Lautaro Blengio vive en Miramar. Tiene 17 años, es presidente del centro de estudiantes de la Escuela Media N.º 1 Rodolfo Walsh. Es activista gay y fue uno de los organizadores de la primera Marcha del Orgullo LGBTIQ en su ciudad natal el pasado mes de febrero. Lautaro está terminando la secundaria, y cuenta su mamá, Patricia Cachenelensson, que esto viene pasando desde hace más de dos meses. «Esto» es el hostigamiento policial cotidiano al que Lautaro, en tanto que activista visible, está expuesto.
La policía suele detenerlo, le revisa la mochila, se burla de su cresta, de su cuerpo, de que es «maricón». «Sabemos cómo son los pibes como vos», le dijeron en uno de esas tantas requisas que tuvieron lugar después de realizada la marcha. ¿Cómo son?
El lunes 14 de marzo dos policías de civil lo llevaron al vivero dunícola Florentino Ameghino, donde lo torturaron y amenazaron de muerte.
El día anterior, siete policías detuvieron y requisaron, sin motivos, a Lautaro y sus amigos, cuando volvían de bailar. Lautaro les dijo que él conocía sus derechos y que no podían tratar de esa forma a un grupo de menores. La reacción de uno de los oficiales fue agarrarlo del cuello, golpearle la cara contra uno de los patrulleros, mientras le decía «Pendejo, te voy a desfigurar la cara a piñas y te voy a tirar en el vivero».
Al día siguiente, el policía cumplió con su amenaza. Mientras Lautaro volvía de la escuela, desde un auto, dos policías de civil le apuntaron con un arma, lo obligaron a subir y, encapuchado, lo llevaron al bosque. Ahí lo golpearon, le apagaron cigarrillos en el cuerpo y lo cortaron con una navaja. Uno de ellos le cortó una cruz en el pecho y le dijo «ahí te voy a fusilar».
Tras aproximadamente una hora, le pegaron reiteradas veces en el estómago, hasta que cayó al piso. Le apagaron un último cigarrillo en la frente y se fueron.
Esa misma tarde, Lautaro se presentó en la fiscalía de Miramar, junto con sus padres. Realizó la denuncia por privación ilegítima de la libertad y apremios ilegales.
La fiscal ordenó una custodia de prefectura naval para Lautaro y su familia, quienes ya habían presentado dos Hábeas Corpus, porque desde el verano pasado el joven era perseguido por la policía. Ambos habían sido rechazados por «inconsistentes». Por miedo a represalias por parte de la policía bonaerense, la familia considera mudarse fuera de Miramar.