
Los resultados desmontan la versión del gobierno de Pedro Sánchez: arrojan luz sobre lo ocurrido los días previos a la tragedia, la forma en la que procedieron las autoridades, y demuestran que al menos una persona falleció en el lado español de la frontera.
Qué ocurrió los días previos
Los testigos contaron a los periodistas que días antes de la tragedia las autoridades marroquíes allanaron las montañas donde se alojaban personas que esperaban cruzar la frontera e impidieron que los comerciantes les vendieran alimentos. «Aparecían cada mañana sobre las 7:00 y las 8:00 horas y nos echaban del bosque y nos provocaban heridas», explicó Ameen, un refugiado de Sudán de 27 años.
Según los relatos, les dejaron sin agua ni alimentos, y el 23 de junio les amenazaron con un ultimátum de 24 horas para abandonar las montañas.
El día de la tragedia
Al día siguiente, cientos de personas se dirigieron al puesto fronterizo de Barrio Chino, cerrado desde hace más de dos años. Las imágenes muestran que los agentes les estaban esperando y no intentaron detenerlos.
Muchos treparon el muro del puesto fronterizo y entraron en un espacio cerrado todavía en el lado marroquí, mientras los agentes de ese país rodeaban la zona dejándoles atrapados. Los investigadores calculan que la Policía marroquí disparó al menos 20 botes de gas lacrimógeno en menos de 10 minutos en ese lugar cerrado, mientras las personas intentaban desesperadamente abrir la puerta de acceso al lado español.
«Estábamos allí sin poder salir, rodeados de personas heridas. Era como la guerra, con humo y tirándonos piedras», relató Bashir, un refugiado de Sudán.
Finalmente, consiguieron abrir la puerta y en ese mismo momento entró la Policía marroquí al interior del recinto. Las personas se precipitaron hacia la puerta y se produjo la estampida. Algunos quedaron aplastados en territorio español. La Policía marroquí y la Guardia Civil española continuaron golpeando a la gente con porras a ambos lados de la frontera.
Al menos un muerto en el lado español
En uno de los videos analizados se ve a Abdul Aziz Yacoub, de 27 años y conocido como Anwar, tirado en suelo español rodeado de cuerpos inertes. Los agentes marroquíes intentan arrastrarle hacia su lado y uno le toca el pulso. «Está muerto», se le escucha decir.
Uno de los supervivientes aseguró que fue testigo del fallecimiento de Anwar, cuya familia no ha recuperado el cuerpo.
Fuente: RT.