A la edad de 23 años un tercio de los estadounidenses ya cuenta con uno o varios arrestos en su historial, según la Academia Americana de Pediatras. Sin embargo, los expertos no atribuyen el fenómeno a una intensa criminalidad juvenil. Según ellos, la causa es la legislación más estricta en casos como escándalo público o la posesión y consumo de sustancias prohibidas. Las detenciones por faltas menores de tráfico fueron excluidos del estudio.
Los médicos advierten que el problema puede hacer necesaria la intervención por parte de los pediatras. Relacionan las experiencias de arresto con efectos a largo plazo tales como «comportamiento violento» y «conductas antisociales». Insisten en que este tipo de datos debe tomarse en consideración a la hora de chequeos médicos regulares, lo que permitiría beneficiarse tanto al paciente como a toda la sociedad.
Como solución al problema la Academia ve también la intervención de los pediatras. Los médicos subrayan que los mayores factores de riesgo que suelen llevar a arrestos de los jóvenes son los desacuerdos o abusos en la familia, la conducta hiperactiva o una baja concentración. Acentúan que todos estos factores son identificables. Insisten en que llevar a un niño al médico a una edad temprana permite dirigirlo a programas especiales de tratamiento, lo que reducirá el riesgo de un comportamiento antisocial.
La población carcelaria de los EE. UU. hoy en día es de unos 1,6 millones de personas, según la cifra del Gobierno. El Departamento de Justicia detalla que la mayoría son varones de origen afroamericano: «Pasan por prisión a un ritmo más de seis veces mayor que el de los varones blancos no hispanos y 2,6 veces mayor que el de los varones hispanos».
Conforme datos del FBI y del Departamento de Justicia, en 1970 en Estados Unidos los internos en prisiones federales por crímenes no violentos relacionados con drogas eran 3.384 y los que cumplían penas por otros crímenes sumaban 17.302. El año 2005, el grupo mayor que incluía condenados por crímenes violentos aumentó en 294%, en tanto que el grupo de autores de conductas relacionadas con drogas aumentó en 2.588%.
Considerando el total de presos en Estados Unidos, que al 30 de junio del 2009 eran 2.297.400 personas, o sea, 748 presos por cada cien mil habitantes. Claro que si se considera solamente los hombre afroamericanos esa proporción se eleva a 4.749 presos por cada cien mil habitantes.
“Si se quisiese una evidencia más del componente nítidamente racista del sistema penal norteamericano, basta pensar que en el régimen más racista de la historia moderna, en 1993, plena época del apartheid, en África del Sur se encarcelaba a 851 hombres negros por cada cien mil habitantes”- destacó a El Ciudadano la jueza brasileña María Luísa Karam.
Actualidad RT – El Ciudadano